Si hay algo que me extraña sobremanera, es que todavía se siga haciendo caso a cuestiones obsoletas. Trataré de poner en situación lo que quiero contar.
Ahora, hay muchas personas que se han hecho famosas en internet a base de publicar vídeos de humor absurdo. A sus seguidores, se los conoce como “niños rata” (o al menos, es habitual ver que los llaman así). Quienes les cuelgan esa medalla, no se han parado a pensar una cuestión que es irónicamente divertida para mí.
Esas mismas personas han sido (y seguramente todavía son) los “niños rata” de algo.
Y últimamente, aparte de los niños ratas fans de los youtubers, hay otro tipo de niños rata en la sociedad que (para mi gusto), están haciendo más mal que bien.
El título está muy bien escogido, porque su actitud me recuerda a esa misma. Hay personas que luchan contra el sexismo siendo sexistas; y no sólo eso, sino que además ejercen violencia social, cultural, legal, verbal y en ocasiones hasta física contra quienes han decidido que son su “enemigo a batir”. Que por cierto, tiene un bonito nombre.
El arquetipo de la víctima y la guerra de los sexos imperan a sus anchas
Y a mí, personalmente, me asusta que haya tantas personas que quieran otorgarle tanto poder sobre su vida a una ideología, a un movimiento, a unas personas que a fin de cuentas tienen como principal interés vender cursos, seminarios, conferencias y libros sobre X temas.
Aquí me puedo estar pegando un tiro en los dos pies, porque yo comparto ese interés…
Pero desde luego, no comparto la motivación de dichas industrias, que no dejan de serlo merced a la cantidad de actuaciones que generan. Y no la comparto porque…
- Donde los seductores hablan de manipular, de fingir, de aparentar, de hacer lo que sea necesario para follar; y consiguen así establecer una especie de cultura de la desvalorización y de la compulsiva obsesión por intentar cualquier cosa con tal de que alguien te preste atención… Otros defendemos la responsabilidad personal, el poder de los valores y de una vida con propósitos, digna de compartirla.
Siendo claros: no se puede hablar de relaciones con el sexo deseado desde la postura y la idea de creerse mejor que esas personas, más inteligente, más capaz, o más lo que sea. No se puede proponer a las personas que operen bajo la premisa de que todos los demás están en su contra y quieren impedir que se salga con la suya… Cosa que puede ser muy cierta si “la suya” es aprovecharse de una tercera persona y joderle la existencia.
Por esta misma idea, es por lo que me hago eco de este vídeo de AuronPlay. Que manda narices que hasta que él no lo ha mencionado, a los niños ratas fans del mundillo seduccionero no les ha dado vergüenza; y hemos sido relativamente pocos los que hemos criticado estas actuaciones. Digo relativamente porque ya había artículos periodísticos como Cursos de Machismo a 300 euros, que también me dan para mi siguiente punto del día.
Vamos con el vídeo, y luego, seguimos.
Por actuaciones como las de Jeremías, aka. Álvaro Reyes, es por lo que se puede comprender que haya una guerra de sexos todavía en marcha. Y para colmo, una más acusada de lo que han conseguido las desigualdades históricas, los movimientos sociales y otras gaitas.
Una que ha derivado (gracias a la influencia de los y las que quieren mantener la brecha abierta) en los actuales fenómenos del Séxodo y la “epidemia de los chochos secos” (dry pussy epidemic, un vocablo inglés que alude al creciente desinterés de la mujer por las relaciones con los hombres, y que no conocería si no fuese por varias amigas mías).
Esto tampoco lo comparto, y de hecho lucho contra ello, porque…
- Donde los y las feministas de género hacen que se vea -¡y que hasta resulte!- violento el sencillo acto de admirar a una persona; y además consiguen que generaciones enteras de personas entren en un ciclo de paranoia y se sientan atacadas por la más mínima muestra de interés… Otros reconocemos que hay algo bello en los sentimientos de todo el mundo y animamos a las personas a expresarse de forma respetuosa, pero abierta y consecuentemente.
No considero que haya que enemistar a las personas entre sí por no saber conectar y expresarse mejor. Precisamente por eso es por lo que existen muchas profesiones entre cuyas competencias se cuentan las de transmitir ciertos valores, actitudes y herramientas para empatizar, para tener un poquito menos de impulsividad y un poquito más de elegancia al hacer las cosas, y un poquito más de comprensión de la naturaleza del rechazo y de la atracción.
Vayamos sacando el extintor…
No estoy de acuerdo con las gestiones del rechazo que hacen algunos sectores.
Resumiendo mucho: proponen una sobresaturación de la experiencia para conseguir una insensibilización hacia tal suceso. Básicamente se trata de ir a cazar rechazos hasta que te la pele lo que ocurra. No me gusta porque en el proceso estás jodiendo a otras personas, mujeres y hombres que no tienen más culpa que el hecho de que te mojes al verles.
