Revista Ciencia

Apuntes incompletos sobre islamismo y moral

Publicado el 21 enero 2015 por Rafael García Del Valle @erraticario
<img src="//i0.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/plugins/send-to-kindle/media/white-15.png" alt="" title="" width="" height="" data-recalc-dims="1">Send to Kindle<img src="data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAIAAAAAAAAAAACH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAICRAEAOw==" data-lazy-original="http://i1.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/01/sunset-sf.jpg?resize=474%2C315" alt="sunset sf" title="" data-recalc-dims="1"><noscript><img src="//i1.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/01/sunset-sf.jpg?resize=474%2C315" alt="sunset sf" title="" data-recalc-dims="1">En 1955, a instancia de los embajadores de Egipto, Indonesia y Paquist&#225;n ante la ONU, se retir&#243; una estatua de Mahoma situada en el tejado de la Divisi&#243;n de Apelaci&#243;n del Palacio de Justicia del Estado de Nueva York, ubicado en Madison Square.La estatua hab&#237;a sido creada por el escultor mexicano Charles Albert L&#243;pez a principios de siglo, junto a otras nueve esculturas de legisladores m&#237;ticos, como Mois&#233;s, Zoroastro o Zen&#243;n, pero al mundo se le hab&#237;a olvidado qui&#233;nes eran los representados hasta que, en 1953, se emprendieron unas obras de restauraci&#243;n y se conoci&#243; que, entre las figuras, estaba el Profeta.En un art&#237;culo recordando el tema, publicado el 9 de enero de 2015, el diario The New York Times explicaba que aquel no iba ilustrado con ninguna fotograf&#237;a de la estatua en cuesti&#243;n, que acab&#243; olvidada en unos almacenes de Newark, por respeto a los musulmanes.En otro art&#237;culo del NYT, &#233;ste de 2006, leemos que, en 1974, The Times public&#243; un art&#237;culo sobre el islam y que, para iluminarlo, incluy&#243; una imagen del arc&#225;ngel Gabriel apareci&#233;ndose a Mahoma. Dos d&#237;as despu&#233;s, el editor publicaba una nota:Puesto que es una afrenta a los musulmanes representar ese retrato, The Times ofrece sus excusas a quienes se sintieron ofendidos por el uso de la fotograf&#237;a.La posici&#243;n de estos dos peri&#243;dicos internacionales se puede explicar desde una perspectiva de responsabilidad moral que subordina la libertad de expresi&#243;n al principio de convivencia. Seg&#250;n Stanley Fish:La libertad de expresi&#243;n nunca es, ni puede ser, un valor independiente, sino que siempre hay que juzgarla en relaci&#243;n con alguna concepci&#243;n asumida del bien, frente a la que debe ceder en caso de conflicto.En un escenario contrario a esta opini&#243;n, y con una l&#237;nea editorial aparentemente opuesta a la actitud de The New York Times y The Times, en septiembre de 2005, el peri&#243;dico dan&#233;s Jyllands-Posten public&#243; unas vi&#241;etas de Mahoma que, a d&#237;a de hoy, se han convertido en un s&#237;mbolo de la lucha por la libertad de expresi&#243;n, desde la perspectiva de que &#233;sta no puede tener l&#237;mites.En una de ellas, Mahoma aparece con una bomba en el turbante donde el islam queda retratado como un todo terrorista. Bill Clinton se preguntaba en una conferencia en Qatar unos meses despu&#233;s, en enero de 2006, si acaso ahora tocaba sustituir los prejuicios contra los jud&#237;os por el desprecio a los musulmanes.Los editores del diario dan&#233;s defendieron su acci&#243;n como protesta contra la autocensura que observaban a su alrededor, y que imped&#237;a a los periodistas tratar temas relacionados con el islam por miedo a las represalias, algo que les indignaba en tanto que iba contra los principios fundamentales de una sociedad laica y tolerante.