Revista Salud y Bienestar

Aprendibilidad

Por Pedsocial @Pedsocial

AprendibilidadAprendibilidad es un “palabro” que tomamos de la pedagogía, al menos en español. Hay referencias varias que arrancan del constructivismo y otras teorias del aprendizaje y de la enseñanza (enseñabilidad, es otro “palabro”). En psicología lo manejan como una capacidad de la persona y hasta se “puede” medir hasta el punto de alcanzar un coeficiente. Probablemente está tomada del inglés y ya sabéis lo que dice Sofia Coppola de lo que se pierde en la traducción. Pero en inglés “learnability” es más fácil: ability to learn, capacidad para aprender. Sin embargo también se aplica a la facilidad que pueda tener un programa informático para aprenderlo o la facilidad que presente un nuevo artilugio para aprender a manejarlo, ahí usado como adjetivo de lo que, en español, diríamos “fácil” o mejor, facilón”.

Para mi, y al objeto de este blog, prefiero entender la aprendibilidad como la capacidad de aprender nuevas técnicas o tecnlogías, de adaptarse a nuevos escenarios sociales y, de alguna forma, estar mejor dispuesto y preparado para afrontar el futuro con mejores posibilidades de éxito. Eso si uno tiene la aprendibilidad alta. Y al contrario, si se tiene baja, poca o escasa.

Prefiero entender que no se trata de una capacidad intelectual básica fija, inherente y establecida en cada persona si no que, al contrario, se trata de una capacidad en parte emocional, en parte del carácter y que, además, puede ejercitarse e incluso “aprenderse”. En un mundo que se mueve a la velocidad y el ritmo que lo hace en las sociedades occidentales, y me refiero a ellas porque son las que conozco mejor, carecer de un cierto grado de adapatación y capacidad de aprender, a cualquier edad y en cualquier situación, puede ser una discapacidad, una minusvalía, un “handicap” serio.

Se ha dado en creer que la etapa de la vida para aprender es la infancia y la juventud. Se ha consagrado en la sabiduría popular con aquello de que “no se pueden enseñar a un perro viejo trucos nuevos”. Así las nuevas tecnologías de la informació y la comunicación (las TIC, tan recientemente celebradas en Pediatic3) parece como si fueran patrimonio de jovenzuelos y que quedan fuera del alcance de los que peinan canas (o no peinan nada…). Eso lleva a algunos profesionales a renunciar tozudamente a utilizar métodos o artilugios que se han popularizado en  lo que llevamos de siglo “porque ellos son del siglo pasado”.

Pues no hay más que sentarse un rato en una sala de espera de cualquier centro de salud para observar a frágiles abuelitas tecleando WhatsApp en un móvil como si el mundo se fuera a acabar… Será que tienen una aprendibilidad alta. Pero también hay crios que no acaban de entrar en todo eso de los móviles, las consolas y los mensajes de texto.

Aprender se aprende en todas partes y de mil maneras. Quizá la más sofisticada sea la capacidad de extraer de un texto escrito conocimientos aplicables: leer. Con buenas instruccione se puede aprender cualquier cosa: desde la letra de una canción hasta la física quántica. Todo es cuestión de prestar atención. Aunque hay muchos chismes y actividades que se aprenden con el uso y la intuición.

Quizá sea bueno incluir en la encuesta, en la anamnesis en Pediatría social, alguna pregunta sobre que tal se manejan los niños concretos, además de la lectura y la escritura, en el manejo de nuevas tecnologías. A mi entender, una manifestación de dificultades o desinterés que no tenga una explicación obvia (defectos físicos, malformaciones, etc.) merece atención y evaluación, como señal de una desviación de lo que, en la actualidad, es la norma: una adecuada aprendibilidad.

X. Allué (Editor)


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