Revista Cocina

Aquel 12 de Octubre

Por Dolega @blogdedolega
Por Dolega 12 octubre, 2013 Actualidad 1 comentario

Recuerdo que, dentro de las cien preguntas que le contesté al Tito Macondo en su Macondografía, me preguntaba por un personaje histórico y contesté que Bartolomé de las Casas.

Ningún día mejor que hoy  para conocer un poco a este personaje. Opiniones las hay diversas y como siempre digo, creo que la verdad anda entremedias de las dos corrientes mayoritarias que retratan a su figura.

Les traigo una biografía que me parece bastante centrada. No intenta hacer de él un santo varón ni pretende mostrarnos a un pirado obsesionado por unas teorías que en aquellos tiempos debían sonar rarísimas. Creo que retrata, más bien,  a  alguien adelantado a su tiempo y con unas concepciones morales muy por delante de la época que le tocó vivir.

Sobre el nacimiento de Bartolomé de las Casas hay varias versiones: de acuerdo a Antonio de Remesal, quien fue su primer biógrafo, nació en Sevilla en 1474, pero según las investigaciones de Helen Rand Parish y Harold E. Weidman de 1976, determinaron que la fecha más probable del nacimiento del fraile fue el 11 de noviembre  de 1484 en Triana.

Fue un fraile  dominico  español, cronista, teólogo, obispo de Chiapas  (México), filósofo, jurista y apologista de los indios. Le fue otorgado el título de “Protector de los indios” por el cardenal Cisneros.

Siendo niño conoció a los Reyes Católicos, y a Cristóbal Colón, pues su padre Pedro de las Casas, participó en los viajes del almirante. En 1499 conoció a un indio, el cual fue llevado por Colón y regalado a su padre como esclavo. Las Casas estudió latín en Salamanca o Sevilla.

Realizó su primer viaje a Las Indias el 15 de abril de 1502, llegando a La Española, con lo que siguió los pasos a su padre, quien había participado en el segundo viaje de Colón.

En el 1503 se dedicó a extraer oro, participó en la campaña de conquista del gobernador Nicolás de Ovando, y bajo las órdenes del capitán Diego Velázquez de Cuéllar en el Cacicazgo de Higüey, por lo que recibió una encomienda  en la Villa de la Concepción de la Vega, la cual administró hasta 1506.

Regresó a Sevilla en 1506 en donde recibió órdenes sagradas menores al sacerdocio.

En 1507 viajó a Roma y se ordenó como presbítero. Volvió a La Española en 1508 y durante 1511 escuchó los comentarios del Sermón de adviento de fray Antonio de Montesinos.

Este fray censuraba la conducta de los colonos con relación al maltrato de los indios: “Yo soy la voz que clama en el desierto…”, decía. A los indios se les negó la absolución  debido a que en esa época, aún mantenía su repartimiento.

En la primavera de 1512, a solicitud de Diego Velázquez, Las Casas se trasladó a Cuba  como capellán del conquistador Pánfilo de Narváez.

Por sus acciones durante la conquista de Cuba, en 1514 recibió un nuevo repartimiento de indios en Canarreo, junto al río Arimao (cerca de Cienfuegos). Pero Las Casas tomó conciencia paulatinamente de lo injusto que era el sistema y se convenció de que debía «procurar el remedio de esta gente divinamente ordenado».

El 15 de agosto de 1514, día de la Asunción, a la edad de treinta años, pronunció un sermón en Sancti Spíritus durante el cual renunció a sus repartimientos públicamente.

En 1515 se trasladó a Santo Domingo, donde se vinculó con los frailes dominicos. Fray Pedro de Córdoba lo envió a España en compañía de Antonio de Montesinos para abogar por los indios; los frailes llegaron a Sevilla  el 6 de octubre.

En diciembre del mismo año, lograron entrevistarse con el rey Fernando el Católico, con el secretario Lope de Conchillos y con el obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca, pero los resultados fueron adversos a sus peticiones.

Debido al fracaso, y tras la muerte del rey Fernando el Católico a principios de 1516, Montesinos y Las Casas viajaron a Madrid para realizar nuevas peticiones al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien ejercía la regencia de la corona de Castilla.

En abril de ese año, Cisneros determinó enviar a tres frailes jerónimos para ejercer la gobernación de La Española. Las Casas fue comisionado consejero de los frailes y se le nombró procurador y protector universal de todos los indios. Cargo similar al de Ombudsman de Suecia que fue instituido a principios del siglo XIX.

