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Especial. Cobertura BAFICI 2012
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La película también desconcierta a los espectadores acostumbrados a un cine chileno que tiende a repasar su historia e identidad. Pensamos en Violeta se fue a los cielos y Machuca de Andrés Wood, en La muerte de Pinochet de Iván Osnovikoff y Betina Perut, e incluso en El año del tigre de Sebastián Lelio.
Nadie niega el sello del país trasandino en Aquí estoy, aquí no (suponemos que la elección del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos no es caprichosa). Pero sí cabe señalar una impronta distinta, más contemporánea.
María José Siebald se luce en la piel de dos personajes gemelos y a la vez antagónicos que obsesionan al protagonista, no ya investigador privado como en el clásico homenajeado, sino periodista. Por lo pronto, la actriz intercambia los roles de Ana Patrica y Valentina con una gracia que compensa la abulia del hombre de prensa encarnado por Juan Pablo Correa.
Dicho sea de paso, Eliash parece tomar con pinzas la noción de verdad que manejan los profesionales de la palabra escrita. Ya desde el título, su trabajo anuncia el reconocimiento de una subjetividad que se cuela siempre, incluso en las crónicas pretendidamente fieles a “la más pura realidad”.
Si lo sabrán los amigos de Ramiro y los espectadores dispuestos a participar del tributo a un maestro empecinado en probar que nada es lo que parece.