La lectura es un punto céntrico de la educación porque la vida de todo estudiante gira en torno a ella, es por esto que los docentes deben estar muy bien preparados para emprender este reto.
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Por tal motivo, la promoción de la lectura se convierte en el eje central de este proceso de formación de los seres humanos que tiene como función intentar establecer una conexión entre el lector y el texto, para así transformarla y verla desde dos puntos de vista: la del desarrollo de las habilidades comunicativas básicas y el incentivo de la imaginación, la creatividad y el placer por medio del acto de leer. Además, esa promoción debe ir adherida a la escuela como una actividad sensiblemente individual que ayuda a las instituciones educativas en la formación de ciudadanos adecuados a una sociedad específica.Asimismo, no podemos olvidar que el lenguaje forma parte de la cotidianidad y es por su gran importancia que debemos incentivar su utilización, no sólo mediante la oralidad sino también mediante la lectura como medio para adquirir conocimientos y destrezas lingüísticas y sociales. Zuloaga (2000) nos dice lo siguiente: …no existe mejor promoción de la lectura que aquella que surge como resultado de la conjunción de tres acciones simples y sencillas que se pueden resumir así. Primero, brindar la posibilidad real de acceso al libro…Segundo, suministrar la información en torno a lo que poseen las bibliotecas y dar noticia de los buenos libros existentes…y finalmente, mediante el ejemplo de quienes leen y comentan sus lecturas: presentar libros de la misma forma que lo hacemos con los amigos; recomendar libros, como lo hacemos con las películas… (pp. 17 y 18).
Es así como, la promoción de la lectura debe enfocarse en brindar a los niños el acceso al libro sacándolos de las estanterías y poniéndolos en las manos de quienes quieran darles vida, a su vez se debe también publicitar con la palabra los libros para distribuir información y que no se quede solo en un punto del proceso sino que siga su curso hacia los que necesitan recibir esa información. En este último aspecto pueden contribuir también las bibliotecas y los sitios encargados de trabajar en favor de la lectura, quizá estos tres pasos que plantea el autor sean un excelente comienzo para que la lectura baje de esa concepción elitista a una más realista y de mayor alcance en la sociedad.
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Asimismo, encontramos la visión de personas que ya han probado las alegrías de promover la lectura, al respecto Villanova (2000) comenta que: “Contar cuentos es una tarea sumamente agradable y altamente gratificante tanto para el que cuenta como para el que escucha”… (p.23) porque la persona que ha podido encontrarse con el rostro de los niños que quedan enamorados con la lectura de un cuento, es una experiencia tan gratificante tanto para ellos que abren su mundo de imaginación, como para las personas que leen y sienten que con eso contribuyen en gran medida a avivar el placer que se siente al saber que el mundo de ese niño está cambiando en el tiempo que dura la lectura de ese cuento. También este autor nos dice lo siguiente: …“el hecho de contar cuentos a niños que no poseen la facultad de decodificar la lectura confiere al narrador un poder inmensamente maravilloso”... (p.23) Es decir, que el niño que aún no ha iniciado su proceso de aprendizaje de la lectura puede disfrutar perfectamente tanto de las palabras que el adulto le lee, como de las imágenes del cuento, lo que no se considera entonces un impedimento para iniciarlos en el mundo de los libros.A pesar de la complejidad que sabemos que tiene la tarea de promover la lectura, cuando se logra que un niño o un joven tome un libro por placer y lo lea, lo revise, lo haga suyo, forma parte de una experiencia irrepetible e indescriptible, no todos tenemos la dicha de ser promotores de lectura y de tener contacto con niños en ese proceso, pero obviando todas las dificultades que se puedan presentar, lo que se gana al emprender esta actividad es más que lo que se pierde y es mayormente satisfactorio sentir y saber que se es útil para construir el futuro de muchos niños contribuyendo a la solución del problema.
Ahora bien, se ha hablado mucho acerca de la tarea del docente como promotor de lectura enmarcado en el proceso de enseñanza y de aprendizaje desarrollado en la escuela, pero y ¿qué pasa con los padres y la familia? Pues bien, muchos padres no tienen formación sobre promoción y animación de la lectura, pero esto no se considera un obstáculo para que puedan apoyar desde casa el acercamiento del niño al texto con pocas acciones.
En primer lugar, es importante que tus hijos vean a sus padres leyendo, y que por supuesto en casa haya un espacio para los libros, en segundo lugar, lograr que el momento de lectura, que puede ser en cualquier momento del día o bien antes de dormir, sea especial y que el padre también disfrute con la lectura de los cuentos que le lee a sus hijos y en tercer lugar, no asociar la lectura como una actividad punitiva, puesto que esto conlleva a alejar al niño del disfrute de dicha actividad. Hay que tener en cuenta, que compartir tan solo diez minutos de interrelación por medio de la lectura con sus hijos es mejor que simplemente no hacer nada.
Asimismo, es bien sabido que no es fácil luchar contra los vídeo juegos, los ordenadores y la tecnología en general, hay que tener claro que la idea tampoco es obligar a niños o a jóvenes a leer por encima de otras cosas que también les guste hacer, por tal motivo debemos valernos de esas nuevas tecnologías para promover también la lectura mediante libros digitales, cuentos interactivos y cualquier tipo de herramienta que vea que a su hijo le agrade. Ahora mismo hay infinidad de este tipo de recursos que llaman mucho la atención de los más pequeños y que pueden servir para lograr nuestro cometido. Finalmente, lo importante es inculcar en ellos la semilla de lo agradable que es leer, porque cuando menos lo esperemos florecerá.
Bibliografía:
Villanova, R. (2000) "Contando, contando" En: Del amor a la palabra al amor de la lectura. [Compilación] Caracas: Fundalectura y Banco del Libro.-Zuloaga, C. (2000) "En favor de la lectura" En: Para que haya lectores. [Compilación] Caracas: Fundalectura y Banco del Libro.