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A lo largo de los años han sucedido cambios importantes en el terreno social y político. Se ha estudiado la psicología detrás de la política y lo que influye en los demás para abordar, o no, este asunto.Los polos opuestos son imprescindibles para las campañas y la naturaleza del proceso. No obstante, esta polarización ocurre en niveles sociales, económicos, educativos y laborales y sus impactos se extienden más allá de las opiniones personales. Es por esto que tendemos a querer matizar el puente entre las conversaciones, disminuyendo la polarización política para crear un sentido de pertenencia y cercanía reforzado.
¿Qué pueden compartir diferentes personas acerca de sus campañas opositoras? Para lograrlo, es necesario encontrar terreno común entre los diferentes puntos de vista.. El estudio que revisamos a continuación demuestra cómo la gente tiende a esperar que el expresar ambivalencia acerca de temas políticos puede ayudar a establecer relaciones positivas con quienes comparten otra opinión. Con resultados sorprendentes, se subraya el precio negativo que se puede generar tras esta ambivalencia.
La ambivalencia política se refiere al hecho de respaldar muchas consideraciones, de distintos partidos políticos por ejemplo. Expresar una actitud ambivalente no supone dejar de tomar postura en un partido u otro, un individuo puede apoyar a un partido aunque también esté de acuerdo con los contraargumentos. O bien, uno puede oponerse a un candidato político y simultáneamente estar de acuerdo con las políticas y objetivos de campaña.
Los beneficios de expresar ambivalencia política incluyen reforzar la identidad compartida, enfocando las cualidades que se comparten con otros, puede reducir los disgustos afectivos entre intrapartidarios. Sin embargo, es de esperar que esta ambivalencia sea controversial. Suele ser una forma para ser socialmente aceptado y agradado, también como intento de parecer competente y educado. A los investigadores les interesaba conocer si las dinámicas sociales del día a día podían contribuir para incentivar la expresión de opiniones, mientras que disuaden otras.
La población total que contribuyó en este estudio consistió de un grupo piloto de 77 participantes no aleatorios, un segundo grupo con 618 participantes de la plataforma Mechanical Turk y un tercer grupo de 592 participantes. Para analizar el fenómeno de la ambivalencia se le presentó un escenario social hipotético al grupo piloto, y más tarde se controlaron las variables y el escenario con el segundo grupo.
Este artículo es posible gracias a los miembros de Psyciencia Pro. Al unirte, apoyas mi trabajo y obtienes beneficios exclusivos: artículos en tu correo, recursos clínicos, descuentos en webinars, cursos y mucho más. ¡Suscríbete a Psyciencia Pro hoy! Únete a PSYCIENCIA PROEn la primera parte, los integrantes debían imaginarse a ellos mismos en un entorno social nuevo donde querían hacer nuevos amigos y caer bien. Dentro de la conversación surgen temas políticos, como el de los mandatos para las mascarillas sanitarias (tras el COVID-19) o las políticas de inmigración en Estados Unidos, y los participantes debían reportar qué tan probable eran de expresar sus opiniones. Estas podían ser transmitidas de dos formas: tomando una postura clara de un “bando” o expresar una preferencia y al mismo tiempo reconocer los argumentos del lado opositor. Al recibir la retroalimentación de los participantes, y conocer qué tan probables ellos mismos creían que eran para expresar sus opiniones de tal forma, brindaron una perspectiva hacia las expectativas que sostienen de cómo esto afecta su estatus social. Se encontró una mayor preferencia para tomar el camino de 2 bandos; una postura ambivalente sobre la postura única y clara. Esto sugiere que los individuos pensaron que la postura ambivalente era socialmente más benéfica
Enseguida, para poder examinar el efecto real de la expresión ambivalente en temas políticos polarizados los investigadores reclutaron a más gente. Incorporaron a 618 de la plataforma en línea Mechanical Turk, quienes completaron cuestionarios para evaluar sus propias posturas y la ambivalencia acerca de los temas previamente mencionados. Más adelante, ante cada integrante se expuso un personaje ficticio que expresó ambas posturas: ambivalente y de un solo bando. Los personajes se diseñaron para que, en general, ni discutieran ni estuvieran de acuerdo con la postura de los participantes. Para esto, los investigadores se aseguraron que la postura general y la extremidad de las actitudes fueran constantes a través de las variables con el fin de aislar el efecto ambivalente. Consecuentemente, los participantes midieron qué tan agradable les pareció el personaje, así como su percepción de calidez, competencia y el interés potencial para conocerlo.
