«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.»
(G. García Márquez. Cien años de soledad)
Hoy cumple años don Gabriel -87- y también su Cien años de soledad -47-, cuyo comienzo -absolutamente deslumbrante- les incluyo arriba. Obra abrumadora. Un clásico que, si usted no ha leído, es porque sufre un grave desorden de conducta.