Ha quedado patente desde un principio, que la profunda religiosidad de los cautivos tabarquinos fue su tabla de salvación, y lo fue en un doble sentido: la propia fuerza de su fe, fortalecida por la atención espiritual de fray Juan Bautista Riverola, antiguo cura de la Orden de los Agustinos en la tunecina Tabarka, cautivo como uno más; y las cartas que escribiera fray Bernardo de Almanaya, basadas en las misivas del propio padre Riverola, en las que daba minuciosos detalles acerca del cautiverio y penalidades de los tabarquinos. Se despertó así el interés del rey Carlos III por su redención, tan oportuna en el contexto histórico, ya que era imperativo poblar la isla Plana para evitar que camparan a sus anchas los piratas magrebíes, tarea que había encargado al conde de Aranda.
Obvio es decir que esta religiosidad, patente desde el momento mismo de la llegada de los colonos a la isla, perduraría y se transmitiría de padres a hijos. Así pues, no es de extrañar que José Vallalta Orozco, párroco de Nueva Tabarca, en sus apuntes editados en 1959 con el título Tabarca y sus habitantes, en su capítulo «Religión, costumbres y fiestas» se extendiera ampliamente en la primera de las razones referidas, siendo sus primeras palabras: «La Religión de Tabarca es la Católica, a la que durante toda la vida han profesado y han rendido siempre sus mejores ofrendas», y continuara más adelante sobre la implicación de Riverola: «Los años del destierro, aunque era muy libre, el sacerdote les acompañó muy gustoso. Cuando fueron trasladados a nuestra Capital de Alicante, vinieron capitaneados por su autoridad religiosa, y aún en nuestros días gozan todos los sacerdotes de un acatamiento Patriarcal por parte de todos y cada uno de estos isleños».
Todo hace pensar, con ello, que las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca son tan antiguas como la existencia de una población permanente en ella, lo que nos lleva al último tercio del siglo XVIII. Pero, a la hora de buscar referencias bibliográficas de las mismas, la tarea no ha sido sencilla. Para ello, he tomado como punto de partida el magnífico artículo de la Revista Canelobre en su n.º 60, Tabarca. Utopía y realidad (VV.AA., Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2012, pp. 97-113) que, bajo el título «Fuentes documentales para el conocimiento histórico de Nueva Tabarca», firman Susana Llorens, Santiago Linares y Agustín Medina, del Archivo Municipal de Alicante (AMA). La información que, a partir de las indicaciones del mismo, he podido obtener sobre las fiestas patronales tabarquinas no ha sido tan abundante como esperaba, si bien la podemos enmarcar dentro de tres bloques: fondos documentales catalogados en los expedientes de la sección Fiestas, referencias aparecidas en libros de temática tabarquina, y llibrets de las Fiestas Patronales de Tabarca.
Revista Canelobre n.º 60: Tabarca. Utopía y realidad. VV.AA.,
Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2012
Fondos documentales de la sección Fiestas del AMA
Realizada una búsqueda mediante la palabra «Tabarca» en la citada sección del catálogo informatizado del Archivo Municipal de Alicante, aparecieron trece legajos, fechados entre los años 1855 y 1889, si bien casualmente, en la misma caja del último de ellos, encontré otro fechado en 1890 que no había surgido de la búsqueda inicial, lo que sugiere que probablemente exista más documentación, catalogada tal vez dentro de partidas rurales, fiestas de barrios, festejos populares, o similares. Pero me voy a ceñir a la encontrada en los cuarenta y tres manuscritos obtenidos de esos legajos, todos ellos comunicaciones u oficios dirigidos en diferentes sentidos: de la Alcaldía Pedánea a la de la Ciudad, de ésta al Gobierno Civil de la Provincia, de éste de vuelta a la Alcaldía de la Ciudad, y de ésta a su vez a la Pedánea de Tabarca. Están algunos incompletos, y buen número de las misivas apenas tienen interés, dado que sólo se tratan de formalismos, y además, no todas ellas hacen referencia a las Fiestas Patronales, sino a otros festejos de la isla, como la Inmaculada, la Virgen del Rosario y San Rafael. Por ello, sólo haré referencia a aquellos con cierta significación en relación a las Fiestas Patronales de San Pedro y San Pablo, así como de la Virgen del Carmen.
