La Motivación es un estado interno que nos dirige hacia la consecución de nuestras metas y objetivos y es básico a la hora de definir nuestra actitud a la hora de tomar acciones, las cuales comienzan tomando decisiones concretas que nos impulsan hacia la coordinación de acciones.
La actitud marca la diferencia y esta define parte del éxito a la hora de conseguir lo que queremos.
Hoy en día todo mucha gente habla de que debemos estar motivados, seguir nuestros sueños, no decaer y que cada paso es un proceso de aprendizaje que nos acerca a nuestras metas... pero ¿cómo lo hacemos?
No todas las personas saben como y aunque lo sepan, existen muchos factores que influyen en nuestra motivación y en nuestra actitud frente a los retos que nos vamos encontrando... somos humanos, no somos máquinas ni robots...por lo que nuestras emociones tienen mucho que ver, así como nuestra manera de ver el mundo, de sacar conclusiones... todo pasa por como nosotros en ese momento estamos interpretando nuestras vivencias y nuestro entorno.
Aprovechando que el año acaba de empezar y para muchos es razón suficiente para motivarse y romper con lo que no nos gusta del pasado, quiero aportar un granito de arena de mí misma a aquellos que estén pensando en cómo dar el primer paso.
Como dijo Jack el destripador... vamos por partes...
Para estar motivados, primero hay que querer estarlo... ¿Por qué digo esto? porque todo es un proceso y hay personas que están en estado de resignación, deprimidos o creen que la culpa de sus males, la tiene el mundo... creen que la solución a sus problemas la tiene una varita mágica, un receta secreta que a ellos no se les ha revelado o en que les toque la lotería. Todo trabajo empieza por uno mismo y no es fácil, como tal hay que ponerse las pilas... como dicen por ahí para mirar hacia afuera, primero hay que mirar hacia dentro.
Mirando hacia dentro, nos enfocamos en nosotros y podemos observar cómo somos, qué queremos y decidir que queremos mantener, desechar e incorporar a nosotros mismos. Es un proceso precioso, pero a veces también doloroso...
Imaginad que os claváis una espinita... duele, pero hay que quitarla, sino se infecta y luego es peor... además de estar pensando todo el rato en que duele y que está ahí... no nos podemos concentrar en otras cosas, siempre la tenemos in mente y además vamos y se lo contamos a quien tenemos al lado, y preguntamos como quitarla y cada uno te da consejos de como hacerlo... aquí pasa lo mismo, hay que quitarse “las espinitas” que nos dañan para poder enfocarnos en lo que queremos hacer, sin que nada nos distraiga... solo que hay espinitas que vemos y otras no, por lo que siempre estamos en proceso de crecimiento y desarrollo, así como de aprendizaje hay “tips” que funcionan y otros no, y no lo que funcione para alguien tiene por qué funcionar para otra persona, cada uno de nosotros, somos diferentes, con historias diferentes y mentes diferentes.
Como todo proceso, no todo lo hacemos bien a la primera, un niño, por ejemplo, cuando empieza a caminar, no lo hace con la soltura, la agilidad y la destreza que lo hace un adulto cuando ya lleva años caminando... practicando lo llega a hacer de manera natural, sin estar pendiente si pone el pie derecho primero o pone el izquierdo, un niño prueba, se cae, se vuelve a levantar, sigue intentándolo y además todos los que están alrededor lo motivan y si no lo hacen, a él le da igual, el va a su ritmo y a su marcha, no desiste del intento, vamos que hace lo que le da la gana y pasa olímpicamente de todos. ¿entonces? ¿Por qué nosotros muchas veces no? ¡Qué importa lo que digan los demás y lo que opinen si nosotros estamos convencidos de lo contrario! La meta es nuestra, nuestra vida es nuestra, por lo que los demás opinen o digan depende de nosotros tenerlo en cuenta o no y como todo, hay personas que te alientan y te respetan y otras personas quieren que hagas lo que creen ellos que es correcto... incluso a veces a toda costa... lo importante es que tú estés convencido de lo que quieres y tu fortaleza mental y emocional se enfoque en eso.Así que tenemos 2 puntos iniciales: El enfoque y una autoestima fortalecida.
El enfoque tiene que ver con nosotros hacia nosotros mismos, qué tengo que hacer desde el Ser y que tengo que hacer desde el Hacer.
El enfoque nos permite no perder de vista nuestros objetivos y no distraernos con nada. ¿Os habéis fijado que no podemos ver dos cosas al mismo tiempo con la misma nitidez?
