Anoche, después del debate Rubalcaba vs. Rajoy que no voy...

Anoche, después del debate Rubalcaba vs. Rajoy que no voy a comentar aquí porque los temas políticos se los dejo a otros, aunque me apasione el tema, pero no creo que mi blog sea el lugar ideal para comentar un debate como el de ayer ( si sois catalanes podéis leer el blog sobre política, http://elclubdelsoptimistesincorregibles.blogspot.com/   o si no, siempre podéis traducirlo, porque merece la pena verdaderamente echarle un vistazo)...pues bien, anoche, ojeando un rato el tumblr (un lugar tremendamente  adictivo y lleno de cosas maravillosas ( mi tumblr, en inglés, donde podréis leerme, preguntarme cosas o lo que queráis :http://www.tumblr.com/blog/jenesuispasjuliet), vi una palabra, con su correspondiente definición, que me impactó de manera sobrehumana, porque era una sensación ya conocida por mi, pero que no tenía ni idea que tuviese una realidad etimológica.
Philophobia...
miedo a la fijación emocional; miedo a enamorarse o a estar enamorado...

Y es entonces cuando estuve pensando en una entrada que escribí tiempo atrás (http://jenesuispasjuliet.blogspot.com/2011/03/no-decimos-te-quiero-por-miedo-perder-o.html) sobre el miedo a perder o ganar que nos crea el amor. Y creo que más que a perder o a ganar, quizás a lo que tenemos miedo realmente es a decepcionarnos, a dejarnos llevar de tal manera, que acabamos dándolo todo en una relación o por una persona y que al final toda idea preconcebida que teníamos, se acabe rompiendo y terminemos sufriendo.
Por que seamos sinceros, uno de los efectos secundarios del amor, uno de los peores, efectos secundarios, seguramente, es el hecho de que siempre implica cierto grado, más o menos alto, de idealización de la otra persona o de la relación que se tiene. Idealización que nos acabamos creyendo como algo real, pero que tarde o temprano, ese espejismo acaba rompiéndose y hay dos opciones posibles; o amamos tanto que no nos importa que no sea todo tan perfecto, o descubrimos que de lo que estamos enamorados es de nuestra propia fantasía.
Amamos aquello que hemos creado como perfecto, pero esa perfección, pocas veces se acerca a la realidad.
El amor ha sido, desde tiempos ancestrales uno de los grandes puntales en nuestra cultura como seres humanos.Pintores, escritores, poetas, músicos, científicos incluso, han dedicado vidas enteras a la búsqueda, estudio o comprensión de algo tan natural, pero a la vez tan complejo como ese estado hormonal y mental que es el amor, y que nos distingue como animales con sentimientos ( que no como humanos, porque está más que demostrado, que el amor también existe en otros muchos animales).

Y, tal vez, nuestro gran problema ha sido precisamente creernos las palabras de toda esta gente, de llenarnos la vida de películas, novelas y canciones que han hecho mella irremediablemente en nuestras relaciones, pensamientos y sentimientos. Echamos de menos cosas que no tenemos, amamos gente que no conocemos ( o que ni siquiera existen realmente) y anhelamos recuerdos que no hemos vivido. Somos animales complejos, llenos de miedos e ilusiones.Y es casi imposible llegar a ser una persona totalmente racional, con nervios de acero y absolutamente analista en la vida. Tarde o temprano sucumbiremos a los sentimientos, a nuestro hemisferio derecho del cerebro, a las conexiones neuronales del amor y del placer. Y a pesar de que se puede llegar a sentir miedo, philophobia o simplemente cierta inquietud sobre estos sentimientos más primarios, quizás esa es la gracia de la vida, intentar superar esos miedos, o simplemente convivir con ellos, obligados a sentir algo que no nos ponga las cosas del todo fáciles y nos empuje a intentar superarnos ante cualquier adversidad.Yo, ante esas situaciones de philophobia, me refugio en el arte, el humor y la gente que quiero, para que se me haga un poco más fácil el aprendizaje del "dejarse llevar" e intentar no sentir miedo un 100% del tiempo.