Revista Cultura y Ocio

Anne Carson: "La belleza del marido"

Publicado el 29 noviembre 2020 por Juancarlos53

La autora del poemario "La belleza del marido", la poeta canadiense Anne Carson, fue distinguida por toda su Obra con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020


Anne Carson:

Mucha belleza es la contenida en este extenso poema narrativo, reflexión íntima hecha al modo de los ensayos aunque siempre con ese fondo rítmico de tango bonaerense típico de las historias de amor rotas y sin embargo supervivientes pese a todo lo esperable. Y es que el abandono, la huida, la marcha, la ruptura física no son capaces de acabar con todo ese tiempo vivido en comunión con la belleza. Sí, la belleza y el amor que a su través llega es -lo dice Anne Carson en uno de sus versos- uno de los riesgos de la vida. Hay que sobrellevar la vida con todos ellos, hay que aguantar la Belleza.

Una preciosidad de libro. Una calidad literaria impresionante. Enlaza con la cultura clásica en cuyos mitos se apoya para expresar sentimientos difíciles de exponer; pero también echa la autora la vista alrededor del mundo que habita en la actualidad y ahí el ritmo del Tango, por los motivos que en el mismo se suelen tratar, es el que encuentra adecuado para manifestar su desazón con lo ocurrido en esa relación con el marido infiel; pero pese a ello atractivo, atrayente, encantador...

Mucha cultura hay en este poemario. A la ya aludida del mundo clásico griego y romano habría que añadir el marco en que los XXIX poemas parten: la poesía del romántico John Keats; algunos de cuyos versos son el punto de partida, la esencia poética, de lo que como lectores nos aguarda dentro de cada uno de los XXIX poemas narrativos de Anne Carson que les siguen a continuación; pero también otros escritores: Jonathan Swift, Shakespeare, y más que el bardo inglés su adaptador en 1681 de " El Rey Lear", Nahum Tate; y ya más cerca de nuestra actualidad Kafka, Beckett, hasta llegar al 'Homo ludens' de Johan Huizinga.

Impresionante esta escritora que partiendo de una cotidianidad diríase cuasi vulgar (un divorcio, una serie de reiteradas infidelidades, unos intentos de retomar la relación por parte del infiel, etc.) logra elevarse a terrenos estéticos y poético-filosóficos excelsos.


La mezcla de géneros literarios (ensayo, lírica, narración...), la hibridación de los mismos, la mezcla de estilos discursivos poéticos (poema en prosa, prosa poética, versolibrismo, uso del versículo...), la titulación extensa y compendiadora de cada poema, y también el magnífico uso de la lengua literaria con uso adecuado de recursos retóricos apropiados al asunto: antítesis, oxímoron, imágenes poéticas variadas, metáforas, símbolos, aliteraciones, concatenaciones, etc. Todo ello da como resultado una más que sobresaliente obra poética. En mi experiencia lectora es de lo mejor que ha caído en mis manos últimamente. Como todo poemario, una lectura, por muy cuidadosa que se pretenda hacerla, no agota la obra, pues es casi obligado seguir leyendo una y otra vez el libro, picoteando aquí y allá en este o aquel poema pues ,aunque existe un cierto discurrir cronológico en la narración propiamente dicha, se puede degustar cada poema por sí solo. En fin, ya digo, una maravilla.

Luego estaría el tango. Es para mí, quizás, lo más complicado de entender dado que no soy para nada experto en esta música canalla y barriobajera bonaerense. Sólo sé que el tango cuenta historias de amor y que -nos lo dice la misma poeta en el poema- " un tango, como el matrimonio, es algo que uno tiene que bailar hasta el final ." Por eso Ray, el confidente, el amigo -que no amante-, es " un tango malo "; aunque muchas veces lo malo sirva para resolver situaciones que se consideraban magníficas y no lo eran. Quizás también como ocurre en el Tango la figura de la mujer no salga especialmente empoderada como gusta hoy decir al Feminismo. No, verdaderamente en "La belleza del marido" no hay ninguna clase de feminismo simplón o ramplón, de feminismo de manual; lo que hay es, como dice Ángel Rupérez en la crítica que del poemario hace en el diario El País 'un conocimiento femenino del mundo en el que se incluyen sutilezas inaccesibles a los hombres pero no abominación de estos.' En efecto, así es. Estamos ante una mujer que ama al hombre, que lo desea, que lo idealiza, que sufre por verse relegada, que lo perdona una y otra vez, hasta que finalmente lo abandona, pese a ella, en un auténtico ejercicio de racionalidad. Sí, quizás el nombre de tango, el ritmo del tango, el fondo del tango, le vaya como anillo al dedo a esta obra.

Dejo fuera de mi análisis pues entiendo que no viene al caso, la mucha o poca independencia de Ella respecto de Él; tampoco entro a valorar el comportamiento del hombre y tampoco el de las otras mujeres con las que El se acuesta, hecho que Ella conoce y sin embargo en principio soporta. Creo que no es esta la cuestión ni el momento. Sólo me pararé en la figura de Ray, el amigo pintor de ambos, seguramente homosexual -también esto no es dato importante aquí- que le sirve de apoyatura a Ella y de conciencia o Pepito Grillo a Él. Cuando su figura desaparece es el momento en que ya Ella determina hacer tabla rasa de su relación y de esa cierta dependencia emocional respecto de El. Seguramente poderse confesar con Ray le servía a Ella para proseguir en su afecto activo hacia Él pese a las reiteradas advertencias de Ray.