El oficio más antiguo lo hallé dentro del Legajo-1905-4-25/0 de 1855, en el que consta como asunto «Fiestas en Tabarca, Campello y Santa Faz». Como curiosidad lo reproduzco íntegro:
Fue contestada afirmativamente el 9 de julio. Ambas fechas llaman la atención, dado que no se corresponden con las de celebración de estas fiestas, ya que son posteriores, pero desconocemos el por qué. Y hasta el 30 de junio de 1865 no volvemos a tener noticia. En esta ocasión, el Alcalde Pedáneo, que firma como José Manzanaro, da noticia de la discrepancia existente entre los mayordomos de la fiesta, en cuanto a pagar o no la manutención de un músico durante los días de celebración, además del alojamiento del que ya se hacen cargo.Alcaldía Pedánea Constitucional de Tabarca
Con motivo de celebrar los vecinos de ésta, fiesta anual a San Pedro y para más solemnidad acompañarla con una vaca de cuerda por las calles, esperan merecer de la bondad de V.S. la correspondiente licencia.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Tabarca 8 de julio de 1855,
Rafael Llopis
Sr. Alcalde 1.º Constitucional de Alicante
Saltamos al 17 de junio de 1879, fecha en la que Vicente Antón firma la solicitud de permiso para la celebración de las fiestas los días 29 y 30, con música, suelta de vaca y fuegos artificiales. Igualmente la sigue firmando años más tarde, el 16 de junio de 1882, solicitando además del Gobernador Civil el envío de una pareja de guardias civiles, dado «el gran número de forasteros que acuden a la isla» en esas fechas, lo que queda autorizado el día 26.
La sistemática de las comunicaciones oficiales, generalmente se iniciaba con la solicitud del Alcalde Pedáneo al Alcalde de Alicante, que a su vez se dirigía al Gobernador Civil, trasladando la petición del Pedáneo y solicitando a su vez la pareja de guardias civiles. A continuación el Gobierno Civil contestaba a Alcaldía dando el visto bueno y requiriendo embarcación para el traslado de la Benemérita y, por fin, el Alcalde disponía dicho traslado notificándolo al Gobernador Civil, y dando cuenta de ambas autorizaciones al Alcalde Pedáneo. Un engorroso sistema que se repetía año tras año, llenando de papeles inútiles carpetas de expedientes.
Llegados a 1883, el 19 de junio sigue siendo Antón quien rubrica la solicitud, en formato y contenido similar, excepto la música, que no consta, aprobándose con fecha 21. Pero el año siguiente sería su Ayudante, Gaspar Cano, el que lo haría con fecha 16 de junio de 1884, con la única diferencia de que contemplaba la opción de que pudiera trasladarse, bien una pareja de guardias civiles, o bien de municipales, llegando la respuesta el 19 de junio, que confirmaba la pareja de nuevo de la Benemérita, pero «suprimiendo del programa el correr una vaca, en atención a que, según las disposiciones vigentes, sólo en plazas cerradas pueden correrse toros». Este contratiempo cayó como un jarro de agua fría entre los tabarquinos, lo que originó un nuevo oficio a la Alcaldía de la Ciudad, de fecha 23 de junio, en el que se manifesta:
Al parecer dio resultado el alegato, pues en escritos de los siguientes años se vuelve a solicitar tal festejo, con la consiguiente autorización del Gobierno Civil. Pero a finales de 1886 hubo que resolver un nuevo problema, del que desconocemos tanto su origen como su resolución, pero que aporta datos y nombres que hacen sugerente sacarlo a la luz. En esta ocasión, el Pedáneo, en cuya firma se lee Francisco Manzanaro, dirigía al Alcalde un oficio fechado 15 de diciembre, en el que le informaba lo siguiente:...el sentimiento que aquí ha causado la negativa del Sr. Gobernador a la pretensión que en mi anterior oficio le hacía, respecto a correr una vaca por las calles.
