Revista Opinión

Apología de Belén Esteban como escritora

Publicado el 30 abril 2014 por Vigilis @vigilis
En ese altar de la misa progre hertziana que es el programa Hora 25, escuché el otro día a doña Ángeles Caso proponer que los escritores que no venden por culpa de la troika o de los iluminati (esta gente no concibe que haya escritores que no vendan porque sencillamente producen pura basura) reciban poco menos que un sueldo del estado (es decir, de ti, pringao) y pensión completa en residencias especiales para escritores. Alegría.
Pasaría por alto esta burrada corporativista si no fuera por la acumulación en los últimos días de ciertos hechos sobre el tema que dan que pensar. Por ejemplo, está el caso de doña Lucía Etxebarría, quien se quejaba en twitter de no tener una caseta donde firmar sus libros en la Fiesta del Libro de Barcelona. Corriijo: no se quejaba de no tener caseta, se quejaba porque Belén Esteban tenía una caseta y ella no. La diferencia es abismal. Para doña Lucía el agravio residía en que Belén Esteban disfrutase no sólo de una caseta, sino de éxito editorial con su libro.

Apología de Belén Esteban como escritora

Una escritora dedicando un libro.

Por las redes sociales han corrido como la pólvora ciertos chistes sobre "el libro de Belén Esteban y por qué España es un país de mierda". Lo que viene a decir esta gente es que Belén Esteban es tonta y que si tiene un libro, éste carece de interés y que si la gente lo compra, es que la gente es imbécil, y que si es el libro más vendido del año, el país está lleno de gusanos despreciables.

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Huid, un fundamentalista religioso.

Me gustaría saber qué clase de libros lee esta gente que critica a doña Belén Esteban. ¡Qué fácil es criticar el éxito ajeno y qué mala es la envidia! Dicho esto teniendo para mi el libro de Belén Esteban el mismo interés que el de doña Lucía o el de doña Ángeles (si es que esta última tiene libro, que no lo sé: desde que trabajó enchufada por el PSOE en el telediario no sé a qué más se dedicó). Ciertamente se puede aludir a cómo forjó su éxito doña Belén Esteban, que de tocarle el cinabrio a un torero pasara a vender su vida privada y de ahí a obtener relevancia en televisión no parece a priori un currículo deseable. Pero es que a ella le funcionó. Me pregunto cuáles son los currículos de sus dos compañeras de actividad (escribir). Me pregunto qué clase de superior legitimidad otorga ganar un premio endogámico hace ocho millones de años frente a quedarse embarazada de un torero famoso.

Apología de Belén Esteban como escritora

Carrera, master e idiomas tienen que garantizar por ley un trabajo no manual y bien remunerado o algo. Cada vez que un país intenta eso, mueren millones y no hay pan.

Una vez más vuelvo sobre el tema de la cultura oficial. Lo que es cultura y lo que no es cultura. Y lo hago porque no veo que la gente se plantee el por qué de las cosas. Hacer pasar por hecho natural lo que no responde sino a la arbitrariedad de mamíferos con nombres y apellidos es una forma más de tener una actitud servil. Un servilismo que vemos en el seguimiento que se hace a las fiestas culturales, homenajes a "creadores" y convocatorias de premios. Esta gran farsa nos lleva a elevar a los altares obras de muy baja calidad con su correspondiente efecto expulsión de las obras de una gran calidad. ¿Cómo se produce este fenómeno? Con el "efecto firma".
Si una bosta de vaca con apariencia de libro lo firma un creador oficial, recibirá mucha más publicidad que aquellos libros que no conocemos. La publicación editorial es un negocio que funciona como el resto de los negocios. ¿Alguien se imagina que el telediario público abra con la "noticia" de la entrega de premios a los mejores refrescos de cola? ¿Qué ocurriría con el resto de refrescos si año tras año el ministro de turno o el gran visir de turno le concede el premio a una de entre tres marcas de refrescos? Con la escritura pasa lo mismo, pero la gente tiene fe ciega en que hay una diferencia entre un refresco de cola y un libro. En general, la gente cree lo que le dicen que debe creer. Y si aparece en el telediario tiene que ser verdad. Ah, pero si se trata de la guerra de Irak entonces no. Lo de los premios literarios y los homenajes a escritores todo el mundo se lo traga con patatas, lo otro ya no porque el mecanismo mental con el que procesamos la información varía.

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¿Aparecieron los mapas de la Biblioteca Nacional?

Se trata del mismo mecanismo mental por el que si vemos a alguien con la expresión ceñuda leyendo en una cafetería pensamos "qué tío tan listo" pero si lo vemos bebiéndose pelotis de tres en tres, sin libro, sin ropa y sin higiene ya no nos parece tan listo. Si vemos a una tipa ganando un premio literario a partir de ahí ya formará parte de una jerarquía intelectual superior. Si vemos a otra tipa tirándose a un torero y enseñando los pechos en una revista de variedades, pensamos que es una cualquiera.
¿Y qué sabe la gente acerca de cómo funcionan los premios literarios? ¡Nada! La gente cuando ve una entrega de premios no se toma la molestia de esperar a conocer el contenido del libro premiado. Tampoco piensan en que ser el primero no garantiza calidad, ya que ser el primero en tercera regional no es ser especialmente bueno. Por último, y lo más complicado, la gente no entiende cómo el negocio editorial en España se lo reparten curiosamente los grandes grupos de comunicación. Cómo en caso de carecer de división editorial, un grupo de comunicación estará a merced de la jugosa publicidad de las editoriales. Revoloteando por encima de este páramo siempre encontraremos un ministerio, una consejería o una fundación privada de interés público de las de guiño-guiño.
En este tema como en el de los residuos nucleares y en el de la defensa del pueblo inuit, basta seguir la pista del dinero. Hace nada salió el gobierno extremeño con un "bono cultural" por el que dan tu dinero (¡pringao!) a los chavales extremeños para "consumir cultura" en Extremadura. Esta es la forma que tiene el gobierno pepero extremeño de sacarte a ti tu dinero para dárselo a los "creadores" oficiales para que hablen bien de ellos. Esos creadores oficiales parten ya con la ventaja de tener megáfonos públicos. Y si no alaban al gobierno, al menos no lo criticarán tanto. ¿Alguien se imagina un bono público para consumir refrescos de cola a elegir entre dos marcas?
A esto le llaman cultura: obras faraónicas, guateques, corporativismo, servilismo y caciquismo. Y mientras tanto, docenas de iglesias abandonadas en medio del monte y paisanos que hacen sus pajares con las piedras Rosetta del idioma íbero.
Escenón:


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