Revista Cultura y Ocio
“Aquellos hermosos años de mi juventud” de Ana Novac
Publicado el 02 mayo 2016 por Miguel Angel Requejo Alfageme @MiguelARAlfagemLeí, en frases creo que de Donald Barthelme, que una vez viéndose ante el accidente de un familiar, me parece que muy allegado, allí delante del cuerpo querido y maltrecho se preguntó cómo pondría en palabras aquello que estaba viendo y como esa reacción le preocupó y le torturó durante un tiempo… poniendo en entredicho su humanidad. Ana Novac hace eso.En la línea de los diarios de Ana Frank, Victor Kemplerer o la narrativa de Primo Levi ésta es una obra más, vertida desde los horrores del holocausto nazi.No es un diario propiamente dicho si no una reelaboración que a posteriori, con los apuntes tomados en aquella terrible experiencia, le sirve a Ana Novac para reconstruir aquella pesadilla.Lo cual no le quita ni un ápice de valor a lo narrado y no deja de impresionar el tesón con que la autora que por aquel entonces tenía dieciséis años anota en dónde puede y pone a salvo cómo puede lo que va sucediendo seguramente con la intención de que al menos quedará una prueba de lo sucedido.Creo que de todo lo que he leído sobre esos años y que se puede llamar testimonial este es el más literario. Ana Novac es una escritora y con un pensamiento cuajado cuando reelabora estas memorias, que es lo que son, más que diario. También lo era Primo Levi, cierto. Pero el esquematismo de Levi, frío y objetivo, se transforma con Ana Novac en una narración que sin dejar de lado lo testimonial carga la narración de reflexión y creatividad muy personal. Dándole así a la obra un valor artístico que va más allá del horror que refleja. Entronca con la ficción en cuanto que Ana Novac, estoy seguro, carga el recuerdo con imágenes o reflexiones del momento de la elaboración que con dieciséis años no tenía, pero sin olvidarse de la realidad de los apuntes. Así va tejiendo una narración doblemente cosida: Sobre el lecho del horror planta lo que siempre ha llevado dentro de sí: “… llevo escribiendo notas desde los once años…todo lo que me pasaba me pasaba para que lo anotase………mi vida real no era sino algo así como una criada, la proveedora de la vida <formulada>”.Escritora de raza no puede pasar, a pesar de las circunstancias, por alto el hecho de “mi estilo deja que desear” y “hay páginas que he vuelto a copiar cuatro veces. ¡Todas las líneas apestan a sudor, lógicamente!”……Lógicamente, en esas circunstancias lo que menos debía preocupar a alguien que no fuese escritor es el estilo de lo que escribe.O “Oigo cómo me late el corazón. Como algo independiente, acurrucado entre la maleza……… ¡Todo había empezado tan bien! Al salir, unas cuantas nubes inciertas flotaban por el cielo y un grato viento fresco prometía el final de la canícula”Reflexiones del tipo: “¡Qué tono de reprobación, qué ética tan incordiante! Como si llevase a toda la humanidad a cuestas, ¡A todos los parias de la Tierra!....”“Nunca se le olvida <hacernos cosquillas>- por aquello de no perder la práctica- con la fusta”En fin, una vez más el horror de aquellos años que como bien indica el título deberían haber sido los años de juventud de muchos miles de seres humano, hermosos e ilusionantes.Y que no olvidemos, también años semejantes a esos, los padecieron jóvenes de Ruanda, Chile, Argentina, Yugoslavia, Vietnam…. y ahora los están padeciendo......la lista sería interminable.