Interpretando la voluntad de la totalidad de los vecinos de este pueblo, me atrevo a rogarle se sirva remitir nuevamente oficio al Sr. Gobernador, indicándole la costumbre establecida en este pueblo de correr todos los años vacas atadas con cuerdas y con todas las precauciones necesarias, sin haber tenido nunca que lamentar ninguna desgracia personal.
Así mismo podrá V.S. significar al Sr. Gobernador, estamos dispuestos a observar, además de las precauciones que venimos haciendo, todas cuantas por dicha Autoridad se nos recomiende.
El 18 de junio de 1887, se repite la rutina habitual, de nuevo con firma de Vicente Antón, que se autoriza el 27. Sin embargo, en 1888, siendo la fecha de solicitud 16 de junio y la de autorización el 22, en escrito del Gobierno Civil del día 18, esta vez de modo mucho más drástico, se puede leer lo siguiente: «En cuanto a las fiestas, no hay inconveniente ninguno en que se celebren, pero de ninguna manera autorizo que se corran vacas y novillos». No sabemos qué ocurrió en esta ocasión, pero en 1889 se vuelve a solicitar correr una vaca, pero esta vez embolada y en plaza cerrada. La solicitud se firma el 20 de junio, y al parecer no hubo problemas con el Gobierno Civil.Habiendo llamado a los Patrones, vecinos de ésta, el 8 de los corrientes, en una buena unión, para ver si querían seguir las leyes antiguas de nuestros Padres, Abuelos y Bisabuelos, contribuyendo la cuarta parte para celebrar la fiesta de la Virgen y San Pedro, los que se presentaron en mi casa, viniéndose a bien, y algunos de ellos diciéndome que si no se hacía fiesta no contribuían en sacar la cuarta parte más.
Y habiendo sorteado para sacar Mayordomos, salió 1.º José Ruso, 2.º José Castañeda, 3.º José Martínez, 4.º Miguel Botella.
Viniendo a bien los Patrones que al margen se expresan: Antonio López (a) Pagés, Vicente Pérez (a) Misoles, Pascual Ruso (a) Palet, Agustín Chacopino, Antonio Pagés, José Justo, Manuel Ruso, Francisco Parodi, Bautista Pomata, Bautista Chacopino, José Manzanaro, Antonio Servera, Francisco Manzanaro (a) Chapiri, Francisco Poveda, José Ruso (a) Capelo, José García, Vicente Pianelo, Manuel Leoni, Miguel Llinares, José Luchoro, Bautista Mulet, Bartolomé Ruso, Agustín Ruso, Pascual Parodi, Vicente Antón, Antonio Chacopino, Trinitario Chacopino, Miguel Luchoro, Francisco Manzanaro, Rafael Pérez.
El día quince a las cuatro de la tarde, mandé a los Exmayordomos para que entregaran las cuatro llaves del Arca del fondo de la Virgen, y contestándome con grande orgullo Manuel Chacopino, en voz de los otros tres, que no me entregaban las llaves, no respetando las órdenes de mi Autoridad.
Suplicándole a V.S. les ponga las leyes correspondientes, Dios guarde a V.S. muchos años.
Oficio de solicitud de permiso de celebración de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca, dirigida
por el Alcalde Pedáneo de la isla al Alcalde Constitucional de Alicante, el 19 de junio de 1890 (AMA)
Por último, y a modo de muestra del formato de las comunicaciones entre la isla y la capital, se reproduce junto a estas líneas la dos páginas de la solicitud efectuada por el Alcalde Pedáneo el 19 de junio de 1890, en la que por primera vez se amplía un día las fiestas, del 28 al 30 de junio, siendo autorizadas el 26.
