Hace poco me pasaron un video acerca de la huella de Carmelita. Contrasta nuestros hábitos de consumo y de vida con los de antes, y no hay duda de que la huella de carbono de Carmelita está muy por debajo de la huella de carbono de la mayoría de los que leéis este texto. ¿Pero significa que deberíamos volver?
Habrá gente que aboga con que el video muestra lo degenerada que está la sociedad actual, otros que lo descarten como algo totalmente ilusorio, y creo que las dos opiniones tienen su mérito. Es cierto que estamos exagerando en algunas cosas (¿realmente es necesario utilizar una secadora con el sol que tenemos a nuestra disposición?) y sí que no es viable reducir nuestro impacto en el medio ambiente tanto como Carmelita (¿cortar el contacto con mis familiares para no utilizar email no lo veo como una opción seria).
El problema en realidad no es la viabilidad de las diferentes opciones, sino el hecho de que cada uno de nosotros tiene que hacer una decisión consciente acerca de cómo queremos llevar nuestra vida. La diferencia entre el “necesito” y el “quiero” puede ser muy fina y últimamente es algo que cada uno tiene que decidir por sí mismo. El ipad puede ser un símbolo de estatus sin uso real, o puede sustituir un portátil y aumentar la productividad. Una moto puede ser un medio de transporte contaminante, o la alternativa a un coche todavía más contaminante en un entorno donde no hay transporte público.
No te puedo decir en qué invertir tu tiempo y tu dinero, ya que esto lo tendrás que decidir tu mismo. Lo importante es que hagas tus decisiones basandote en tus valores y no en la última campaña de marketing que has visto en la televisión. Volver a los años 70 no resolverá nuestra propia saturación informativa ni ayudará a cambiar hacia una economía más responsable con el medio ambiente. Replantearnos nuestro consumo y nuestras necesidades sí que puede llevarnos a un cambio real.