Por sentirse insatisfecho con la actuación de los frailes jerónimos, ya que en La Española persistía la opresión y esclavitud,  en el mes de junio de 1517, Las Casas decide regresar a España para expresar sus quejas, pero el cardenal Cisneros murió en el mes de noviembre, entonces se reunió con el cardenal Adriano de Utrecht, quien le recomendó esperar una entrevista con el rey Carlos I.

En 1518 Las Casas planeó un proyecto para colonizar tierras de indios con labradores reclutados en España. En 1519 Las Casas impugnó las acciones del fraile franciscano Juan de Quevedo, nombrado obispo de Santa María la Antigua del Darién y quien se pronunció a favor de la esclavitud de los indígenas.

Al igual que Pedro Mártir de Anglería, en abril de 1520 Las Casas conoció a los indígenas totonacos que fueron llevados ante la presencia del nuevo monarca por Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo, ambos emisarios de Hernán Cortés.

Un par de meses más tarde en Santiago de Compostela el Consejo de Castilla autorizó a Las Casas llevar a cabo el proyecto para crear una colonia pacífica en el territorio de Cumaná, para que él aplicase sus teorías, las cuales consistían en poblar la tierra firme, sin derramar sangre y anunciar el evangelio, sin estrépito de armas.

Volvió a las Indias en 1520, intentando poner en marcha su encomienda, siempre en contra de la esclavitud de los indios, el proyecto fracasó porque en su ausencia los indios se rebelaron.

Desengañado, entró en la Orden de Santo Domingo, quienes por entonces estaban elaborando una reflexión sobre el derecho en la Escuela de Salamanca, criticando muchos aspectos de la colonización de América y entre ellos el sistema de encomiendas.

A partir de 1521 se retiró para dedicarse al estudio de la teología, la filosofía y el derecho canónico y medieval, y comenzó a escribir su Historia de las Indias.

En 1535 regresa a América donde intenta de nuevo un programa de colonización pacífica en Guatemala, donde obtiene un relativo éxito; vuelve de nuevo a España en 1540 y en Valladolid, visita de nuevo al rey Carlos I.

Éste, prestando oídos a las demandas de Las Casas y a las nuevas ideas del derecho de gentes difundidas por Francisco de Vitoria, convocó al Consejo de Indias, en las que se conocen como Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid.

Debido a lo que se discutió, se promulgaron el 20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona.

Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debieran participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión.

A finales de ese mismo año terminó de redactar en Valencia su obra más conocida, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, dirigida al príncipe Felipe (futuro Felipe II), entonces encargado de los asuntos de Indias.

Se le ofreció el obispado de Cuzco, importantísimo en aquel momento, pero Las Casas no aceptó, aunque sí aceptó el obispado de Chiapas en 1543, con el encargo de poner en práctica sus teorías. Residió allí durante dos años para regresar definitivamente a España en 1547.

Durante su obispado en Chiapas residió en la Ciudad Real de Chiapas, hoy llamada San Cristóbal de las Casas en su honor.

Renunció a su obispado y continuó con su labor de defensa de los indios hasta su muerte, lo que le valió ser conocido como el Apóstol de los Indios.

En Valladolid, entre 1550 y 1551, mantuvo una polémica con Juan Ginés de Sepúlveda («La controversia de Valladolid») sobre la legitimidad de la conquista, se discute quien ganó esta controversia, ya que ambos se consideraron ganadores, sin embargo los trabajos de San Ginés de Sepúlveda no obtuvieron autorización para ser publicados.

Bartolomé de Las Casas murió en Madrid en 1566. En el año 2000 la Iglesia Católica dio inicio al proceso de beatificación.

Junto con Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas es considerado uno de los fundadores del derecho internacional moderno  y un gran protector de los indios y precursor de los derechos humanos junto al jesuita portugués António Vieira.

(Biografía transcrita de http://www.educando.edu.do/articulos/docente/biografa-de-bartolome-de-las-casas-y-algo-ms/)

Buscando información para esta entrada, me he encontrado con una curiosidad histórica digna de mencionar.

En la “Recopilación de leyes de los Reynos de Indias” (1680). En su libro III Título VI (“De las fábricas y Fortificacones) firmada por Felipe II, nos encontramos con esta curiosidad:


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