Y está bien que los demás te emocionen, que sepas apreciarlo y que quieras hacérselo notar…
Pero no está bien que quieras forzar su interés por tu persona, ni su respuesta.
Ahí, una segunda corriente quiso aprovechar los fallos de la primera y crear una cultura del desapego al resultado. Creo que eso incluso ha dado a alguien la idea de relacionar la autoestima con la capacidad de obtener o no los resultados deseados (en cualquier cosa, no sólo en lo social y sexual), y decir que tu amor propio está condicionado a lo que logras. ¿Qué putada, verdad?
Sin embargo, mantuvieron toda la gama de malas conductas sociales y llegaron incluso a agudizar otras… Con lo que la cosa tomó un matiz más agresivo. El público misógino campaba a sus anchas creando grupos donde se palmeaban las espaldas unos a otros; y si alguno se llevaba una serie demasiado larga de rechazos y de golpes (metafóricos y hasta físicos), en vez de reflexionar y hacer fe de erratas, el amigo preguntaba “qué coño les ocurre a ellas” antes que “qué pasa conmigo”.
Y todo empezó a salir a la luz pública. Entre las miles de parodias en series de televisión y las propagandas mediáticas que hacían de sí mismos, los “artistas del ligue” salieron del mundillo underground que se habían creado. Y a la gente empezó a no gustarle lo que veía.
Normal. Yo todavía no comprendo por qué vas a demonizar a las personas con las que quieres estar, ni por qué insultar a una persona en busca de gustarle o de favorecer que hable contigo… Ni otras conductas antisociales tan frecuentes en ese mundillo.
Teniendo entonces un movimiento feminista en marcha, el encontronazo de ambas ideas era inevitable. Al fin y al cabo, hay sectores animando a los hombres a hacer lo que les dé la gana sin atención alguna a las consecuencias y desechando toda responsabilidad.
Y en ese sector se han dado casos flagrantes de maltrato, acoso sexual y violencia. Pondré como ejemplo los más notorios, y tristemente representativos:
- Gunwitch, antiguamente un afamado gurú de la industria del ligue, conserva parte de esa fama porque disparó en el rostro a quemarropa a una mujer que le rechazó.
- Julien Blanc, instructor de Real Social Dynamics se hizo tristemente famoso por ir estrangulando a mujeres por todo el mundo y colgando fotos en su perfil (para presumir de eso y de que les forzaba a meter la cara en su escroto cuando él quería)… Y más triste es que consiguiera cerrar ventas millonarias de un infoproducto digital gracias a la propaganda por el suceso. No es el primer hombre al que veo hacerlo, pero este llega a presumir de ello y hasta animar a otros a emularle.
- Como habéis podido ver por el vídeo de AuronPlay y el texto de los cursos de machismo, en España tenemos a Álvaro/Jeremías: un chico que -tal y como han hecho muchos youtubers españoles famosos- está copiando lo que se hace en América y se lo trae aquí, con la consecuencia de que las personas que ya lo consumían en inglés lo siguen consumiendo y animan a otros a entrar en ese ambiente viciado.
Tristemente famosos son los vídeos donde este chaval anima a romper una relación pegando a la otra persona (cuestión de muy mal gusto, aunque él y sus niños rata defensores digan que era en tono de humor); o aquellos donde finge no tener batería en su móvil y pide que le dejen llamar para terminar llamándose a sí mismo… Por no hablar de aquellos donde asalta a chicas por la calle haciendo que otra persona les tape los ojos y besándolas él.
Actualmente, y a raíz de varias denuncias, las personas que aparecen en sus vídeos están contratadas (como venía siendo el caso en muchos vídeos de la industria, incluso en muchos que afirman ser cámaras ocultas en acción) y son perfectamente conscientes de que están grabando algo. El problema con esto es que, juntando todos los vídeos de esta industria se crea la impresión que criticaba antes: que puedes hacer virtualmente lo que te dé la gana y librarte de las consecuencias.
Y teniendo en cuenta esto, casi se puede entender que haya quien, bajo el paraguas del patriarcado (el término estrella para estos temas aparte del de falocracia), empieza a lanzar cañonazos contra todos los sectores de la cultura y la sociedad… Atacando todo aquello que suene a acoso y violencia machista (lo sea realmente o no) y esté todavía presente, ya sea por tradición o por relevancia en el momento. Y se producen situaciones ridículas.
- ¿Habéis visto alguna vez que llamen machista a una mujer por decir que no comprendía cómo ella ganaba más dinero que su marido, siendo ambos funcionarios (ella oficinista o algo análogo, y él bombero)?
