¿Que hacer con los últimos, renuentes aprendices digitales, lo que llegan ahora, los que se han rehusado durante una década a ver, aceptar y entender el cambio y ahora solo ven digital frente a social, pérdida de privacidad en el sharismo y problemas de visibilidad en el reinado del contenido contextual? Puede que estemos frente al final de los aprendices digitales apocalípticos como los conocemos.
Desde la gestión del talento y mas allá de la hecatombe del desempleo, si repetimos los errores del pasado estamos condenados a repetirlos. Formar soldados digitales con munición gruesa de tweets y dar gritos de ¡Todo por el Contenido! no resulta lo mas razonable para volvernos competitivos, para desarrollar venas digitales sostenibles en los emprendedores y mucho menos para cuidar la siembra de intra-emprendedores, si hacemos que antepongan el bit a la persona.
Cinco años es un período útil para hacer un estudio o varios estudios concatenados, y de esta manera, podemos conectar los puntos significativos. Veamos.
- En el período 1993-1998 la mayoría de las empresas que se acercaban al cambio digital lo hacían desde la productividad. La cultura corporativa decía: mas rápido es mejor. Y se pusieron a formar en habilidades digitales a sus equipos, lo que consistía en entender Excel, MS Project, gestores de bases de datos y sobre el ocaso del lustro, a pedir páginas web sin saber que era eso. En general nadie pensaba cambiar su forma de pensar, sino solo ir mas deprisa. Algunos supermercados vendían en Internet (1996 Carrefour) o por lo menos ya disponían de una pasarela de compra (que no es lo mismo). Se aceptaba el futuro tecnológico pero la posición dominante era “ya llegará”. ¿Llégo?
- Entre 1998 y 2003 el mundo se dió vuelta, en mas de un sentido, mas de una vez. Crisis rusa, mexicana, carioca y corralito dando en la línea de flotación americana en un escenario de la tecnología que arrastraba el bluff del efecto 2000, el pinchazo de las puntocom, el despegue móvil y el refugio social en lo digital de ese mundo atemorizado post Torres Gemelas que creó un tipo de aprendizaje menos esperanzado pero mas sereno. Puede que una cierta tranquilidad financiera hiciera posible esta actitud. La posición era “seamos conservadores en procesos, innovemos en tecnología”. Recordemos que la tecnología contagia a la cultura.
- Del 2003 al 2008 hubo un período donde se buscaba desesperadamente retener el talento. Se invertía en la formación interna a niveles realmente altos, con distintos resultados ya que continuaba el mantra anterior “la innovación, en la tecnología, en el marketing, en la gestión de recursos. Pero la comunicación es y seguirá verticalizada”. La posición era contemplativa, cercana al “me interesa lo que me cuentas, vales mucho, no lo pondré en práctica, pero muchas gracias”.
- Ahora, del 2008 al 2013 explota el keyword SocialMedia y se da el fenómeno de burbuja: todos buscan el santo grial de la tecnología salvadora y quienes se forman gritan cada vez mas alto “dame contenidos prácticos, corta con la filosofía y dime como hago para vender. ¡Pero hoy!”. La Comunicación se vuelve a vestir para salir en escena y queda en mutis por el foro. El nuevo mantra “el contenido es el Rey” logra content curators que se ocupan de difundir lo que se les pide que difundan, gestores digitales que necesitan convocar comunicadores y exorcizar demonios de bits y likes. Y la única métrica leída es “likes que implican facturar un 10% mas”.
La Comunicación después de estos 20 años de sale de bambalinas por un cambio determinante: si el Rey (el Contenido) está desnudo depende del Contexto y ante tanto fracaso en los Socialmedia (repito lo de tu empresa, no mola: 96% de las páginas de Facebook solo tiene zombies digitales que no se saben gestionar) quienes antes decían “ya llegará el futuro digital” o hace poco “solo estoy porque quiero vender en redes” tendrán que abrazar la doctrina de la comunicación en los medios sociales sin poder debatir.
En definitiva, hubo un tiempo para ser radical y evangelizar y llamar a la acción. Entre los formados con un nivel altísimo y que demandan conocimiento experto y los que comienzan desde cero hay una brecha superior a la tecnológica y es de actitud.
Ya no hace falta convertir mediante conocimientos en integrados a los apocalípticos. Para los que llegan tarde, ha tocado la campana de dejar de dudar.
Para cerrar, un nuevo-viejo vídeo, con lo que aquellos deberán liar. Que no es poco.
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