Referencias en libros de temática tabarquina
Tampoco son muchas las citas encontradas en la bibliografía tabarquina que hagan referencia directa a las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca, aunque sí muy descriptivas. Retomaré, por ser la más antigua, la obra que cito en la introducción a este artículo: Tabarca y sus habitantes (Vallalta Orozco, José, Alicante, Imprenta de Julio Quereda, 1959, pp. 20-23). Hace Vallalta un panegírico del «tabarquinismo» de sus habitantes, así como de aquellos que, por circunstancias de la vida, han tenido que abandonar la isla, pero retornan para festejar a sus Santos Patronos:
Su fiesta principal la celebran el día 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, a cuyos Santos Tabarca tiene por Patronos. Son días muy hermosos y de mucha fraternidad, ya que acuden a la Isla un gran número de familias, que durante todo el año viven ausentes... separados. Confieso que hay alegría en casi todos los hogares. Los hijos de Tabarca se encuentran muy diseminados por los distintos pueblos del litoral y, cuando llegan estos días, una fuerza interior, la naturaleza... la parte tras el todo, hace que dejen sus casas para unos días y vengan a reunirse con sus hermanos, con sus tradiciones, entrar en su antigua y siempre Parroquia, celebrar juntos unos días, por lo menos, la unión y grandeza del pueblo. Aunque hoy tengamos que confesar la gran separación por causas muy extrañas a su voluntad personal. No es difícil encontrar a tabarquinos que, con lágrimas en los ojos, comprenden la nostalgia de la separación y confiesan que mañana volverían a la Isla si encontraran un medio de vida en ella. Esto es claro, ya que es la única tierra que han conocido en España, en donde viven arraigadas sus tradiciones, en donde tienen los restos de sus antepasados e historia. Como el cuerpo humano sigue al alma, la flor al sol y el corazón al amor, así los tabarquinos gozan cuando están en Tabarca.
Por ser la principal fiesta del año, hacemos un poco más de lo que está en nuestras fuerzas. Es tradición muy antigua que los pescadores reserven un cuartón de la pesca destinado para la fiesta. Casi todos conservan esta hermosa tradición, contribuyendo así al esplendor de la fiesta. Estos días de fiesta se dedican al Sagrado Corazón de Jesús, a María Inmaculada y a San Pedro y a San Pablo.
Todos los días con Misa Solemne y sermón por la mañana, y recorrida por las distintas calles y plazas, con las correspondientes Imágenes de los Santos. Es muy hermoso ver cómo son acompañados los Patronos de la Isla por todos los de Tabarca, reunidos de todas las partes, hasta de Tánger, Canarias y Ceuta. Resultan muy hermosos estos días porque se encuentra toda la familia tabarquina con su Padre y Pastor. Todos actúan con libertad en Tabarca, porque todos están en su casa. Los hogares, las calles, las plazas y la Iglesia son enseres suyos y por esto nadie se considera extraño. Todos estos días de fiesta se terminan con la armonía y esplendor posibles. Terminados los festejos, los hermanos de fuera se quedan unos días aún en Tabarca, porque se encuentran arraigados y con deseos de permanecer hasta el último minuto, y no se marcharían si obligaciones superiores no les mandase a ello.
