He visto esta foto en internet, y no lo he podido evitar, me he sentido muy identificada, pues creo que llevo tres años así, con mi mochila a cuestas, un sombrero, mis botas para andar, una brújula y un mapa. Y es que si nos paramos a pensar, un emprendedor tiene mucho de aventurero, ¿a que sí?
Muchos proyectos, como el mío empiezan con una mochila llena de ilusiones y de experiencias de vida, algunas maravillosas, otras para evitar e intentar que no se vuelvan a producir.
El camino es complicado y a veces difícil de recorrer, grandes cuestas, piedras en el camino, inclemencias del tiempo, miedos, temores, agotamiento, soledad, pero otras te muestra un precioso paisaje donde la ilusión, la felicidad, la satisfacción y la motivación son los protagonistas.
Hace un par de días recogía las notas de Lucía y Blanca, y un año más han sido excelentes, y de nuevo ese momento de recoger los frutos de su esfuerzo me llena de orgullo y satisfacción, igual que le ocurría al rey emérito Juan Carlos en su discurso.
Y ese orgullo y satisfacción, sus caritas, sus risas, sus bromas y hasta sus defectos y enfados, es lo que me da fuerza para seguir cada día adelante, navegando, peleando, luchando, por hacerme un hueco en mi profesión.
No hay nada más importante que la familia, no hay experiencia más maravillosa que la maternidad, por eso esta noche quiero dar las gracias a Dios por mi marido y por mis hijas, sin ellos, seguramente hace tiempo que habría tirado la toalla.
Buenas madrugadas.
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