&#191;Realmente hab&#237;a una lucha por la libertad de expresi&#243;n, o fue esta excusa de lo bello y loable el simple disfraz con que alentar la xenofobia? Hasta el momento de la publicaci&#243;n de las vi&#241;etas de Mahoma, los editores del Jyllands-Posten tambi&#233;n hab&#237;an estado de acuerdo con poner l&#237;mites a su libertad de expresi&#243;n: dos a&#241;os antes, en abril de 2003, se negaron a publicar unas caricaturas de Jes&#250;s por considerar que ofend&#237;an a sus lectores.Ahmed Akkari, portavoz en Dinamarca del Comit&#233; Europeo para Honrar al Profeta, consider&#243; en su d&#237;a que el doble rasero empleado por el peri&#243;dico mostraba que sus intenciones no ten&#237;an nada que ver con la libertad de expresi&#243;n, sino con una pol&#237;tica de provocaci&#243;n y de difusi&#243;n del odio a la comunidad musulmana.El editor se defendi&#243; alegando que no hab&#237;a nada pol&#237;tico ni discriminatorio el asunto, sino &#250;nicamente una cuesti&#243;n est&#233;tica y de agenda: las caricaturas de Jes&#250;s no hicieron gracia, aparte de que nadie las hab&#237;a pedido; las de Mahoma s&#237; ten&#237;an gracia y hab&#237;an sido solicitadas por el peri&#243;dico como parte fundamental de un tema que se quer&#237;a debatir.Con todo, seg&#250;n un art&#237;culo aparecido en The Guardian en febrero de 2006, hay un email enviado por el editor Jens Kaiser al autor de las mismas, Christoffer Zieller, en que se lee:No creo que los lectores de Jyllands-Posten vayan a disfrutar los dibujos. De hecho, creo que provocar&#237;an una clamorosa protesta. Es por ello que no las voy a usar.En medio de la controversia internacional que suscitaron las im&#225;genes de Mahoma, en febrero de 2006, el diario dan&#233;s renunci&#243; a publicar, a pesar de que previamente hab&#237;a anunciado su aparici&#243;n, unas vi&#241;etas sobre el Holocausto proporcionadas por un peri&#243;dico iran&#237; que le retaba a extender los l&#237;mites del respeto en favor de la libertad de expresi&#243;n. Posteriormente, sin embargo, aparecer&#237;an algunas de ellas.Desde el campo opuesto a la provocaci&#243;n, si no xen&#243;foba, cuando menos ignorante, tiene que haber m&#225;s de lo mismo. &#191;C&#243;mo fue posible que el asunto dan&#233;s deviniera crisis internacional?La popularidad de la xenofobia, la facilidad con que se animan los instintos m&#225;s primitivos, es aprovechada por cualquier sistema totalitario para impulsar sus intereses, sobre todo cuando cierto multicuralismo ingenuo, por distanciarse de sus conciudadanos dementes, cae en la trampa de aliarse con los tiranos for&#225;neos.Entre los medios de comunicaci&#243;n, surgi&#243; la noticia de que la explosi&#243;n de violencia isl&#225;mica que generaron los dibujos fue provocada por &#8220;interesadas motivaciones pol&#237;ticas, intentos de aliviar presiones democratizadoras, y una activa coordinaci&#243;n entre Gobiernos liderada por reg&#237;menes tan cuestionables como los de Ir&#225;n o Siria&#8221;.Se apuntaba a los intereses de algunos miembros de la Conferencia Isl&#225;mica por globalizar el conflicto, el cual hab&#237;a sido alentado previamente por un grupo de imanes sun&#237;es de Dinamarca, bajo el paraguas del Comit&#233; Europeo para Honrar al Profeta:El cl&#233;rigo Ahmed Abu Laban, al frente de esta batalla, ha manifestado que Egipto y otros pa&#237;ses &#225;rabes han visto en ese furor una buena oportunidad para &#171;contrarrestar la presi&#243;n que les viene de Occidente&#187;. Idea coreada por el Departamento de Estado y especialistas que interpretan las protestas como una oportunidad para que Gobiernos de la regi&#243;n sometidos a presiones democratizadoras hayan asociado la libertad y Occidente a la irreverencia hacia el Islam. Adem&#225;s de permitir temporalmente flanquear en determinados pa&#237;ses el