[6/10] La vida como escenario de pasión y dolor, de celos y arrepentimiento, de fidelidad y traición. Así nos la presenta Joe Wright en su “Anna Karenina”, versión personalísima del clásico de León Tolstói en donde opta por una puesta en escena teatral y por un esteticismo preciosista en el vestuario y atrezzo. Es la historia de un amor que va contra las reglas imperantes y también el retrato de una Rusia en vías de transformación, cuando el honor y los privilegios sociales se resistían a abandonar su lugar. Anna Karenina, esposa del ministro Karenin y madre de un niño, ha viajado a Moscú para terciar entre su hermano Oblonsky y su mujer, tras la infidelidad de aquel. Allí conoce al conde Vronsky, noble con fama de mujeriego, y pronto surge entre ellos un amor que les traerá instantes de felicidad y también de amargura.
La propuesta de Wright asume riesgos considerables al recordar de manera insistente al espectador que todo lo que ve es pura representación de una época en que la imagen prevalecía sobre la verdad. Elude cualquier mirada realista y no se queda en la mera caracterización de los ambientes cortesanos, no dudando en crear ilusiones espaciales con falsas puertas y decorados de trampantojo, o en congelar los personajes buscando transmitir el tiempo subjetivo -y suspendido- que vive una protagonista contemplada y criticada por su descaro. No faltan los juegos de espejos que transforman la realidad, o los movimientos de cámara envolventes que tratan de enredar a unos personajes que bailan unas mazurcas -preciosa escena cargada de simbolismo y musicalidad-, o en obligarles a movimientos ceremoniosos y coreografiados. Todo contribuye a una puesta en escena levantada sobre la falsedad y las apariencias, y con ello se levanta la crítica a todo una sociedad hipócrita y decadente.
Si desconcertante resulta ese ir de un escenario para otro o ese salir al campo desde un palacio urbano, no menor es la elegancia de un vestuario, decorados y atrezzo que nos llevan a otra época como si fueran fantasías de nuestra imaginación. Entre tanta formalidad y preciosismo de salón, el espectador busca a los personajes y ahí se encuentra con un chasco porque les falta la vida y conciencia con que Tolstói les concibió. Keira Knightley tiene condiciones para moverse entre cortesanos y mostrar su elegancia natural, para provocar pasión y sentimiento con su hermosura y delicadeza, pero no termina de transmitir el arrepentimiento y la lucha interior que se presume a su personaje, con unos celos superficiales que no bastan para arrojarla a las vías del tren. Además, su esfuerzo por dotar a Anna de vida no se ve acompañado por un Aaron Johnson que es un despropósito de casting para el papel de Vronsky, y eso pesa para que la relación de la pareja pierda peso y atractivo.
En la adaptación de Wright encontramos los habituales presagios de tragedia que el destino anuncia a una temerosa Anna Karenina, o también el contrapunto de la vida amorosa de Levin y Kitty en el campo, a la vez que se permite algunas afirmaciones feministas y unos toques cómico-paródicos de dudosa eficacia. Interesante es el personaje de Levin -interpretado con contención por Domhnall Gleeson- por su sencillez, pureza y espiritualidad, y también su descubrimiento mientras siega de que se puede querer con la razón pero también con el corazón. Sin embargo, parece que su camino no se va a cruzar con el de Karenina, y que ésta elegiría las vías del tren para acabar con su desdichada vida. Al final, la posmodernidad y la teatralidad de la película nos dejan una idea interesante pero fría, una escenografía atractiva pero que no pasa de ser la tramoya de un amor falseado en el que no se termina de descubrir la fuerza del dolor, del perdón, de la desesperación o de la humillación. A Tolstói le han robado la profundidad sobre la condición humana, y nos hemos quedado con un esteticismo artificioso y narcisista.
Calificación: 6/10
En las imágenes: Fotogramas de “Anna Karenina”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2012 WorkingTitle Films. Todos los derechos reservados.
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Publicado el 19 marzo, 2013 | Categoría: 6/10, Año 2013, Críticas, Drama, Gran Bretaña, Romance
Etiquetas: Aaron Johnson, amor, Anna Karenina, conciencia, Domhnall Gleeson, Joe Wright, Keira Knightley, León Tolstói