Probad este ejercicio. Intentad verle a una persona a los dos ojos al mismo tiempo... es imposible, o miras a uno, o miras a otro, o miras el entrecejo, o miras una ceja... pasa lo mismo con nuestros objetivos, mirar a más de un objetivo con la misma atención, el mismo cuidado y la misma concentración, no es posible... entonces que podemos hacer... Priorizar... aprender a priorizar para enfocarnos y eso no quiere decir que tengamos que hacer todo en un día, sino que el tiempo que le dediquemos a cada uno de ellos es proporcional a la urgencia e importancia del mismo. Pero poco a poco os iré exponiendo diferentes tips para hacerlo.
Como en otras entradas he comentado, nosotros tenemos nuestra propia biblioteca personal en nuestra mente, esa biblioteca es la que genera nuestros filtros personales, nuestras gafas particulares, que hace que veamos las cosas diferentes según las gafas que tengamos puestas... nuestras creencias, nuestros miedos, nuestras necesidades, nuestras emociones, nuestra visión de vida, nuestras experiencias, nuestra cultura... ¿Cómo nos afectan estas gafas? Pondré algunos ejemplos:
Si nosotros pensamos que 20º grados centígrados es tener buen tiempo en invierno y que hace calor y el termómetro marca 10º, probablemente no creamos que hace ni buen tiempo ni que hace calor... pero si le preguntamos a una persona que está en Groenlandia... la perspectiva cambia... ya que para ellos la media en invierno está en -40º bajo cero, así que 10º sería una temperatura de la época de verano. Nos relacionamos con nuestro entorno, por lo que también emitimos juicios y opiniones acorde a lo que conocemos y a lo que estamos acostumbrados a vivir.
Si yo soy católico, probablemente uno de los días más importantes como católico a celebrar, sea la navidad y ese día se transforme en una celebración a compartir en familia y le damos al 25 de diciembre una importancia diferente a lo que le puede dar un judío, un budista o un musulmán, por citar algunas creencias religiosas. Si les preguntas para ellos es un día más del año, su celebración, como fecha importante desde el punto de vista religioso, será el Hanukkah, el Ramadán o la iluminación de Siddhartha Gautama.
Si yo tengo miedo a las alturas, no creo que una de mis actividades sea escalar el Everest o hacer paracaidismo, por lo que elegiré otras actividades a las que dedicarme.
Si yo necesito comprar carne, iré al supermercado en cambio si necesito comprar unos zapatos probablemente busque una zapatería.
Si creo que una persona es agradable, probablemente esté dispuesta a mantener una conversación con ella, si creo que no lo es, probablemente no la mantenga y si lo hago mi actitud frente a esa persona será muy diferente a la actitud que tendría con la persona que me resulta agradable.
Y así sucesivamente... el entorno en el que vivimos dice mucho sobre nuestros juicios, ya que nuestra sociedad tiene estándares sobre cómo “debemos vivir”, qué es “lo correcto”, incluso sobre lo que “tenemos que pensar”... quien rompe con esos estándares para unos es un visionario y para otros un loco, un desubicado, un mal educado, un problemático o incluso persona non- grata...
Cuando las personas hablan de lo que “correcto o incorrecto” mi pregunta es: ¿Para quién? El ser humano, tiende a creer en sus ojos, en lo que ve y lo que ve, está viciado por su entorno, sus emociones, sus vivencias, sus conocimientos... En la entrada de Realidad Interpretativa, hablaba sobre el diagrama de Kenia, cómo un simple dibujo, suscitaba interpretaciones varias, y todas válidas. El mundo es como yo lo veo, la realidad, palabra que nos encanta usar, la verdad, palabra desde mi punto de vista bastante prostituida, es relativa. Con esto quiero decir, que para cambiar lo que sucede en nuestra vida, cambiemos nuestra perspectiva y para cambiar las perspectivas, necesito abrir mi mente, para abrir mi mente necesito no solo estar dispuesto a ello, sino saber moverme para ver las cosas desde un punto de vista distinto, salirme de mi estructura y ver más allá. ¿Cómo? Desconfiando de mis ojos. Suena raro, ¿verdad? Gandhi decía: Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.
¿Cuántas veces hemos sido necios, afirmando sobre algo, defendiendo a capa y espada, estando completamente seguros de algo, poniendo la mano en el fuego y luego resultó que no era así? Cuando nos damos cuenta, tenemos 2 opciones, intentar salir “airosos” e intentar dar justificaciones o acomodar las cosas, para ver si en algo se parecen, o admitir que nos hemos equivocado: Ego vs Humildad.
