He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el
exterminio y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,
pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura,
yo te siento en mis labios al ir hacia la muerte.
Sitio Web de la Imagen
Todos los árboles se han puesto a gemir dentro de mi
espíritu al recordar tus bragas en la oscuridad, la luz
debajo de tu piel, tus pétalos vivientes.
Atravesando los aniversarios, a veces viajan las palomas ebrias.
Venga desnuda tu misericordia, ah paloma mortal, hija
del campo.
Antonio Gamoneda en Libro del frío (Ediciones Siruela, 1992).