Volvemos al libro "La inutilidad del sufrimiento" y nos encontramos, al contrario que el post anterior, con una serie de hábitos que hay que potenciar para vivir sin sufrimiento:
- Asumir que nos podemos equivocar. Una característica del ser humano es su falibilidad, la posibilidad de equivocarse; por tanto, no nos "machaquemos" por algo que inevitablemente va unido a la condición humana. Cuando nos equivoquemos, nos esforzaremos por extraer, como siempre, la experiencia válida, y nos animaremos a nosotros mismos para poder disfrutar de situaciones nuevas en las que nuestra actuación será más positiva.
- Asumir que habrá cosas que desconozcamos o que no sepamos hacer. Es absurdo pensar que tenemos que saber o conocer todo, pero a veces nos sorprendemos recriminándonos por este hecho. Cuando constatemos que no tenemos "ni idea" de algo, sonreiremos y diremos: ¿perfecto, es lógico, no puedo saber de todo! A partir de ahí, decidiremos si es necesario que ampliemos nuestro aprendizaje, o si dejamos que nuestra "mente" se llene de otros conocimientos.
- Animarnos a nosotros mismos cuando parezca que "todo está en nuestra contra". En esos momentos necesitamos más que nunca nuestra propia ayuda; si al final no conseguimos lo que pretendíamos, la realidad es que lo hemos intentado, y si lo hemos hecho con todos nuestros pensamientos dirigidos a la persecución del objetivo nos animaremos por nuestro esfuerzo. Si es posible mejorar la práctica en un futuro, lo haremos; y si ya no existe esa posibilidad, nos sentiremos satisfechos con nuestro intento.
- Pensar en positivo. Si nuestra mente adopta como órdenes nuestros pensamientos, convendría poner éstos a nuestro favor. Siempre que pensemos en positivo estaremos potenciando nuestras posibilidades y situándonos en la mejor de las disposiciones para superar los obstáculos.
- Confiar en nuestras posibilidades. Para ello, desarrollaremos al máximo el razonamiento lógico, ese sentido común que nos hará evaluar las situaciones de forma objetiva, y nos ayudará a superar tanto los obstáculos que puedan presentarse como las situaciones en que haya resultado imposible conseguir nuestro objetivo.
- Aceptar que, con frecuencia las cosas llegan o se consiguen más tarde de lo que pensábamos. Con frecuencia, el deseo no coincide con el tiempo en la realidad, pero eso no quiere decir que no pueda conseguirse, simplemente tardaremos más. Este es un hecho que debemos asumir con naturalidad y que, en modo alguno resta valor a nuestro esfuerzo.
- Seguir confiando en nosotros después de un "aparatoso fracaso". A veces los fracasos son brutales e inamovibles, pero nunca son absolutos; si no existieran esos aparentes fracasos no tendríamos la posibilidad de "aprender" de ellos y mejorar nuestras habilidades o recursos. En otras ocasiones, los aparentes fracasos nos dan la oportunidad de lograr éxitos o encontrar nuevas oportunidades que, de otra manera, no hubieran sucedido.
- Visualizarnos en positivo. De nuevo, se trata de poner la mente a nuestro favor si nuestro cerebro se cree lo que "visualizamos". Proyectemos imágenes donde nos veamos superando las dificultades y simpre, siempre.
- Sonriamos al máximo. Imaginémosnos sonriendo ante situaciones futuras, ante resultados que están por llegar, ante dificultades que debamos afrontar...y también sonriamos al presente, en cada momento que nos paremos a pensar. Es una forma inequívoca de poner "nuestra mente a nuestro favor", y de crearnos defensas, que nos ayuden tanto a superar situaciones difíciles como a disfrutar al máximo cada momento.
Espero que os gusten y que os animéis a prácticarlos, el creer en uno mismo es uno de los caminos para sentirse mejor.