Revista Opinión

Apoyo condicionado a López Obrador

Publicado el 18 julio 2018 por Jamedina @medinaloera

Apoyo condicionado a López Obrador
Ante una disyuntiva que se veía difícil, muchos electores mexicanos optamos el pasado uno de julio por quien consideramos, no el mejor candidato, porque ciertamente no había mucho para escoger, sino por el menos malo.

Quienes elegimos a Andrés Manuel López Obrador para presidente de México lo hicimos a sabiendas de que durante su prolongada campaña electoral prometió cosas inviables, irrealizables, idealistas, nacidas al calor de la contienda política.

Sin embargo, los demás candidatos representaban intereses más cuestionables aún.

Así las cosas, a estas alturas, todos (incondicionales y no condicionales) esperamos que el señor López Obrador resulte un buen presidente, porque lo que más deseamos en común es que a este maravilloso país, donde nacimos, crecimos y posiblemente moriremos, le vaya bien.

Nada es seguro
En política nada es seguro, de suerte que, especialmente los periodistas, hemos de insistir en la corrección de ciertas estrategias para que México marche lo mejor posible en beneficio de todos, sin demagogia, pero tampoco sólo en favor de unos cuantos.

Claro está que durante su campaña electoral López Obrador prometió, como lo han hecho todos los políticos populistas de la Tierra (él no es la excepción), muchas cosas que a la hora de la hora no podrá cumplir, porque entre las contiendas electorales y la realidad de los pueblos ha existido siempre mucha diferencia.

La cuestión es que a los políticos les interesa conquistar o conservar el poder, y a esto encaminan sus esfuerzos, a veces con gran perseverancia, como es el caso de Obrador, pero el problema es que una vez alcanzados sus propósitos, se olvidan muchas veces de los compromisos adquiridos en campaña, no porque no quieran cumplirlos, sino porque la realidad que viven sus respectivos pueblos los obliga a rectificar planteamientos originales. Sobran ejemplos locales, nacionales e internacionales que ilustran esta situación, pero como dijera “Don Quijote”, vale más “no menealle”, al menos por ahora.

La razón de Estado, fundamental
Entre las cosas que el nuevo presidente electo no podrá cumplir, por más que se empeñen en ello él y algunos de sus allegados, destacan aquellas que se apartan de la razón de Estado (a la que no soy muy adepto, pero respeto), que son varias, puesto que el interés del Estado, que teóricamente ve por todos, es con frecuencia diferente al de la mayoría de los políticos, interesados sólo en el poder.

¿Ejemplos? Todo lo que vaya contra la justicia, el equilibrio económico y político, la seguridad y el bienestar social, objetivo común de los mexicanos. No tardan en salir a relucir las promesas incumplibles.

Apoyo condicionado
En conclusión, los electores de López Obrador, al menos los no incondicionales, hemos de insistir en que cumpla todas aquellas promesas apoyadas en la realidad. Y por supuesto, no dejaremos de advertirle con la mejor buena fe y en la medida de nuestras posibilidades los riesgos que podría afrontar ante la gran diversidad de intereses encontrados que se manejan en el país y en el extranjero.

javiermedinaloeracom


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