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Año Uno (Harold Ramis, 2.009)

Publicado el 27 enero 2011 por Rugoleor @rugoleor

Año Uno (Harold Ramis, 2.009)

Título original: Year One

Director: Harold Ramis

Guionistas: Harold Ramis

  Gene Stupnitsky

  Lee Eisenberg

Intérpretes: Jack Black

  Michael Cera

  Olivia Wilde

  Oliver Platt

  David Cross

  Vinnie Jones

  Christopher Mintz-Plasse

  Hank Azaria

Productores: Judd Apatow

  Clayton Townsend

Fotografía: Alar Kivilo

Música: Theodore Shapiro

Montaje: Craig Herring

  Steve Welch

Nacionalidad: Estados Unidos

Año: 2.009

Duración: 98 minutos

Edad: 13 años

Género: Aventuras

  Comedia

Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España, S. A.

Estreno: 28-08-2.009

DVD Alquiler: 29-12-2.009

DVD Venta: 26-01-2.010

Página WEB: Ficha completa en IMDb

  Ficha completa en FilmAffinity

  Web Oficial de la película en Estados Unidos

  Web Oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 4,015 Espectadores: 486.285

Público: 4,149 Recaudación: 2.914.570,74 €

España:   Puntos (Popularidad): 0

Rugoleor:   Ratio de popularidad: 0,00%

Sinopsis:

En la era del Paleolítico, Zed y Oh se dedican únicamente a cazar, recolectar y dormir en su tribu. Zed es un espíritu aventurero, aunque bastante rudo, y no para de preguntarse si existen otras cosas en la vida aparte de las que ya conoce. Por eso, cuando es expulsado de su aldea, convence al bueno de Oh para emprender un gran viaje a través de la historia. Juntos descubrirán personajes legendarios y encontrarán un nuevo sentido a su existencia, pero también se meterán en más de un embrollo.

Comedia bíblica al servicio de la química entre dos tipos tan diametralmente opuestos como Jack Black y Michael Cera, ambos aquí disfrazados con los típicos harapos de personajes bíblicos. Dirige Harold Ramis, responsable de clásicos como “Atrapado en el tiempo” o “Una terapia peligrosa”, y abunda naturalmente el humor escatológico. Podemos ver, por ejemplo, a Black comiéndose unas heces humanas que, según asegura durante la promoción del film, eran de verdad.

Crítica:

01.09.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA

Humor prehistórico

Tiene lugar en la época de Neandertal esta estrafalaria “Año uno”, protagonizada por unos habitantes de las cavernas estrambóticos hasta las cartolas. Luce la firma del reconocido autor de comedias de tanto prestigio como “Atrapado en el tiempo”, “Mis dobles, mi mujer y yo” o “Una terapia peligrosa”. Descacharrante desfile de personajes y situaciones, representados por actores con un subido tono histriónico, como corresponde al con frecuencia pasado de vueltas Jack Black (“Super Nacho”) y al a menudo recalentado Michael Cera (“SuperSalidos”). Figuras visibles de un tosco divertimento, donde las situaciones grotescas y los personajes tribales campan por sus respetos, con un desprecio absoluto por el que dirán (los críticos).

Los espectaculares saltos de tiempo y espacio, con su inacabable catarata de ‘gags’, hasta llegar al mismísimo Imperio Romano, tampoco resultan muy imaginativos que digamos, pero al menos sirven para soltar una carcajada de vez en cuando, algo muy de agradecer en los deprimidos tiempos que corren. Así que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Al menos esa parece la intención del esta vez destajista a la brocha gorda Harold Ramis, dispuesto en todo momento a ocupar un lugar de preferencia en el descafeinado mundillo de la comedia actual.

Pero, desde un punto de vista estrictamente humorístico, “Año uno” es una cinta tartamuda, se escora peligrosamente a la memez, adolece de continuos carraspeos, pero tiene su éxito -al menos en su país de origen-, en una industria cinematográfica que ha perdido el habla de la comedia auténtica y, para más ‘inri’, presta poca atención al sentido del humor como fuente de placeres. Tengamos en cuenta que quien nos hace reír es un cómico. Pero quien nos hace pensar y luego reír es un humorista. Estupendas ideas que están ausentes de la presente astracanada, que deja en el paciente espectador la inequívoca sensación de que se trata de un producto condenado al inmediato olvido.


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