Una vez discutía con alguien, sobre la existencia de los ojos negros. Yo estaba convencida de que existían, los había visto, incluso canciones se han escrito sobre ellos. Esta persona me decía que no, que no existían y yo necia con qué sí... ¡¡Si los había visto!! Hubiese apostado creyendo que ganaría la apuesta, estaba completamente convencida de ellos. Hasta la otra persona, se molestó por mi seguridad y mis afirmaciones. Cual fue mi sorpresa, que buscando pruebas, leí que efectivamente, no existían.... ¿Cómo? Si yo los he visto!!! Y se les llaman ojos negros... Pues no. Hay una enfermedad que se llama Aniridia, ausencia de Iris, muy poco frecuente. No existen los ojos negros, no hay un Iris de color negro, simplemente no hay Iris. Científicamente no existen, visualmente los vemos negros. Cuando me acerqué a esta persona y le dije que tenía razón... cual fue mi sorpresa que en vez de decirme, ya ves, por eso te lo decía, simplemente me miró cara de desprecio. Aunque salió mi humildad, me respondieron con Ego. Yo puedo decidir ser humilde, los demás toman sus propias decisiones. Si yo me engancho, me apego a mi ego frente a una reacción así, volvemos a empezar una guerra basada en la soberbia.
Si yo me enfoco en mí, independientemente del lo que el resto del mundo diga, de lo que los demás piensen, encontraré mi estabilidad emocional, mi camino, mi paz mental... si me enfoco en agradar, en encajar, en acomodarme a los estándares de los demás, siempre estaré temeroso y dubitativo, de si realmente, lo he hecho bien, o lo he hecho mal... para ellos claro.
Este es uno de nuestros males, querer “hacer lo correcto” acorde a las reglas sociales en las que nos movamos: familia, amigos, trabajo... Si hago lo que quiero hacer y no lo que debo tomamos y recuperamos el control de nuestras vidas y les quitamos a los demás el control de la nuestra. ¿Y que pasa con nuestro entorno? Si sabemos escuchar, nos va a dar mucha información sobre donde nos movemos... Si te respetan, merecen la pena tenerlos a tu lado, respetarán tus decisiones, incluso cuando no esté de acuerdo, podrán hablar contigo, con argumentos fundados, más allá de “por yo lo sé” o la increíble argumentación de “obvio”, expondrán sus teorías, como tú lo haces, y al final sabrán que la decisión es tuya. Si no lo hacen y se empeñan en que hagas lo que ellos quieren, no te respetan, te quieren imponer su punto de vista, incluso algunos llegarán al chantaje o a infundir miedo, en vez de al análisis y a la motivación... esas personas son un cáncer para ti, si leíste bien... un cáncer... algo que te va consumiendo y comiendo por dentro, que en realidad es tuyo... lanzan la piedra y esconden la mano... y ¿Sabes que es lo que lo permite? Tú, tu mente, tu falta de seguridad en ti mismo, falta de confianza ¿Sabes que lo alimenta? Tus miedos, tus creencias limitantes... y sobre todo querer agradar a otros, quedar bien... miedo a no ser amado o querido o aceptado... Echad un ojo a la entrada de La Emoción del Miedo...
Una Autoestima fortalecida, implica amarte a ti, aceptarte y saber que cada paso que damos es un aprendizaje maravilloso en el que constantemente estamos inmersos. Si nos comparamos con los demás... no vivimos, y encima, aunque intentemos ser como otros.. notición!!! nunca lo vas a conseguir... tú eres tú y yo soy yo... nadie es igual a nadie, ni los gemelos. Mi pareja tiene un hermano gemelo y por muy iguales que sean, quien los conoce, incluso físicamente son diferenciables.
Os invito a hacer un ejercicio: Poneros delante de un espejo, miraros fijamente a los ojos y decid en voz alta, de lo que veis ahí dentro, que es lo que no os gusta... Sacadlo, analizarlo, escribirlo en una hoja y solo necesitáis transformar todo lo que digáis en su antónimo. Ejemplo: Soberbia - Humildad. A veces comenzando por lo que no queremos, nos lleva a lo que sí queremos. Escribid para cada adjetivo, una situación recurrente donde os encontréis sacando el adjetivo negativo, y preguntaros ¿Si no quiero comportarme así.... ¿Por qué lo hago? ¿Cuales son las razones que me llevan a hacerlo? Si me comporto así y no quiero y las razones son estas... ¿A qué le tengo miedo? ¿Qué me impide comportarme como quiero? La respuesta, soy yo y mis miedos... Es una buena manera de empezar a conocernos más, de buscar las razones que nos limitan a ser nosotros mismos cuando nos da miedo a serlo: Si yo yo mismo no me aceptan, así que finjo ser otra persona... voy a engañarlos, voy a despistarlos... uyyyy que gran error, ellos se pueden creer lo que quieras... tú no te engañas a ti mismo... y lo sabes, incluso buscamos una razón, excusa, poner una bandita, tirita o curita para que no se vea... de esas que les ponen a los niños con dibujos y colores, para que se vea bonita... pero la herida sigue ahí... las tiritas no curan... tapan la herida...
