Tan seco y duro como impresionante, "Hostiles", el, de momento, último film de Scott Cooper, parece que no tuvo ni estreno en salas y me temo que en otras épocas hubiese sido un cartucho de vídeo arrinconado en un estante con aspecto de subproducto para nostálgicos. En 2017 quizá era peor aún, porque un simple trailer disuasorio o una breve reseña, tan breve como esta, de un viaje hacia el norte, desde New Mexico a Montana, para trasladar a un indio enfermo y su familia por parte de los soldados que los habían combatido, corría el serio riesgo de confundirse con un exabrupto patriótico y de reescritura de ciertas cosas que no fueron contadas como era debido, aprovechando que comenzaba la infausta era Trump.Nada que ver. Película sin vencedores ni vencidos, sin una imprecisión, extrañamente sobria - quizá demasiado: los diálogos resultan casi inaudibles -, digna y solitaria, como los géneros de los que se desgaja, el western otoñal y el cine bélico de los años 70 del pasado siglo. Cada nueva muesca en esos viejos revólveres solía traer de vuelta la "actualidad" de los mismos, las injustas comparaciones con el pasado y los aún más desproporcionados vítores a poco que recuperasen la gloria de entonces, poco o mucho, como si esa fuese su función.
Ahora da la impresión de que nunca existieron, que este territorio está inexplorado, que es más cierta que nunca la extrema libertad de los códigos, que las posibilidades son tan vastas como las que podría deparar una ciencia abandonada.
Excelentes los actores y actrices y gran foto del interesante Takayanagi Masanobu. ---------------
El más reciente disco del cada vez más inclasificable Scott H Biram, "Fever dreams" (2020) va camino de correr la misma suerte que los anteriores once y la que acompañó a los de Hank III (nieto del mito Hank Williams), que parece haber tirado la toalla para vergüenza de todos.
A Scott parece no importarle nada no importarle nada a casi nadie. Le abandonaron los que lo seguían en el circuito country cuando empezó a distorsionar guitarras, mezclar su música blanca con las negras y hacer en definitiva lo que le dictaba su conciencia. Más solo cada año que pasa, graba en su estudio tocando todos los instrumentos y se autoproduce. Lejos de tratar de paliar el fracaso comercial que le espera, no se publicita en redes sociales ni hace promoción. En las cada vez más escasas entrevistas que concedía declaraba su deuda con Lightning Hopkins y con King Crimson (!) lo que tampoco ayudaba precisamente a ubicarlo; pero ya no habla. En su lugar lo hacen estas trece canciones cortas e hirientes, una de las colecciones, si no la colección más apasionante de su carrera. Le hace justicia a un tema de Townes Van Zandt nada menos ("Highway kind") y entrega algunas de las más lúcidas composiciones de su vida: "Hobo jungle", que podría estar en cualquiera de los grandes discos de Iggy Pop, "Drunk like me", la sacudida punk de "Watcha gonna do?" o mi favorita, "Everything just slips away".