gran reto dom&#233;stico planteado por opositores isl&#225;micos.La crisis de las vi&#241;etas tambi&#233;n est&#225; sirviendo para que expertos en historia del arte recuerden la existencia de innumerables im&#225;genes del profeta por todo el mundo sin haber generado antes similares protestas.La Conferencia Isl&#225;mica cambi&#243; su nombre en 2011 por el de Organizaci&#243;n para la Cooperaci&#243;n Isl&#225;mica. En las &#250;ltimas d&#233;cadas, ha pedido en diversas ocasiones ante la ONU que se silencie la blasfemia al islam en todo el planeta. Se ampara para ello en la Declaraci&#243;n Universal de los Derechos Humanos, al considerar que los insultos contra su religi&#243;n suponen una violaci&#243;n de aquella.La defensa de que la blasfemia es una violaci&#243;n de los derechos humanos pasa por cinco puntos:equipara la blasfemia con el racismo;aplica los derechos m&#225;s all&#225; de los individuos, a las religiones en s&#237; cual persona jur&#237;dica;redefine el derecho a la libertad religiosa, de modo que se incluya el derecho a no ser ofendido en asuntos de fe;sobrepone la libertad de religi&#243;n a la libertad de expresi&#243;n;limitar por tanto el alcance de la libertad de expresi&#243;n.Mientras buscaba el apoyo de la ONU, la OCI ya elabor&#243; y adopt&#243; en 1990 una versi&#243;n diferente de la Declaraci&#243;n Universal acomodada a la Sharia: la Declaraci&#243;n Universal de los Derechos Humanos en el Islam.Frente a las demandas de la OCI, el Relator Especial sobre la libertad de religi&#243;n o de creencias estima que el derecho a la libertad de religi&#243;n no puede blindar a las confesiones y hacerlas inmunes a la cr&#237;tica, en cuanto que ello impide a un individuo adoptar una postura personal y libre frente a una abstracci&#243;n que lo somete. En este sentido, los derechos humanos han de ser aplicados a los individuos en particular, jam&#225;s a un ente superior.La defensa que vincula los derechos humanos con el individuo y no con las confesiones, as&#237; en abstracto, tiene su raz&#243;n gemela en la defensa del tratamiento de los seres humanos en cuanto que seres humanos, no en cuanto que peones indiferenciados de una comunidad &#8220;universal&#8221; de inmigrantes sin rostro, donde el valor de una vida no tiene valor por s&#237; misma, sino por la etiqueta que se le asigna, en este caso la etiqueta &#8220;musulm&#225;n&#8221; y su malintencionada asociaci&#243;n con lo irracional, intolerante, antidemocr&#225;tico y, en definitiva, con la barbarie.Un estudio de la Unidad de Investigaci&#243;n sobre Seguridad y Cooperaci&#243;n Internacional (UNISCI) de la Universidad Complutense de Madrid, publicado en mayo de 2006, conclu&#237;a que la crisis generada en torno a las vi&#241;etas muestra c&#243;mo el multiculturalismo se enfrenta a un lado oscuro: ciertos grupos est&#225;n muy interesados en reivindicar cuestiones que saben problem&#225;ticas y controvertidas, y que provocan el conflicto entre sectores extremos del nacionalismo y el multiculturalismo.La soluci&#243;n, dice el estudio, debe pasar por ignorar cualquier compromiso con los extremos de uno y otro bando, y centrarse en los inmigrantes como individuos y no como agentes culturales.Los intelectuales musulmanes acusan a Occidente de que esa identificaci&#243;n del individuo con una etiqueta cultural, la del islamismo como fuente de todos los males, es adem&#225;s err&#243;nea, resultado de ignorar peligrosamente la realidad de su cultura y de difundirse, desde los medios de comunicaci&#243;n, una visi&#243;n simplista y falsa del islam que es la que termina calando en la mayor&#237;a de la poblaci&#243;n, donde la diversidad musulmana se sustituye por una de sus partes, la m&#225;s extrema y morbosa, como el wahabismo o salafismo patrocinado