Revista Cultura y Ocio

Antonio flores herrera

Por Acalvogalan
ANTONIO FLORES HERRERAMencionado por:Calixto TorresRafaela Sánchez CanoRafaela Hames CastilloManuel GahetePilar Sanabria
Menciona a:Pilar SanabriaRafaela Sánchez CanoManuel GaheteCalixto TorresRafaela Hames CastilloJosé Luís García ClaveroMatilde CabelloAntonio MonterrosoFernando Sánchez MayoSoledad ZureraAna Patricia SantaellaCatalina JaénJuana CastroEnrique Sánchez CamposManuel OrtasAntonio Varo Baena
Bio-bibliografíaAntonio Flores Herrera, granadino (cordobés de adopción), de padre onubense, madre jienense, bisabuelo  italiano y bisabuela cubana, aboga lógicamente por el mestizaje, frente a la pureza de las cosas.Ingeniero Técnico Industrial y Licenciado en Filosofía Pura por la Universidad de Sevilla, acabó no ejerciendo ni de lo uno, ni de lo otro.Su vocación poética le ha llevado a congresos, lecturas, jurados, certámenes... y todo aquello que cada vez considera más, la antítesis de la poesía.Ama el misterio  del gato, la pluma de Quevedo,  el genio de Charlot, la luz de María Zambrano,  la garganta de Camarón y el regate de Messi. Ha publicado en textos poéticos: Regreso de las Sombras, El vuelo de Ícaro, Diccionario del vino, Partitura flamenca, Paradojas, Retazos del pasado, Cero a la izquierda,  A  la deriva,  De Rerum Natura y Dafne o la evasión del amor.
Poética
Poíesis (la poesía) es, ha sido y será siempre, un hacercon palabras. Un modo – igual que otro cualquiera – de obrar en las cosas; tan igual como el del artesano del barro, de la madera o del metal. Poietés (el poeta), utiliza las palabras como herramienta, y el resultado, tà poiémata (los poemas) son algo muy distinto de ellas. También la vasija es algo distinto del lodo con que está hecha, y un galeón no es sólo madera; como tampoco una casa es ladrillo sobre ladrillo.  Pero la poesía es siempre suspecta, porque en el fondo, lo que más profundamente pone de manifiesto, es el fracaso de la comunicación humana por la vía del lenguaje. Su “estado natural” es el soliloquio; jamás el coloquio. Porque poesía es soledad, refugio, morada del “yo”. Su necesidad es consecuencia del vacío que provocan en el hombre, las limitaciones de la locución.Y si de poesía no se puede hablar pero su necesidad es manifiesta, lo mejor será callar y esperar a que aparezca.  


Poemas
Parece, mar, que luchas     -¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-   por encontrarte o porque yo te encuentre.Juan R. Jiménez   (Diario de un poeta recién casado)     

Llevo tu corazón en mi equipaje,caliente aún, bajo la losa del tiempoque no cesa, mientras el fin del marte espera embravecido, para depositartu eterno amor con las estrellas.
Brotaron margaritas en tus dedosaquel hermoso díay fueron las espinas de la rosagrilletes en mis puños,que solo los alisios de aquel cabopudieron liberar, para ceñirme al sol de tus caderas.
Vuelve allí: donde la tierra se inclinaante el inmenso azul que sobrecogeesa piel de las rocas persistentes,y mécete en la balsa de aquel sueñoque yo,sin brújula ni norte,vendré para buscarte.
Pues la espuma que limpia ha de cubrirla seda de tus manos,me anunciará oscilanteque el faro es tu remanso.
      ( Del texto inédito Testimonio)
        a M.C.No hay nada que decir, ya todo ha muerto,tiramos por la borda hasta lo vivo,huyendo uno del otro; un fugitivo,que cruza la frontera del desierto.
Vivimos muchos años a cubiertoen tanto el corazón se hizo cautivodel gozo y la pasión, tal vez motivode hacer que cultiváramos el huerto.
El huerto dio su fruto. Se secó;no hay nada que ya brote entre el follajehicimos por la vida un largo viaje;
el tren que nos llevaba se paró;el tiempo nos dirá, quien en peaje,pago mayor tributo en equipaje.
   (Inédito)
      …triunfará del olvido tu hermosura   Francisco de Quevedo y Villegas
La pálida luz que envuelve la muralla,dicta su sentencia inexorablebajo el imperio de los faroles,y nuestro tiempo tan errante,no pudo aprender aúna cincelarnos la mirada.Es pronto, amor, todavíay ya el crepúsculo de Córdobapeina tus sienes de plata adolescente.Hay laurel en los balconesy, ebrios los naranjos, quiebran sus brazostras la estela que derramatu sombra de hermosa muchacha.
Sí. Cada ciudad huele distinta.
Mas si los cuerpos se obstinan en ser rocay tus ojos no columpiansu esplendor sobre los míos;si nuestro sueño se esfumócomo la niebla de Diciembrey tu boca de topaciofue tan sólo un cataclismoque arrasó la tibia noche de oropéndola,¿A qué el aroma milenario de estos frisoscuando los labios no den más miely no pueda lamer este latiente corazón
el sabor a mar de tu saliva? 
(Del texto DAFNE o la evasión del amor, Detorres Editores, 2014)

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