Tabarca y sus habitantes. Vallalta Orozco, José,
Alicante, Imprenta de Julio Quereda, 1959
Tras hacer referencia a otras festividades, para finalizar añade Vallalta, en esta ocasión acerca de la festividad de la Virgen del Carmen:
La siguiente fuente bibliográfica la encontramos en una obra de referencia para todo estudioso de Nueva Tabarca: Los tabarquinos (González Arpide, José Luis, Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2002, pp. 350-356), revisión de la que fuera su tesis doctoral, publicada en 1981 por el entonces denominado Instituto de Estudios Alicantinos. En el capítulo dedicado a las celebraciones religiosas, González Arpide hace hincapié en la religiosidad de los tabarquinos, resaltando como «elemento psicológico importante en el comportamiento de la comunidad, la creencia en una fuerza superior, en una esperanza que surja cuando en la lucha diaria con el mar aparece la tempestad, el accidente, y sólo la fuerza de una oración puede ayudar a salvar la situación». Centra a continuación cuáles son las festividades que la isla dedica a sus patronos: «Desde su asentamiento en la isla, San Pedro y San Pablo y la Inmaculada, son los patronos, a los que se les profesa una especial veneración. En estas fechas los tabarquinos emigrados procuran desplazarse a la isla y celebrar, en compañía de sus parientes y vecinos, estas fiestas, sencillas, pero entrañables».También celebra Tabarca la festividad de Nuestra Señora del Carmen. Un pueblo auténticamente marinero, no podía menos que ensalzar a su Patrona, Reina y Madre de los marineros. Sobresalen en este día la procesión de la Santísima Virgen por el mar, capitaneando toda la flota de la Isla, recorre todos los alrededores, acompañada por todos los hijos que, subidos en las distintas embarcaciones, adornadas y engalanadas por sus propias manos, cantan y vitorean en altamar a la Virgen Sagrada y Madre de los marineros, armonizado todo por el ruido de los motores. Ella les mira convencida y, colocada en medio de ellos, va bendiciendo el mar, para que les sirva de ayuda a estos pobres pescadores.
Esta es la descripción que González Arpide recoge en su obra, de la Festividad de San Pedro y San Pablo en Nueva Tabarca, la más completa que ha sido escrita hasta la fecha:
El día 28 de junio, víspera de una de las fiestas grandes, los mayordomos de la cofradía de San Pedro, integrada por aquellas personas que libremente se adscribían a ella, recorren las diversas casas del pueblo, solicitando dinero o especias para sufragar los gastos de la fiesta.
El día 29, desde temprana hora, los músicos contratados a tal efecto, recorren las calles despertando y convocando a la fiesta grande a todos los vecinos.
A las once, las campanas convocan a la celebración de la santa misa, que tiene lugar media hora después. Durante la misa se entonaban los gozos a San Pedro, la aurora y la salve del rosario y, al concluir el acto, se sacan a procesión las imágenes de San Pedro y San Pablo, que habrán sido montadas sobre unas andas por los mayordomos de la cofradía. Hemos de añadir que la cofradía sólo está adscrita a la invocación de San Pedro, aunque la festividad añade a San Pablo, quizá sea lógico, si consideramos el oficio de San Pedro y la dedicación de los isleños a las faenas pesqueras.
Los mayordomos de la cofradía, en número de cuatro, son los encargados de cargar la imagen de San Pedro, que es la primera en abandonar el recinto sagrado. La imagen de San Pablo es llevada por aquellas personas que voluntariamente deseen hacerlo, y sigue a la imagen del santo pescador. Detrás, todos los fieles que han asistido al oficio religioso y aquellos que se unen a la procesión, siguen respetuosamente el lento andar de las dos imágenes, que recorren las calles del pueblo, parando de trecho en trecho, para conceder un descanso a los portadores de las andas.
Después de este recorrido, que se produce con el mayor recogimiento, respeto y devoción por cuantos participan en la procesión, se regresa de nuevo a la iglesia, donde se entonan nuevamente los gozos a San Pedro, con lo que se puede dar por concluida la parte religiosa de la festividad.
Una vaquilla traída de la capital se suelta en estos momentos en la plaza, causando el espanto de algunos, el revolcón de los intrépidos y el regocijo general durante un buen rato. Cuando esta distracción decae, algún torero aficionado de la localidad o venido de fuera a presenciar el festejo, estoquea al animal y acaban con él. La carne se vende normalmente a Alicante y el importe se emplea en sufragar la fiesta.
