¿Alguno se ha preguntado en qué época geológica vivimos? Si quieres saberlo y además quieres descubrir lo que se esconde detrás de tu huella, sigue leyendo.En la actualidad nos encontramos en una época geológica llamada Holoceno, que empezó tras la última glaciación hace aproximadamente 12.000 años, aunque quizá ha llegado el momento de revisar nuestra tabla cronoestratigráfica y marcar el inicio de una nueva época. El impacto de la actividad humana en nuestro planeta parece ser el motivo de esta necesaria revisión. El nombre que pretende darse a esta nueva época lo acuñó el premio nobel de química Paul Crutzen, galardonado por su trabajo sobre la química de la atmósfera, al que se le ocurrió la idea de definirlo como Antropoceno. Se antepone el prefijo “ANTROPO” precisamente por la indiscutible intervención del ser humano, su actuación se convierte en lo suficientemente significante como para modificar la historia del planeta.
El debate sobre el Antropoceno no solo involucra conocimientos sobre cambios ambientales del pasado y el presente, sino que también implica consideraciones generales en términos culturales, jurídicos, tecnológicos y políticos. Introducir una nueva era en la escala del tiempo geológico va mucho más allá de una discusión de evidencia geológica.
Aunque todavía no están claros los límites que marcan su inicio, muchos investigadores coinciden en que ya nos encontramos inmersos en esta nueva era.
Me pregunto cuál será el registro fósil que de cara al futuro definirá con exactitud los límites del Holoceno con el Antropoceno, y más concretamente que será lo que dentro de 1 millón de años encontrarán los geólogos del futuro en esta capa. La imagen que os muestro a continuación puede ser la respuesta a mi pregunta.
Aunque muchos afirman que ya estamos en el Antropoceno, no será hasta Agosto de 2016 cuando se llegue a una conclusión final sobre este debate. Lo que actualmente está en discusión es si el Antropoceno comenzó con la Revolución Industrial, sobre finales del siglo XVIII, o mucho antes, hace unos 8.000 años cuando el hombre comenzó a quemar los suelos y ararlos para cultivar el suelo.
El Cambio Climático acelerado, la cada vez más preocupante disminución del número de especies animales, el aumento de la población de humanos y la rápida extinción de especies actuales son los rasgos que definen al Antropoceno y es lo que lleva a que sea también conocido como la Era de las Extinciones. Estaríamos ante la sexta extinción masiva dentro de nuestro tiempo geológico.
La disyuntiva que existe entre ambos períodos geológicos, me lleva a hablaros a continuación de la “huella ecológica”.
La huella ecológica es un indicador ambiental que mide el impacto que ejerce una cierta comunidad humana (país, región o ciudad) sobre su entorno, considerando tanto los recursos necesarios como los residuos generados para el mantenimiento del modelo de producción y consumo de la comunidad. El objetivo de esta herramienta, es que los seres humanos, ya sea en grupo o de manera individual, identifiquen y corrijan aquellas acciones que no contribuyen a un estilo de vida sostenible.
¿Y qué significa un estilo de vida sostenible?, nos estamos refiriendo a conseguir dar respuesta a las necesidades básicas y ofrecer una mejor calidad de vida, minimizando el uso de los recursos naturales y emisiones sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras.
La realidad del planeta nos muestra que, en su conjunto, la huella ecológica de toda la población mundial sobrepasa en un 30% la capacidad de carga del planeta. Esto nos advierte del ritmo al que estamos agotando los recursos de nuestro planeta y la distribución espacial de este consumo. El ritmo actual de consumo de recursos naturales nos lleva a la conclusión de que para satisfacer nuestras necesidades necesitaríamos medio planeta más. Si continuamos con este desproporcionado consumo se calcula que para el año 2030 necesitaríamos dos planetas más.
Resulta obvio que no disponemos ni de medio planeta, ni de dos planetas más, por lo que deberíamos modificar nuestros hábitos y conductas para reconducirlos hacia un modelo sostenible que contemple la necesidad de hacer un uso responsable de los recursos que obtenemos de la Naturaleza.
En resumen, nos decidamos o no por coronar el Antropoceno como período geológico actual, deberíamos empezar a mirar hacia el futuro con una mentalidad de “color verde“, con el fin de llegar a un equilibrio entre el modelo social, económico y medioambiental, sin olvidarnos nunca de las generaciones futuras. Mi imaginación me lleva a pensar que si conseguimos llegar a este equilibrio, quizá en un futuro no muy lejano consigamos marcar el inicio de otra nueva época geológica a la que se me ocurre que podríamos llamar “AEQUICENO“, del latín “AEQUILIBRIUM” que significa “equilibrio“, ¿por qué no?.
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