Sócrates escribió “La Verdad os hará libres”... a mi me gusta más esta versión popular, teniendo en cuenta que la “verdad” es relativa... “El conocimiento os hará libres”... de eso se trata, de conocernos. El proceso del cambio es más complejo, pero para empezar hay que saber e informarse, aprender y conocer. No es un paso sencillo y aplicarlos tampoco, pero si algo no lo veo, no se que existe y eso no quiere decir que no exista. Por ejemplo: Si conocemos a alguien, ese día empezamos a saber de su existencia, antes de conocerlo, existía igualmente, solo que no lo sabíamos, no éramos conscientes de ello.
Nuestra mente absorbe todo, consciente e inconscientemente, muchas cosas quedan impregnadas y a veces no sabemos cuando van a salir o cuando van a manifestarse, cuando nos van a afectar, nos van a limitar o a impulsar.
¿No os ha pasado alguna vez, el encontrar algo en casa, que habíamos guardado y ni siquiera nos acordábamos de ello? A veces en nuestra mente sucede. Incluso cuando guardamos algo de manera intencional en un cajón y nos parece excelente guardarlo ahí. Pero volvemos a reorganizar los cajones y otro día lo cambiamos de sitio porque pensamos que en otro sitio está mejor. A mi me pasa cada dos por tres con los libros. Ordeno los libros por temas y cuando tengo varios libros del mismo autor, decido sacarlos de los temas y poner juntos todos los libros del mismo autor... en un principio ese orden me pareció el mejor, luego decidí que el otro me gustaba más. Con nuestra biblioteca personal sucede lo mismo... y esto a veces nos ayuda a identificar las cosas por su nombre o a ponerlas en lugares donde nos cuesta encontrarlas o incluso las perdemos de vista....
Hay un miedo permanente que nos genera cualquier tipo de zancadillas, obstáculos, emociones... y nos afecta a la hora de tomar decisiones y relacionarnos con los demás... es el miedo al futuro, y muchos diréis... Yo??? miedo al futuro?? pues si, es muy común... y lo único que hace es paralizarnos.
El miedo al futuro es quedarse quieto pensando que si no hago o hago algo que no se note mucho, evito que suceda a corto, medio y largo plazo lo que no me gusta... algunos le llaman ser precavido, ser previsor, cauteloso, equilibrado incluso prudente... a ver no es lo mismo tener una estrategia y analizar las opciones y ver cuando es el mejor momento... que vivir bajo la etiqueta de prudente.
Me hace gracia, porque dicen por ahí... que cuando vas madurando la prudencia toma posesión junto con la razón... no es lo mismo decidir no cruzar andando por en medio de la autopista, porque tienes un % de altas posibilidades de que te atropelle un coche a alta velocidad y usar el paso de peatones... que el pesimismo, o al miedo a hacer algo que quieres, estás convencido y no te atreves, le llames ser “precavido”.
Alan Kay dijo, El mejor modo de predecir el futuro es inventándolo... ¿Quieres otra realidad? ¿Quieres cambiar algo que hay en tu vida y no te gusta? ¿Quieres lograr tus metas? Reinvéntate!! Cree en ti y en tus posibilidades, escucha a tu interior y el exterior déjalo para investigar, no para que sea tu código de medición y que los demás te convenzan de si puedes o no puedes lograrlo.
Todo es autoconvencimiento, si estoy convencido, lo lograré, si dudo... no llegaré ni a la primera base... y además cuando no lo consiga... me flagelaré diciendo... ¿Ves? Si es que ya sabía yo que no lo lograría...
Señalar con el dedo es muy fácil... señalarte a ti... uy como duele. Si nos vemos como un reto, como un ser maravilloso que puede conseguir todo lo que se proponga... lo conseguiremos.
- - Saber que quiero y que no quiero
- - Comparar
- - Analizar
- - Definición de Metas y Objetivos
- - Priorizar
- - Definir y buscar las mejores estrategias
- - Aplicarlas
- - Evaluación Continua
¿A alguien le recuerda esto a la gestión de proyectos de una empresa? Os tengo una noticia: Tú eres tu propia empresa... Tu vida está llena de Proyectos... Si lo haces para otros, ¿Por qué no hacerlo contigo?
Os invito a reinventar vuestra propia Empresa Personal (Osea Vosotros mismos) y empieza a definirla. Un simple draft de administración de proyectos que lo podéis encontrar en Internet os puede servir.
El Próximo día os doy algunos ejemplos y ejercicios, donde podéis descargar todos esos proyectos y poneros manos a la obra: a arremangarse.. pero las piernas, para avanzar...
Lau