El universo creado por J.K. Roling para Harry Potter se resiste a dejar la gran pantalla con el final de la archifamosa saga que tanto rédito ha aportado no sólo en lo estrictamente económico. Utilizar todo un mundo de posibilidades con otras aventuras y otros personajes era demasiado tentador, y el postre para aquellos que les cuesta pasar página viene con esta historia por entregas, claro está, que comenzó con Animales fantásticos y dónde encontrarlos, y tiene ahora su continuación en Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald. Y sólo es la segunda...
La fórmula mágica, nunca mejor hilvanado, reside en un presupuesto más que holgado bien invertido en desplegar esa ambientación de mundo de fantasía que tantísimos adeptos ha conseguido por todos sitios ya desde los mismos lectores hasta los incondicionales de las películas. Y exceptuando algún que otro maquillaje, los efectos logran su propósito y transportan al espectador muy lejos de la butaca del cine, que es justo la idea. Puestas las bases escenográficas y bien asentadas, toca rellenar dicho escenario con unos personajes que a lo Harry Potter se debatan entre el bien y el mal para salvar todo lo salvable, incluidos los pobres humanos de a pie que nada saben de todos los peligros que les rodean. Para ello el reparto es de superlujo, con intérpretes fuera de toda duda como nada menos que Eddie Redmayne (oscar bajo el brazo incluido), Jude Law (que interpreta a un Albus Dumbledore joven inmejorable que supera toda expectativa), o Johnny Depp encarnando a un malo que fácilmente se podría ir por la senda de la opereta sobreactuada y sin embargo se muestra comedido y convincente.
¿Cuál es entonces el problema, que lo hay con llamativas evidencias, entre tanto mimbre de exuberante calidad? David Yates (hablando de exuberancias) no logra captar con su narrativa farragosa fruto de un guion de transición (segundas partes…) y confuso que ya de por sí viene enlazado con una película anterior igualmente farragosa que enganchaba poco al respetable. Si vamos engordando la bola de nieve de esa forma, acabaremos asistiendo a un espectáculo de magia en el que se pelean buenos y malo, y no sólo se nos escapará el resto del argumento, sino que ni siquiera importará un pimiento morrón.
No se nos puede quedar en el tintero para ser justos una solvente banda sonora que también impregna de magia por parte de James Newton Howard, otro grande en esto, con acordes nuevos mezclados con reminiscencias de la música del Harry Potter originario.
Aprovechen pues los nostálgicos sensiblones la cercanía de fechas propicias para ver en familia (o no, que parece que nada se haya diseñado para personas que vivan solas) algo que te anime a ser más cándido de lo habitual, que por una vez al año no pasa nada, pero absténganse, eso sí, los descreídos que busquen en el cine un buen rato de diversión de calidad que atraiga su interés durante más de dos horas.
Dirección: David Yates. País: Reino Unido. Duración: 134 min. Título original: Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald. Género: Fantástico. Aventuras. Magia. Secuela. Intérpretes: Eddie Redmayne, Jude Law, Katherine Waterston, Johnny Depp, Zöe Kravitz, Ezra Miller, Alison Sudol, Callum Turner, Dan Fogler, Claudia Kim, Ólafur Darri Ólafsson, Kevin Guthrie, Derek Riddell, Ingvar Eggert Sigurdsson, William Nadylam, David Sakurai, Brontis Jodorowsky. Guion: J.K. Rowling. Música: James Newton Howard. Fotografía: Philippe Rousselot. Productora: Warner Bros. / Heyday Films. Estreno en España: 16 noviembre de 2018.