- ¿Conocéis a alguna mujer que, gracias a la ley actual, se haya tenido que quedar con la casa y los hijos y no gane para pagar la hipoteca siquiera; o algún hombre que además de perder todo su patrimonio tenga que seguir pagandolo, aparte de la pensión?
- ¿O algún padre o madre que no puede ver a sus hijos (¡e incluso a sus propios padres, que viven a 500 metros de la casa que tiene que abandonar!) porque su ex-pareja ha decidido putearle incluyendo en la demanda de divorcio que sufrió maltratos para conseguir más pensión y la orden de alejamiento; o no deja de denunciar alegando que cuida mal de sus hijos?
- ¿Algo sobre los hombres que se suicidan cada año por sufrir malos tratos físicos y psicológicos, ya que no están siquiera reconocidos en la misma categoría de delito por provenir de una mujer?
- ¿Y sobre el tema de las denuncias falsas, qué podéis contarme?
A la hora de la verdad, las costumbres de la sociedad y sus leyes no dejan de ser como los cuchillos… Meras herramientas, que bien utilizadas cubren las funciones y los casos para los que fueron inventadas; pero que cuando se emplean con mala idea hacen daño. Mucho daño.
Para mi gusto, las cosas salen fatal cuando se crean desde la premisa de que hay una enemistad, porque se hacen cosas (leyes, propuestas, lo que sea) que facilitan la agresión y el odio. Que fomentan que sigamos separados y haciéndonos daño, en vez de comprendernos.
Cada vez somos más los hombres y las mujeres que no necesitamos que se nos conciencie
Sabemos de sobra que no significa no… Y eso también va por vosotras, especialmente cuando en vez de deciros que no se os enseña el anillo. Por eso algunos hablamos de ser abiertos, honestos y no marear: para no dar pie a malentendidos, pero sí a entendernos si es lo que queremos. ;)
También tenemos claro (como bien decía el actor y monologuista Chris Rock) que, si te pones a buscarlas, hay razones de sobra para agredir a una persona independientemente de su sexo PERO QUE NO HAY QUE HACERLO (y si se puede evitar defenderse de una agresión con otra, mejor; aunque no somos perfectos y si nos buscan demasiado acabaremos gritando o a hostias, PORQUE SOMOS HUMANOS).
Algunos hombres somos tontos, y algunas mujeres también. Por suerte, de todos y todas los que lo somos, algunos vamos dejando de serlo en base a nuestras experiencias y las de los demás.
Otros no aprenden ni aunque la vida les caiga la cara a hostias… Y así nos va.
Me explico: ¿por qué estamos atacando al síntoma y condenando el resultado, pero seguimos aferrándonos a la razón de nuestro malestar? O mejor, dicho, a las razones.
Para mí, son tres muy sencillas: modelos disfuncionales de relación, ideología que victimiza a unos y criminaliza a otros, y nuestra propia ceguera e inmovilismo.
A nadie le gusta ver la consecuencia de que algunas mujeres todavía defiendan que si tu novio no es celoso ni posesivo es que no te quiere de verdad… Cuando, en realidad, una persona celosa y posesiva tiene un problema consigo misma y una falta de confianza en ti. Y si te expones a ello voluntariamente, sin terminar por aislarte de todo y de todos para no darle razones para alimentar su paranoia… Es como si te pones a alimentar una hoguera con cartuchos de dinamita.
Lo mismo va por los chicos que quieren a mujeres un poquito locas y con carácter. Lo decían bien claro nuestros padres cuando éramos pequeños: si juegas con fuego, te quemas.
Ese no es el ideal de las relaciones en el que creemos y que difundimos algunas personas y yo mismo; y por eso lo combatimos defendiendo uno más sano, más igualitario, y más enriquecedor. Uno que deja la fogosidad para los temas de cama, y en todo lo demás se mueve desde una confianza y un respeto incondicionales y tácitos. Lo de las etiquetas y las libertades que se permiten dentro de la propia situación ya es cosa de cada uno.
No queremos que haya #niunamenos. Pero tampoco queremos que se quite la vida #niunomás por no poder sobrevivir siendo el malo de la película y culpable hasta que se demuestre lo contrario. Y por supuesto, no queremos que los hijos de nadie se lleven la peor parte de las peleas entre sus padres (que no son -faltaría más- asunto suyo).
Y, la verdad… Creo que voy a cortar aquí.
Porque este escrito se titula como se titula por una manera…
Y yo ya he puesto demasiada gasolina.
Autor: Sergio Melich (Kheldar)
Pedagogo al 36,5% y subiendo, comunicador y mentor por vocación (y pronto, más). Autor de las webs La Vida es Fluir & Play it Sexy!, Aventurero y Heartist (persona comprometida a vivir, crear y obrar con cabeza, corazón y conciencia). Escribo sobre el Buen Vivir: autoaprendizaje, estilo de vida, habilidades sociales, relaciones y más.