Revista En Femenino

Antojos

Por Mamaenalemania
La semana pasada estuve en el ginecólogo. Todo bien, estupendo, semana 14, 6 cm. y pataleando como un/a loco/a.
Semana 14 quiere decir, obviamente, que ya estoy en el segundo trimestre. En teoría se pasaron las náuseas (para las que hayan tenido, yo no), la narcolepsia aguda (sólo en teoría) y los miedos del principio (aunque aparecen otros, claro), entre otros síntomas.
Se dice que el segundo trimestre es el mejor de todos, que vuelven las ganas de jaleo erótico (¡JA!), que el cuerpo se adapta a los cambios manteniendo la movilidad “normal” y que se puede empezar a disfrutar del embarazo y de sus primeros signos externos.
Signos externos, de momento, no tengo. Ni tripa, ni pecho ni nada de nada. Ni siquiera se me han ensanchado las caderas, cosa que sí me pasó relativamente pronto con el primer embarazo.
Comentando esto con mi marido, se me ocurrió decir que si no fuese por mi malhumor esporádico y sin explicación aparente, no se notaría que estoy embarazada, porque por no tener, no tengo ni antojos.
Dos segundos más tarde estaba mi marido haciendo la croqueta por el suelo y yo con cara de boba. Al pedirle explicaciones por su reacción, me dijo que antojos de comida no tengo, no, pero que ya he empezado a hacer “cosas raras” (sic.), como en todos los embarazos.
¿Yooooooo? ¿cosas raras? Pues sí, por lo visto sí…
- Robarle los jerséis a mi marido (pero yo creo que es porque hace frío y llueve y me apetece algo calentito, mullido y grande, no porque esté embarazada, pero bueno…).
- Abrirme un blog. Lo creáis o no, nunca jamás se me había pasado por la cabeza y un buen día, sin más, me abrí uno y empecé a postear.
- Comprar cremas y demás productos de belleza bio… Esto sí que me ha afectado cuando me lo ha dicho. Una marca que he odiado siempre, ahora resulta que me encanta. No es biológica en sí, pero es la preferida de todos los Ökospiesser o pijiprogres del lugar. Las que vivís por estos lares, sabéis a cuál me refiero.
- Tejer. Sí sí, me ha dado por ponerme a tejer, razón por la cual llevo un tiempo sin actualizar; pero es que hay cosas, que por muy mujer que se sea, no se pueden hacer a la vez. Por suerte la señora de la tienda de lanas fue honesta y me instó a comprarme lana barata para empezar y, en caso de gustarme, ir subiendo. Yo, con lo impaciente que soy y que lo quiero todo YA, pues quería empezar directamente a tejerme un jersey de ochos de mohair y menos mal que la hice caso. Llevo una semana enganchada a Youtube y ya me he gastado el ovillo haciendo todos los puntos, remaches y demás cosas básicas que hay que aprender. Esta misma tarde, me voy a por mi lana buena y empiezo con unas bufandas de rayas.
Espero que cuando mis hormonas vuelvan a su cauce, no me dé por abandonar todo esto por lo que me ha dado ahora. Por lo menos lo del blog y el tejer. Lo de las cremas se me pasará en cuanto vaya a España y meta mano en el baño de mi madre que, de cremas biológicas nada, pero buenas son un rato.

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