Revista Opinión

Ánimos, Ángela

Publicado el 14 mayo 2014 por Carmentxu

Ángela Merkel, la mujer con más peso en Europa, se ha propuesto reducir talla y cuando Merkel se propone algo, lo consigue. Tras el accidente de pelvis sufrido en enero mientras practicaba esquí de fondo (hasta aquí la crónica social), el equipo médico le recomendó bajar peso y, en los últimos cuatro meses, la canciller alemana ha rebajado diez kilogramos. Merkel ha entendido al fin que una Alemania demasiado entrada en carnes es una mala locomotora y difícilmente puede mantener su status en medio de un ambiente general esquelético y deprimido que no atienda las órdenes del cerebro. La animo desde este blog a seguir, a aplicar en sus carnes el austericidio que promulga para el resto, a recortar sus trajes chaqueta de la misma manera que se recortan servicios públicos y derechos sociales.

Merkel lucirá palmito en sus próximas visitas oficiales a los famélicos países del sur, también a dieta desde hace años por prescripción europea. Merkel luce ahora más ágil y deportiva. Pero el milagro dietético de la mujer más pesada de Europa no es más que apropiarse de la dieta mediterránea, dejando de lado bradwursts, salchichas, pasteles y los chuches de goma que coronaban hasta ahora la pila de documentos de buenos propósitos y malos resultados de su mesa presidencial.

En pocas semanas, Merkel contará con el apoyo inestimable de un aliado político y mentor de lujo, otro gordito feliz: Miguel Arias Cañete. El ex ministro la ayudará a aprovechar los alimentos, desde los yogures caducados, a los gusanos o las carnes de vacas alocadas. Espero que se pierda en la traducción y no sucumba a la ansiedad, a sus apfestrudel, las deliciosas tortas sacher y los pecaminosos strudels. Merkel está motivada y así cualquiera, más aún cuando desde lo alto del poder se vislumbra la luz al final del túnel (aquí abajo sigue sin verse nada) y se acerca el verano. Mientras, y aunque parezca una contradicción, en el sur seguiremos a dieta, ésta innegociable, a base de comida basura (más barata que la natural), política basura (más cara que la honesta), recortes de proteínas y derechos sociales y con el colesterol a flor de piel y por las nubes. Habrá que invertir en colesterol.


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