Revista Cultura y Ocio

Aproximación al ballet desde la perspectiva de la vocación temprana

Publicado el 10 septiembre 2018 por María Bertoni
Aproximación al ballet desde la perspectiva de la vocación tempranaDesde el 6 de septiembre, el documental de Miljiker se proyecta los jueves de este mes a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación.

“Sacrificio es estibar bolsas en el puerto” sostiene la madre de uno de los alumnos debutantes del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, que Cecilia Miljiker retrata en Un año de danza. La declaración explicita una cuestión inevitable cuando se habla de baile profesional en general y de ballet clásico en particular: en palabras de la maestra Lydia de Fama, cuál es el “precio” del éxito y desde qué momento corresponde “empezar a pagarlo”.

Para satisfacción del público cansado del cine que reduce la formación del bailarín clásico a un martirio rayano con la locura, el documental que se estrenó el jueves pasado en el Centro Cultural de la Cooperación evoca el recuerdo de Billy Elliot. De hecho, de la quincena de chicos filmados, la mayoría emite una energía símil a la “electricidad” que el protagonista de la memorable ficción británica menciona cuando, al término del examen de admisión para el Royal Ballet, le preguntan qué siente mientras baila.

Miljiker invita a reemplazar el lugar común del sacrificio por la noción de vocación temprana. El testimonio de las madres ayuda en este sentido, aunque también despierta suspicacias en torno a la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto los adultos sabemos / podemos distinguir entre nuestras expectativas y las inquietudes y deseos de nuestros hijos?

Desde el punto de vista retórico, resultan especialmente interesantes las entrevistas que madres e hijos contestan juntos, de a pares. Las progenitoras reconocen el fantasma del sacrificio pero, algunas más que otras, se empecinan en aclarar que lo mantienen bajo control. Los chicos asienten con distintos grados de convicción.

Desde el punto de vista narrativo, Miljiker se sitúa en las antípodas de Manuel Abramovich cuando dirigió el corto La Reina. En este retrato de una nena que concursa en un desfile de carnaval en la provincia de Corrientes, el realizador argentino se concentra en las fuerzas dispares que atraviesan toda relación paterno-filial, y que en este caso imponen una tiranía materna. Un año de danza, en cambio, transmite pura armonía.


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