[Aviso para mis amigos latinos: una pamela es un sombrero elegante de mujer.]
Mi reto de este mes fue incorporar la pamela en mis actividades diarias. Me aconsejaron evitar el sol después de una mini cirugía y la pamela me parecía la forma más fácil de cumplir con esta regla.
Que me ves que te veo
Mi pamela no es exactamente discreta. Amplia y ondulada enmarca mi cara, o la esconde según me conviene en cada momento. Llama la atención y la atrapa, cambiando las interacciones en la calle. Llevar la pamela me hace caminar más erguida para evitar que vuela y me da un aire de locura o de superioridad (según que preguntes). El resultado fue el mismo: más conversas amables con señoras mayores en la caja del supermercado y mucho menos comentarios inoportunos en la calle. Además, es más fácil ignorar a los hombrecitos que se creen cualificados para comentarte, si ni las ves. En este caso la pamela me da permiso de pasar de ellos sin enfadarme ni sentirme intimidada.
Dime lo que vistes y te diré que tan productiva eres
Lo de la visibilidad me lo había imaginado, lo que me sorprendió fue el efecto sobre mi productividad. Verás: mi pamela tira más para elegante, y acabé ajustando toda mi presencia a ello. Ya no me olvido de las pendientes a juego, en la duda escojo la camisa más mona, aunque sea tan solo para ir a correos. Así que se acabaron los días de trabajar en chándal, la pamela consiguió que me vistiera “para ir a trabajar” aunque no tenga que salir de casa. Y si, tiene un impacto sobre lo que hago. A lo mejor es un efecto psicológico, pero vestida de directora definir una estrategia es mucho más fácil y las tareas se terminan antes del tiempo. Si trabajas desde casa, tómalo en cuenta. No hace falta que te compres una pamela, probablemente es suficiente que te prepares para ir a trabajar antes de sentarte en tu mesa en casa.
¿Una pamela para dominarlos a todos?
El reto era llevar la pamela siempre que saliera de casa. ¿Lo he cumplido? No. Resulta que una pamela no es el mejor accesorio cuando vas a correr, subes una montaña o cuando llueve a cántaros. Así que en algunos días la he cambiado por una gorro deportivo o por una capa de lluvia (según qué caso). Además, un día me la olvidé, porque la había guardado en otro lugar que no fuera la estantería al lado de la puerta. Este día parecía un espía, moviéndome de sombra en sombra para escapar del sol. Así que ahora la pamela ya tiene su lugar institucionalizado junto a las llaves. De esta forma no me puedo olvidar de llevarla.
¿Cuál fue tu reto de este mes? ¿Qué has aprendido?