Revista Arte

Aprender a pintar, esbozar y borrar el carboncillo

Por Bsarte

Pintar es algo que requiere el conocimiento de una serie de técnicas. Una de ellas es la de carboncillo, como ya he explicado en anteriores artículos. Esta técnica no presenta una gran adherencia sobre el papel, lo que es una gran ventaja a la hora de crear esbozos que se pueden corregir muy fácilmente y sencillo de borrar.

El carboncillo se puede utilizar como arte final para un dibujo, o para abocetar en un lienzo la escena que se va a pintar.

Cuando se está dibujando, el borrado puede utilizarse como un elemento más del dibujo, creando espacios más claros e incluso blancos en las composiciones. El carboncillo puede borrarse con un dedo, con un trapo o con una goma; depende del efecto que se quiera conseguir. También se puede borrar con el difumino, aunque con este elemento nunca se logrará un blanco perfecto.

Borrar el carboncillo con un trapo para pintar

Para borrar el carboncillo con un trapo, basta con restregar la zona o simplemente sacudirla con el trapo suelto. Pero, al igual que si se borra con los dedos, siempre queda en el papel un resto de color gris. Si no es este el efecto deseado para pintar, debe utilizarse una goma de borrar.

Para eliminar cualquier rastro de carbonilla en el papel, lo mejor es utilizar una goma de borrar. De este modo, no sólo se elimina por completo cualquier trazo hecho con el carboncillo, y corregir y realizar de nuevo el fragmento suprimido, sino que pueden introducirse líneas o espacios totalmente blancos en el dibujo.

Evitar las manchas para pintar

Cada vez que se toca el carboncillo, las manos se ensucian: Esto es muy normal y durante la sesión de dibujo no hay que preocuparse por las suciedad de las manos, ya que estas serán importantes herramientas que servirán para emborronar, difuminar y sacudir el papel.

El dedo manchado de carbón constituirá un medio excelente para conseguir efectos variados o para resolver diferentes aspectos del trabajo, como sombras o degradados. El carboncillo que se impregna en las manos se limpia con una simple sacudida de un trapo o lavándolas con agua para que a la hora de comenzar a pintar no queden rastros indeseados.

Una vez que tengamos hecho el esbozo, pero borrado con un trapo para que no manche los pinceles y la pintura, podemos empezar a pintar el cuadro. En algunas ocasiones, el artista puede decidir dejar zonas del cuadro con el rastro del carboncillo a conciencia, mientras en otras ocasiones, se cubrirá por completo la superficie donde anteriormente se ha dibujado la composición como boceto de la obra de arte.

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