por la realeza saud&#237;, mientras que se ignoran o niegan las tendencias moderadas.Seg&#250;n escribe la marroqu&#237; Fatima Mernissi en El miedo a la modernidad: Islam y democracia, cuando en Europa se habla de musulmanes se ignoran las distinciones m&#225;s elementales que se deben tener en cuenta para cualquier sociedad: clases gobernante, intelectual y popular. Como ocurre en toda cultura, cada uno de estos grupos tiene sus propios intereses que no siempre coinciden y cuyas habilidades para responder a la presi&#243;n y la confusi&#243;n de ideas son muy diferentes.En este sentido, dice, hay que distinguir a qui&#233;n se refiere la palabra &#8220;fundamentalismo&#8221;, pues hay un fundamentalismo gubernamental, impuesto por una clase que impide el desarrollo democr&#225;tico de su comunidad, y un fundamentalismo basado en la l&#243;gica de oposici&#243;n a Occidente, nacido de las luchas coloniales.Esta l&#243;gica de oposici&#243;n ha hecho del miedo el obst&#225;culo a la apertura democr&#225;tica de los pa&#237;ses isl&#225;micos; miedo no s&#243;lo a la invasi&#243;n de Occidente, sino tambi&#233;n de los individuos a su propia libertad. La sociedad civil contempor&#225;nea es el resultado del humanismo laico, y &#233;ste no ha podido abrirse paso en ciertas sociedades isl&#225;micas al coincidir su difusi&#243;n con las guerras coloniales del siglo XX, en las que se identific&#243; la lucha contra el colonialismo con la lucha contra los ideales del humanismo occidental y, por ende, con la asociaci&#243;n a los movimientos m&#225;s extremistas que establec&#237;an mayores distancias con Occidente.Es as&#237; que el pueblo, imposibilitado de acceder a la educaci&#243;n necesaria, queda atrapado en una elecci&#243;n simplista y err&#243;nea entre libertad secular e islam, que no es sino una herramienta de poder para quienes saben aprovecharse de ello.Precisamente, el pueblo occidental, que s&#237; tiene acceso a la educaci&#243;n necesaria, ha quedado tambi&#233;n atrapado en esta distorsi&#243;n, incapaz de distinguir entre la autoridad desp&#243;tica de unos gobernantes y la realidad social de una religi&#243;n vivida por una comunidad.Josep M. Colomer escrib&#237;a en 2004 en El Pa&#237;s que &#8220;el postulado de incompatibilidad entre la pol&#237;tica democr&#225;tica y la religi&#243;n musulmana no es m&#225;s s&#243;lido que el que negaba la capacidad democr&#225;tica de los pa&#237;ses mayoritariamente cat&#243;licos hasta no hace muchas d&#233;cadas&#8221;:Los sucesivos fracasos de los intentos democr&#225;ticos en los pa&#237;ses de la Europa y la Am&#233;rica Latina durante la mayor parte del siglo XX, incluida Espa&#241;a, parec&#237;an una evidencia de la imposibilidad de que una religi&#243;n monote&#237;sta y redentora como el catolicismo pudiera aceptar como leg&#237;timos gobiernos que no siguieran su doctrina antimoderna. No deja de ser significativo que los terroristas y fan&#225;ticos isl&#225;micos de hoy todav&#237;a se refieran a los cat&#243;licos como los cruzados, en simetr&#237;a con su propio designio de guerra santa contra el infiel. De hecho, la Iglesia prohibi&#243; la participaci&#243;n de los cat&#243;licos en las elecciones y los partidos pol&#237;ticos hasta 1931. Algunas experiencias locales de creaci&#243;n de partidos de inspiraci&#243;n cat&#243;lica que participaban en pol&#237;tica bajo las reglas de una democracia liberal, como en Francia e Italia, s&#243;lo se difundieron en otros pa&#237;ses en fecha tan reciente como el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero no s&#243;lo la democracia cristiana se convirti&#243; desde entonces en un componente muy importante de la pol&#237;tica democr&#225;tica en numerosos pa&#237;ses, sino que la propia Iglesia cat&#243;lica