Por la tarde, en la plaza grande, la orquesta que abrió con música el día, toca durante toda la tarde y hasta bien entrada la noche, para deleite y diversión de los tabarquinos y de los que, como comentamos más arriba, se acercan ese día a visitar a sus familiares más cercanos. A grandes rasgos éste es el desarrollo de la fiesta.
A finales de los años noventa, y por influencia de las fiestas que se celebran en otras localidades costeras cercanas, las fiestas tabarquinas se empiezan a semejar a aquellas, contratando una orquesta que amenizará las noches, elección de la reina de las fiestas, concursos para los niños, etc. intentando de alguna manera revitalizar estas celebraciones que sirven para reunir por unos días a propios y ajenos.
Los tabarquinos. González Arpide, José Luis, Alicante,
Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2002
En cuanto a la Festividad de la Virgen del Carmen, González Arpide escribe que «lógicamente a ella están adscritas los pescadores tabarquinos, por estar considerada esta advocación mariana como patrona y protectora de los hombres de la mar», y añade esta somera descripción:
La tercera y última de las referencias la encontramos en el libro Los pescadores de Tabarca y Nueva Tabarca (Lenti, Arturo, Murcia, Galindo Artes Gráficas, 2003, p. 159). El autor, cuando narra la llegada de los tabarquinos a la isla, justifica los patronazgos, a la vez que sugiere varios supuestos del por qué de los mismos, especialmente de San Pedro y San Pablo.La celebración consiste básicamente en sacar la imagen de la Virgen existente en la iglesia y depositarla en una de las barcas de pesca, que se ha adornado con guirnaldas y flores. Esta embarcación dará la vuelta a la isla, escoltada por el resto que, al pasar por las cercanías de la iglesia, harán sonar estrepitosamente sus sirenas, y al acercarse por las inmediaciones del cementerio, arrojarán algunos manojos de flores (y coronas) en conmemoración de los pescadores desaparecidos en alta mar.
Por la tarde, en la iglesia, se celebra una misa y un responso por las almas de todos los pescadores muertos, y especialmente por los que murieron a causa de accidentes marinos.
Oficialmente la nueva población va a colonizar la isla el día 8 de diciembre de 1769, fiesta de la Inmaculada Concepción.
El acontecimiento es comentado con la celebración de la misa, en presencia de todo el pueblo tabarquino, reunido al completo en su nueva estancia.
El escrito que recoge el sermón pronunciado en aquella ocasión, en el frontispicio dice: Sermón de la Concepción Inmaculada de María Santísima, elegida titular y patrona de Nueva Tabarca, ciudad que se está edificando en la Isla Plana de S. Pablo por habitación de los tabarquinos redentos, pronunciado el día 8 de diciembre de 1769, por un religioso carmelita calzado de la provincia de Valencia.
Fueron reconocidos como compatrones los santos Pedro y Pablo, de forma que las dos grandes festividades fueron fijadas el 29 de junio y el 8 de diciembre.
En margen a estas decisiones en el plan diocesano se han desarrollado varias interpretaciones a la búsqueda de significativas referencias.
La fecha del 8 de diciembre hace clara referencia a la festividad de la Inmaculada.
Por lo que atañe a los santos Pedro y Pablo, podría ser significativa la elección de S. Pedro como patrono de los pescadores, pero el 29 de junio se celebra la festividad de los santos Pedro y Pablo.
Por otra parte el proyecto inicial, de matriz gubernativa, se refiere a las construcciones de Isla Plana de S. Pablo y así también el sermón del 8 de diciembre hace igual referencia.
Alguien ha querido ver en eso una significativa dedicación al Conde de Aranda, que se llamaba exactamente Pedro Paolo.
En fin hay otra referencia más relacionada con la isla de San Pedro en Cerdeña, donde fueron trasladados los rescatados por el rey Carlos Manuel III, por lo que en las dos islas de San Pedro y de San Pablo se encontraron asentados todos los rescatados tabarquinos, idealmente juntos en un similar destino de colonos.