Resultados
- Los personajes ambivalentes eran mucho menos probable de ser “aceptados” en comparación con aquellos que mostraron una sola postura. Esto se demostró particularmente por los participantes que estaban de acuerdo en general con la opinión del personaje, pero reconocían un nivel bajo de ambivalencia en ellos mismos.
- Este patrón fue consistente en destinos temas de debate, con una variación leve en la intensidad de opinión.
- Como era de esperar, los participantes prefirieron a los personajes con los que compartían puntos de vista, en contraste con aquellos que mantenían posturas opuestas.
- No obstante, expresar ambivalencia no hizo que los personajes ficticios agradaran más, aunque siguieron sosteniendo su postura no fueron “más aceptados” por mostrar empatía con las de los participantes.
Más adelante, Slev y sus colegas buscaron la forma de replicar y extender estos descubrimientos. Manipulan la percepción de la polarización de un solo asunto: las reformas de inmigración de Estados Unidos. Los investigadores abordaron el tema de dos formas: una altamente polarizante (Inmigración de México) y una menos polarizante (Inmigración de Canadá). Reclutaron a 594 participantes de una plataforma en línea, “Prolific” y completaron cuestionarios para compartir su postura de uno de los abordajes, aleatoriamente.
Posteriormente, se les presentó un personaje diseñado para estar de acuerdo con cualquiera que fuera su opinión acerca de la inmigración, pero expresaron posturas unilaterales y/o bilaterales. De forma similar, se les pidió a los participantes que midieran qué tanto les agradaban los diseños así como la percepción que les dieron de calidez, competencia e interés por conocer al personaje.
Los hallazgos fueron consistentes con los resultados anteriores; se demostró que la ambivalencia de los personajes no hacía que a los participantes les agradaran más.
Sin embargo, se mostró que los participantes con altos niveles de ambivalencia eran más tolerantes a los personajes ambivalentes. De forma general, se reforzó el hecho de que expresar ambivalencia lleva a reducir la aceptación social aunque el asunto sea poco polarizante.
Slev explica que la gente paga un precio por expresar opiniones matizadas de temas políticos, son menos populares porque se percibe una baja seguridad en comparación con las posturas firmemente polarizadas.
Conclusiones
Los investigadores pensaron que los hallazgos iban a ser más balanceados, con algunos participantes prefiriendo a los personajes ambivalentes y otros mostrando menos agrado. Por ejemplo, esperamos que aquellos sujetos que estaban en desacuerdo con el diseño ficticio fueran a apreciar la ambivalencia de este personaje, pues en teoría estaba creando terreno común.
Una de las principales limitaciones fue la nacionalidad de los participantes. Al ser la mayoría de Estados Unidos, se reduce la generalización de los resultados. Es importante estudiar este fenómeno en diferentes contextos culturales. Asimismo, una área de oportunidad es la naturaleza de los temas de debate, ya que todos eran políticos. Valdría la pena analizar los sucesos con diferentes temas de conservación.
En lo personal, considero que es evidente que los resultados varían dependiendo del contexto cultural y los temas. Sin embargo, he sido testigo de cómo la ambivalencia en mi propio país, México, ha ocasionado más controversia lejos de unir a la población. Así que me resulta muy interesante indagar sobre las posibles perspectivas que varios países tienen en cuanto a las posturas, ambivalencia y firmeza de diferentes temas.
Fuente: PsyPost
Referencia:
Aquí tienes la referencia en formato APA del artículo que solicitaste:
Katz, I., Glass, D. C., & Cohen, S. (1973). Ambivalence, guilt, and the scapegoating of minority group victims. Journal of Experimental Social Psychology, 9(5), 423-436. https://doi.org/10.1016/S0022-1031(73)80006-X