Por Martín Rudistein
Aunque nos pusieron un horario pedorro, los que laburaban el viernes no pudieron ir, la gente se las arregló para escaparse del trabajo y tomarse el micro para alentar al blanco.
8 largas horas, incluyendo un corte que costó unas cuantas cocas y una tibia requisa policial a la entrada de Santa Fe, nos separaban de Floresta al cementerio de los elefantes. Y después de ese largo viaje venía lo mejor, tribuna con buena cantidad de gente (se habla de 2000) que alientan y tapan a la gran cantidad de plateístas santafecinos y un equipo que contagia en los primeros minutos.
En cuanto al partido, empezó mejor de lo que pensábamos, a los 7 minutos, tras un error de Quiroga y una avivada de Perea, ya teníamos penal a favor y gol de Matos.
Por un lapso medio corto se siguió atacando e inquietando el arco de Pozo, pero muy rápidamente para mi gusto, el equipo se fue metiendo atrás. El primer tiempo terminó 1 a 0 y Colón no había inquietado, pero Mohamed ya había puesto a Damián Díaz por un defensor.
El segundo tiempo fue otra cosa, desde que empezó nos metimos innecesariamente atrás y encima muy temprano se lesiona Perea, que es clave en este equipo y entra Rimoldi que volvió a demostrar que no juega por afuera. El sabalero empezó a tirar centros desde cualquier lado hasta que en uno lo encontró a Fuertes anticipando a Casteglione y Giordano que sale tarde, 1 a 1 y se venían para quedarse con los 3 puntos.
Pepe vio esto y ésta vez se apuró, porque se le pide que haga cambios más rápidamente, pero no hacía falta resignar atacar tan temprano. A los 20 del ST ya habían entrado Grazzini (intrascendente) y Rodriguez por Pérez García y Ereros, con lo que Matos quedó solo arriba y exhausto corriendo a todos sin tener a quién dársela.
Colón siguió tirando centros y al final el empate fue un buen resultado para nosotros, porque no atacamos más y porque estos partidos siempre los perdemos en una jugada boluda o de rebote, entonces el punto suma y hay que seguir sumando.