Los pescadores de Tabarca y Nueva Tabarca.
Lenti, Arturo, Murcia, Galindo Artes Gráficas, 2003
Los llibrets de las Fiestas Patronales de Tabarca
Para terminar la investigación de la bibliografía sobre las Fiestas Patronales de la isla, busqué en las colecciones del Archivo Municipal de Alicante los llibrets editados con motivo de la celebración de las mismas. Mi sorpresa fue encontrarme con tan poca cantidad, sobre todo en comparación con los que se conservan de otras partidas, pedanías y barrios de Alicante. Sólo siete ejemplares, entre 1993 y 2008, con grandes lagunas de por medio, apenas podían arrojar información alguna sobre el desarrollo de los festejos, y eran pocos, muy pocos, los contenidos que no fueran meramente lúdicos.
Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 1993, 1994 y 1995 (AMA)
De este modo, no encontramos nada a resaltar en los llibrets correspondientes a los años 1993, 1994 y 1995. Con un salto de cinco años, en el del 2000 tan sólo cabe hacer mención de la advertencia del párroco Antonio Pamies Andreu, en su saludo, sobre los ocho meses que se llevaba de espera para la adjudicación de las obras de restauración de la iglesia, justificando a su vez la no reparación de las campanas «porque no sabría qué hacer con ellas», y pasando en el de 2004 a quejarse del lento progreso de dicha restauración, así como del lamentable estado de la Casa del Cura anexa. Pero, por otra parte, la Comisión de Fiestas en su saludo resalta las obras del templo y de la clínica, así como la creación del nuevo Museo, anunciando la próxima restauración del Baluarte del Príncipe.
Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 2000 y 2004 (AMA)
Sin dejar todavía el llibret de 2004, nos encontramos reproducido íntegramente el Pregón de las Fiestas Patronales 2003, a cargo del empresario ilicitano Pascual Ros Aguilar, presidente y fundador de la empresa de calzado Mustang, pregón que luego veremos repetido hasta la saciedad, año tras año, a modo de saludo del propio Pascual Ros, como vemos que sucede en la revista de 2006, en la que comienzan a apuntar pequeños artículos de contenido cultural, entre los que cabe destacar el de José Manuel Pérez Burgos, director del Museo Nueva Tabarca. Fue este año la pregonera M.ª Milagrosa Martínez Navarro, Consellera de Turisme de la Generalitat Valenciana, como lo sería su sucesora Angélica Such Ronda en 2008, ejercicio cuyo llibret es el más reciente que se conserva en el AMA. Éste sigue repitiendo el consabido saludo de Pascual Ros con el texto íntegro de su pregón, y en sus páginas podemos encontrar las impresiones del Alcalde Pedáneo, Vicente Cayetano García Ruso, en su saluda, sobre los sentimientos que le generaron los viajes realizados, el primero a Carloforte para el hermanamiento con Nueva Tabarca, el segundo a la Tabarka tunecina, donde todo comenzó.
Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 2006 y 2008 (AMA)
Y no quiero finalizar sin antes llamar la atención sobre este ejemplar que tienen en sus manos, el Llibret de las Fiestas Patronales de Tabarca 2013 que, programas, fotos y publicidad aparte, puede y debe ser crónica de unos días especiales para la isla, sus habitantes, oriundos y forasteros, así como vehículo de la cultura tabarquina, que conserve y acreciente la ya de por sí rica y singular historia de este pedazo olvidado de suelo alicantino, que no por estar separado del resto deja de ser tan importante como el que más. Insto desde estas líneas a la Comisión de Fiestas a mimar y potenciar este llibret y sus contenidos, tapando los huecos que existen en ese Archivo de todos los alicantinos, entregando en la medida de lo posible ejemplares atrasados y, por supuesto, éste y sucesivos, para que no se pierda ni un ápice de esa historia, de esa cultura, nuestra historia, nuestra cultura.