Revista Mundo animal

Animales a la cárcel

Por Alvalufer

Buscando por Internet me he encontrado con una lista en el 20 minutos con  curiosisimos casos de juicios de animales, algo tan extravagante que no he podido evitar ponerlo en el blog. No sé si serán verdad o no, por eso invito a los lectores a que aporten más casos si conocen, corrijan lo que está mal o si saben de libros que traten estos temas que los propongan. En muchos de estos casos todo es digno de comedia. Al parecer este hecho ha sido común hasta parte del siglo XX y en algunos países los animales pueden ser arrestados. Todos lo días se puede aprender algo nuevo, esta entrada  podeis tomarósla como un punto de comedia en vuestro quehacer diario o como un enfado de lo absurdo de las cosas que podemos llegar a hacer, desde luego no tiene desperdicio.

La cerda de Falaise


Cerda de Falaise: Era frecuente que en las aldeas y ciudades medievales los puercos anduvieran sueltos, lo que dio lugar a algunos casos de ejemplares que devoraban a bebés cuyas madres habían dejado solos, de forma imprudente, en las puertas de sus casas. El incidente más célebre fue el de la cerda de Falaise. Era frecuente que en las aldeas y ciudades medievales los puercos anduvieran sueltos, lo que dio lugar a algunos casos de ejemplares que devoraban a bebés cuyas madres habían dejado solos, de forma imprudente, en las puertas de sus casas. El incidente más célebre fue el de la cerda de Falaise, en 1386, un suceso que ha trascendido a la posteridad gracias a que todos los detalles fueron recogidos minuciosamente para la posteridad por un escribiente local, Guiot de Montfort. Una marrana bien rolliza fue acusada de infanticidio por matar a un niño devorándole el rostro y los brazos. El noble local, el vizconde Pere Lavengin, ordenó celebrar un proceso en el que el animal fue condenado a muerte. La cerda fue conducida al patíbulo disfrazada con ropas de persona, y el verdugo le amputó los brazos y el morro, tal y como ella había hecho con su víctima. Luego fue colgada por los cuartos traseros hasta morir, cosa que sucedió pronto, ya que la sangre manaba de sus heridas como si se tratara de grifos abiertos. Finalizada la ejecución, el populacho desmembró al animal y celebró una parrillada. Pero lo más grotesco fue que se obligó a los granjeros a llevar a sus cerdos a que presenciaran la matanza, para que les sirviera de escarmiento. Oso procesado por asesinato: En 1685, un oso que destrozó a un hombre en Holanda fue procesado por asesinato. Su abogado trató de anular el juicio diciendo que el animal tenía derecho a ser juzgado solo por un tribunal compuesto por osos. Su alegato fue desestimado. Burro arrestado: En julio de 2009, la policía de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado mexicano de Chiapas, encarceló a un burro que había pateado a dos viandantes. “Aquí, si alguien comete un delito, lo paga”, dijo el alcalde, y el animal fue a prisión hasta que su dueño pagó la multa. Ratones juzgados: n agosto de 1487, una multitud de campesinos de la comarca francesa de Autun acudió al obispo Jean Rolin para pedirle que intercediera ante Dios para acabar con una plaga de ratones que estaba arrasando sus campos. Monseñor ordenó a los párrocos de la comarca que salieran a los campos para conminar a los roedores a que abandonaran el lugar; en caso contrario, se expondrían a la ira del Altísimo. Pero las exhortaciones de los religiosos no tuvieron efecto alguno, y los ratones siguieron a lo suyo, devorando las cosechas.
Las crónicas (recogidas por el historiador Michel Pastoureau en su Historia de los juicios medievales) cuentan que monseñor, iracundo al ver cómo aquellos animaluchos le desafiaban, ordenó que fueran juzgados por herejía.

Como en todo proceso, hubo un abogado defensor, el joven letrado Barthélémy de Chassanée, quien, por el ingenio que demostró en este juicio, llegó a convertirse en uno de los juristas más célebres de su tiempo. El esforzado defensor pidió un aplazamiento porque sus clientes, los ratones, eran tan numerosos y vivían tan dispersos por todo el territorio que un solo auto de emplazamiento clavado a la puerta de la catedral no servía para avisarles de la celebración de la vista. Por eso, los sufridos sacerdotes de la diócesis tuvieron que salir nuevamente a los campos, esta vez a leer en voz alta el auto procesal para que los roedores estuvieran avisados. Convocado nuevamente el tribunal un més después, los ratones seguían sin comparecer en la sala, por lo que el letrado solicitó un aplazamiento más, argumentando esta vez que los gatos sueltos por el territorio impedían que sus clientes salieran de sus escondites. Nuevamente, su petición fue aceptada. Chassanée logró retrasar el juicio en seis ocasiones con los pretextos más peregrinos, hasta que las autoridades eclesiásticas suspendieron finalmente aquel absurdo proceso.

Termitas que ganan juicios: Una colonia de termitas que en 1752 fue llevada a juicio en Brasil por haber semidestruido el monasterio de unos frailes franciscanos. El abogado de las hormigas argumentó que los insectos habían vivido en aquel lugar desde siglos antes de la llegada de los misioneros y colonizadores portugueses. Su alegato fue aceptado, y finalmente fueron los frailes quienes tuvieron que mudarse y dejar a las termitas como señoras de su antiguo asentamiento. (Jan Bondeson relata en su libro La sirena de Fiji) Loro acusado: En 1793, durante la Revolución Francesa, un loro que pertenecía a dos nobles damas fue acusada de contrarrevolucionaria por gritar desde una ventana: “Viva el rey, vivan nuestros sacerdotes”. El pájaro fue condenado a ser reeducado por Madame Le Bon, la célebre mujer parisina que contemplaba las ejecuciones tricotando, y que enseñó al loro a blasfemar y a decir obscenidades. Perros condenados a muerte: en 1379, en el pueblo belga de Saint-Marcel-le-Jeussery, una jauría de perros hambrientos, entre los que se encontraban varias crías, atacó la casa de un lugareño y mató a su hijo de corta edad. Los animales fueron capturados, juzgados y condenados a muerte. Pero el sacerdote local, Hubert de Poitiers, intervino ante el tribunal para pedir clemencia para las crías, y lo hizo alegando a su favor que habían sido malcriadas por los canes adultos. Los jueces se mostraron comprensivos e indultaron a los perritos. Perro arrestado: Principios del siglo XIX. Madrid. Un perro pasea por la villa con un cartel colgado al cuello en el que se lee “Soy de Godoy. ¡No temo a nada!”. El “ Príncipe de la Paz”, ofendido por la velada acusación de prepotencia que porta el can manda su arresto y, a falta de encontrar al dueño, ordena su ingreso en prisiones militares. Cerda condenada: En 1498, en Charone, Francia, se condenó a una cerda a ser muerta a palos por haber mutilado la cara de un niño. La sentencia definía también que la carne de la cerda debía ser entregada a los perros del pueblo y que el propietario del animal y su esposa tenían que acudir en peregrinación a la Iglesia de Nuestra Señora de Pontoise trayendo un certificado del cumplimiento de esta sentencia. Aquí os dejo el enlace por si quereis ver más:

http://listas.20minutos.es/lista/animales-enjuiciados-y-encarcelados-85034/

http://listas.20minutos.es/lista/animales-enjuiciados-y-encarcelados-ii-300726/


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