Revista Cine
Apocalipsis Z 3: La Ira de los Justos de Manel Loureiro.
Publicado el 05 diciembre 2012 por Licerrock
Tercera y última entrega del Apocalipsis Zombie que empezó siendo “a la gallega” y ni por asomo imaginaba dónde podía acabar (tranquilos que no os lo voy a desvelar). Tras un brevísimo resumen de lo acontecido en las dos partes anteriores, continuamos acompañando a nuestros amigos protagonistas en su peregrinar en pos de la supervivencia. Los no muertos ocupan un lugar cada vez más secundario, aunque no hay que confiarse ya que la infección está siempre al acecho esperando nuevos cuerpos de los que apoderarse. Los humanos que todavía sobreviven lo hacen dando fama al calificativo de mayor depredador del mundo. Es triste pensar lo pronto que puede involucionar una especie a la que le ha costado tantos miles de años evolucionar. Somos fácil presa de extremismos y fanatismos, ya sean políticos o religiosos, sobre todo cuando estamos desesperados como es la situación que nos atañe.Manel Loureiro escarba en nuestro presente para intentar averiguar cómo sería nuestro futuro, qué personajes e instituciones tienen la fortaleza suficiente para sobrevivir al holocausto y ser la raíz de la nueva sociedad que tendrá que resurgir tras este borrón y cuenta nueva de nuestra civilización. Lo hace bien, encajando piezas lejanas y de formas diferentes pero que increíblemente darán forma a un puzzle global hasta llegar a un final apoteósico, donde irán cayendo una tras otra a ritmo vertiginoso como si se tratara de un diseño creado a base de piezas de dominó que una mano oculta va derribando sin vuelta atrás.Y como dice Manel, hemos llegado al final de la historia tras tres libros y varios miles de páginas. Esta epopeya de la supervivencia me ha hecho pasar buenos y malos ratos, cumpliendo a la perfección el objetivo de entretenerme y distraerme. Destaco momentos de lectura frenética, sobre todo al acercarse los finales, y pese a dejar por ahí algún que otro cabo suelto, mi opinión sobre este Apocalipsis Zombie es más que satisfactoria. Poco a poco voy conociendo más sobre este mundo de los muertos vivientes, con las diferencias y similitudes que aporta cada autor, y el camino elegido por Loureiro pienso que está bien resuelto. Envidia sana siento al leer sus agradecimientos al final de la obra, deseando poder ponerme algún día en su lugar y decir algo parecido. Y por fin conozco el nombre del abogado anónimo con el que hemos compartido tantas peripecias y que por supuesto no os voy a decir.