Ya he dedicado dos entradas anteriores en el blog sobre cómo procuro dar textura a los árboles en las acuarelas. Desde aprovechando la sedimentación y granulación de algunos pigmentos, especialmente los de Primatek de Daniel Smith, los obvios conseguidos con el pincel por medio de líneas finas o por trazos rápidos con el pincel semiseco, a los rascados con un cúter una vez terminada la acuarela. En esas entradas se explican otras formas de rascados con la acuarela húmeda o incuso antes de aplicar la pintura. Cuando el papel no es muy rugoso la cosa se complica más, como en la primera de las acuarelas mostradas sobre un tronco seco en San Gregorio, en Alpera (Albacete). En ella no hay rascados, sí los hay en la siguiente, una acuarela del olmo de Millena en ALicante, que he pintado varias veces. En esta otra acuarela, a partir de una foto propia de ese olmo, se han eliominado todas las construcciones que lo rodean en la plaza de la iglesia y se ha centrado la composición en el árbol. Usando para el fondo y las mezclas de verdes el lapislázuli se consiguen esos tonos mas fríos, armonizando el conujnto. También aporta parte del granulado. En esta ocasión se trata de un dibujo con estilográfica cargada con una tinta marrón soluble, es decir, no ideleble. Se elige esta tinta para poder extenderla luego con un pincel mojado. Por eso, al hacer el dibujo, se cargan las tintas reforzando las lìneas en la parte de la sombra. A partir de este momento ya empiezan las tentaciones de dejarlo así, en un dibujo de línea. Muchas veces cada paso empeora el resultado final. Con pincel mojado se extiende la tinta de las líneas, dejando algunos puntos en blanco, que ya empiezan a aportar relieve. Alfunos trazos, con el pincel no demasiado mojado, rápidos y en la dirección de los troncos, van marcando algunas sombras. Se sugieren algunas hojas en la copa diluyendo algunas partes de las ramas. Incluso se moja el pincel en el tajo de la pluma apra cargar un poco de tinta y reforzar zonas y sugerir hojas. Elpapel está mojado por algunas zonas. Las líneas que se dibujan ahora quedan nítidas por lo seco y borrosas por lo húmedo. En esta ampliación se ve mejor. Con el pincel bastante seco, tomando tinta del plumín, se trazan pinceladas rápidas siguiendo la forma de las ramas y las arrugas de la corteza, intentando resaltar las zonas de sombra. Poco a poco se va dando forma y moldeando el relieve, sugiriendo más texturas y recuperando algunas líneas que se querían nítidas y que al mojarlas se han difuminado o perdido.
En estas ampliaciones se ve con más detalle el resultado de esas pinceladas rápidas y secas.
Por último, con acuarela negra, en este caso Lunar Black de Daniel Smith, se dan las últimas sombras, las más intensas, se añaden algunos detalles, pocos y con pocas pinceladas se sugiere un fondo y un suelo.
Entradas anteriores sobre texturas:
- Árboles. Texturas en acuarela I.
- Árboles. Texturas en acuarela II