En un poemario magnífico como es éste destacar este o aquel verso no es fácil y tampoco sé si pertinente pues fuera de contexto la poeticidad se escapa, quizás desaparece; pero no me resisto a dejar en esta reseña una serie de momentos que por lo que sea durante la lectura me han impactado. Pero ya digo, para disfrutar de Anne Carson, de este poemario de una sinceridad rayana en la desnuda intimidad no cabe sino leerlo.

Anne Carson:
  • "La represión dice más sobre el sexo que cualquier otra forma de discurso " (VIII)
  • "La meta de cualquier madre es abolir la seducción " (IX)
  • "Si pudiera matarte lo haría luego tendría que hacer otro igual que tú " (XII)
  • "Ha salido dice ella
    Juntos
    observan cómo gotas sueltas de ese hecho se condensan en el aire entre ellos
    Algunos lo llaman amo
    r" [...] (XVI)
  • "Vosotros los casados os tomáis demasiado en serio las cosas, demasiado a pecho " (XVII)
  • En XX se reflexiona sobre la sinapsis, las asociaciones que se producen al buscar contenidos en la memoria. Es fácil "pasar rápidamente de muñeca a esclavo cuando trataba de recordar esposa " Y cuando va camino del juzgado a pedir el divorcio Ella piensa en Aristóteles- "que no tenía marido, /raramente menciona la belleza. ".
  • En XXI:
    "No se equivocaba aquel triste antropólogo que nos dijo que la principal función de la escritura era esclavizar a los seres humanos. Los usos intelectuales y estéticos vinieron luego. "
  • "Si un marido tira el dado de su belleza una vez más, ¿quién tiene la culpa? " (XXII)
  • "El alba estaba levantando el cielo nocturno como una persiana veneciana " (XXIII)
  • En XXVI es el tiempo, su inexorable discurrir y el querer se marcha con él:
    Había una rama que solía mirar desde la ventana de mi cocina trasera
    y poco a poco empecé a guardar recuerdo de ella
    casi cada día
    en dísticos elegíacos
    por ejemplo
    Espumando contra su propia mejilla verde se enfría de
    pronto o parece enfriar cada envés
    (esto era en primavera, o
    aquí uno de octubre temprano:)
  • "Palabras, trigo, condiciones, oro, más de treinta años, todo eso burbujeando a mi alrededor
    ahí
    lo dejo para que descanse
    ." (XXIX)
"la belleza es la verdad, la verdad belleza"; esto es todo
lo que sabes de la tierra, y todo lo que saber necesitas.

A partir de este Keats comprendemos perfectamente a Anne Carson que en el poema II de "La belleza del marido" escribe:

La belleza. No es ningún secreto. No me avergüenza decir que lo amé por su belleza.
Como volvería a hacerlo
si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el sexo.
La belleza hace el sexo sexo.

[

Biografía de Anne Carson (tomado de www.fnac.es/Anne-Carson/ia137600/biografia)

La canadiense Anne Carson (Toronto, 21 de junio de 1950) es una de las principales poetas de la literatura contemporánea.

Anne Carson: Es una escritora extremadamente celosa de su intimidad, por lo que se conocen pocos datos biográficos acerca de su vida.
Si ha comentado que, cuando era una adolescente y estaba en el instituto de educación secundaria, su profesor de latín le pidió que leyera un libro con las traducciones de la poeta clásica griega Safo. Esta lectura supuso toda una revelación y, pasado el tiempo, le llevaría a la literatura.
También decidió estudiar filología clásica, si bien en un primer momento, al matricularse en la Universidad de Toronto, tuvo problemas con sus docentes, y dejó en dos ocasiones de la carrera. Finalmente, se doctoró en 1981, presentado una tesis con el título de Odi et Amo Ergo Sum, que se publicó cinco años más tarde.
Posteriormente, se dedicaría a la enseñanza, tanto en Estados Unidos como en Canadá, en la Universidad McGill, en la de Michigan y en la prestigiosa facultad de literatura clásica de Pricenton. Su creciente reputación literaria la hizo acreedora de la beca Guggenheim en 1998 y de la beca MacArthur en el 2000, dos de las distinciones más importantes que puede recibir un artista norteamericano.
En su poesía es capaz de combinar un tono coloquial con una gran profundidad psicológica y elementos surrealistas o irracionales. Se ha citado la influencia de autoras como Simone Weil, Virginia Woolf y Emily Bronte en sus obras líricas.
Hay que destacar libros comoTipos de agua (escrito con motivo de una visita a España para recorrer el Camino de Santiago), Decreación, Autobiografía en rojo o, sobre todo, La belleza del marido, considerado a menudo uno de los libros de poesía más importantes publicados en las últimas décadas.
Asimismo es una reconocida traductora de literatura clásica al inglés. Varias de sus traducciones de dramaturgos de la Antigua Grecia como Esquilo o Sófocles han sido llevadas a escena.

Este 2020, se le concedió el Premio Princesa de Asturias de las Letras.

Anne Carson:

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