acab&#243; siendo un factor favorable a la democratizaci&#243;n en otros, incluida la Espa&#241;a antifranquista, Am&#233;rica central o Polonia.En el n&#250;mero 27 de Quaderns del CAC (enero-abril, 2007), Victoria Camps explica la p&#233;rdida de la acci&#243;n moral en el mundo contempor&#225;neo desde el pensamiento de Hannah Arendt quien, a partir de su ensayo Eichmann en Jerusal&#233;n, contempla con escepticismo el futuro de una sociedad en que el juicio moral est&#225; mal visto y todo est&#225; permitido por el simple hecho de ser posible.Tras renunciar a los valores, s&#243;lo quedan las costumbres; dejarse llevar por ellas es un moverse por inercia y libera, por tanto, de la obligaci&#243;n de pensar que es someter a juicio moral la conducta. Esto implica, adem&#225;s, asumir la responsabilidad por los actos cometidos.Hoy, dice Camps, la capacidad de juicio moral se ha reducido exclusivamente a la acci&#243;n legal: los ciudadanos se lavan las manos y dejan las consecuencias de sus acciones en manos de los jueces; han renunciado a actuar desde una reflexi&#243;n previa por la que juzgar y valorar sus propios actos p&#250;blicos, desatendiendo as&#237; los valores de convivencia y civismo.El problema de todo esto es que el comportamiento se banaliza al premiarse la sentencia judicial como directriz del mismo, de manera que los trucos legales sustituyen el juicio moral que debiera regir la conducta en cualquier sociedad realmente civilizada. Eichmann, al fin y al cabo, no fue m&#225;s que un bur&#243;crata que cumpl&#237;a con la ley de su tiempo y lugar, y eso le bastaba para tener la conciencia tranquila; matar jud&#237;os era conforme a las normas que le dictaron.Un caso cotidiano de esta normalizaci&#243;n es la vulgarizaci&#243;n de lenguaje y comportamiento que se difunde a trav&#233;s de ciertos medios de comunicaci&#243;n &#8211;los m&#225;s vistos, significativamente&#8212; donde el insulto, la mentira y la vejaci&#243;n se naturalizan bajo la m&#225;xima de que hay que aceptar la humillaci&#243;n con humor. O, en todo caso, acudir a la ley. El sujeto se desentiende as&#237; de las consecuencias de sus actos bajo la torpe excusa de la libertad de expresi&#243;n y la exigencia de convivir con el desprecio disfrazado de gui&#241;o sin importancia.En octubre de 2007, cl&#233;rigos, acad&#233;micos e intelectuales musulmanes se reunieron para hacer p&#250;blico su compromiso con las ra&#237;ces comunes del cristianismo y el islamismo. El documento de aquel congreso se titula Una palabra com&#250;n entre ustedes y nosotros, y parte de la posici&#243;n generalizada entre la comunidad musulmana internacional: respetar el pensamiento del otro cristiano y fomentar el di&#225;logo.El movimiento mundial Iniciativa de Cambio Internacional promueve, desde mediados del siglo XX, el compromiso de todas las culturas para trabajar por la transformaci&#243;n de la sociedad desde aquello que las une a todas: el individuo. All&#237; donde el ser humano se encuentra con otros seres humanos es la &#233;tica y la honestidad, que s&#243;lo pueden darse cuando se conoce al otro como ser humano, y no como etiqueta cultural impuesta por los medios.IdeC produjo en 2006 el documental El im&#225;n y el pastor, que muestra el trabajo conjunto del sacerdote James Wuye y el im&#225;n Muhammmad Ashafa frente a los conflictos &#233;tnicos y religiosos que asolan Nigeria.El miedo, el odio, la codicia y la indiferencia perpet&#250;an la injusticia, la pobreza, los conflictos y la destrucci&#243;n del medio ambiente. Sin embargo, el ser compasivos, valientes y creativos tambi&#233;n es parte de la naturaleza humana. Las personas pueden ser el cambio que desean ver en el mundo.&#160;&#160;</span>

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