Entre los siglos XVI y XVII Sevilla detentó el monopolio del comercio con América y Filipinas, lo que la convirtió en la capital de Europa. A falta de una lonja comercial adecuada, los mercaderes procedentes de toda Europa hacían sus tratos en el entorno de la catedral, especialmente en las gradas que la rodean y en el patio de los naranjos. Cuando la inclemencia del tiempo lo aconsejaba, se trasladaban al interior del templo y lo llenaban con un bullicio de feria, gritos destemplados, juramentos y reniegos.
Las reiteradas protestas del cabildo catedralicio, que no dejaba de importunar al rey con memoriales de protesta y alusiones al pasaje evangélico en el que Jesús arroja a los mercaderes del templo, determinaron que, ya en época de Felipe II, se mandara construir un edificio mercantil en la vecindad de la catedral. Comenzaba a fraguarse la puesta en marcha de un lugar con historia, de la buena.
La Casa de Indias, junto a la catedral de Sevilla./IgnisFatuus
El encargado de la obra, Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial, diseñó un edificio de planta cuadrada (56 metros de largo) con patio interior y dos plantas abovedadas comunicadas por una monumental escalera. Se asienta en la calle Fray Ceferino González sobre una lonja rodeada de fustes de piedra con cadenas.
El histórico edificio, terminado en 1646, alberga hoy el Archivo General de Indias, creado en 1785 por orden de Carlos III, que custodia los 40.000 legajos y cerca de 3.400 piezas de mapas, dibujos y planos que generaron cuatro siglos de historia americana. En total, alberga unos ochenta millones de páginas de documentos originales que ocupan ocho kilómetros lineales de estanterías procedentes del antiguo Consejo de Indias y Secretarías de Despacho, Casa de la Contratación y Consulados de Sevilla y Cádiz. Casi nada.
Entre sus documentos figura una instancia de Cervantes, que después de haber fracasado en España quería probar fortuna en América. El funcionario de turno le denegó el permiso escribiendo al margen: “Busque por acá en qué se le haga merced”. También se conserva la mayor parte del archivo propio de Cristóbal Colón, que fue cedida por la casa ducal de Veragua. Otro documento de relevancia y popularidad, quizás el que más, son las Capitulaciones de Santa Fe, la firma del acuerdo entre Colón y los Reyes Católicos sobre el proyecto de encontrar una nueva ruta por poniente hacia las Indias Orientales.
Mapa que muestra las principales rutas comerciales del Imperio Español./CarlosVdeHabsburgo
La elección de Sevilla como ciudad con monopolio en el comercio con las Indias posibilitó que en torno a 1540 la ciudad andaluza desbancara a Amberes (Bélgica) como centro financiero de Europa. Como controladora del tráfico marítimo mundial más importante de su tiempo, la Casa de Indias era la encargada de aprovisionar, pertrechar e inspeccionar las flotas de barcos españoles que se disponían a zarpar para América.
Aunque nació bajo los auspicios de Carlos III, el impulsor del proyecto de la puesta en marcha de un gran archivo que compilara la documentación que el Imperio Español generara con sus territorios de Ultramar, sobre todo con el Nuevo Mundo, fue don José de Gálvez, secretario de Indias, y el ejecutor del mismo resultó el académico e historiador don Juan Bautista Muñoz, cosmógrafo mayor de Indias.
Es fama que en este archivo trabajan con dedicación plena, además de muchos investigadores procedentes de numerosas universidades del mundo, algunos sabuesos a sueldo de las compañías buscadoras de tesoros que se dedican a localizar naufragios de galeones cargados de oro y plata. Sin una investigación previa en el Archivo de Indias nunca se hubiera localizado el famoso tesoro del galeón Nuestra Señora de Atocha.
Interior abovedado de la Casa de Indias./españaescultura.com
De interés del viajero es el horario de apertura y/o consulta de la Casa de Indias: Del 16 de septiembre al 15 junio, de lunes a viernes, es de 8 a 15 horas; mientras, del del 16 de junio hasta el 15 de septiembre el horario es de 8 a 14.30 de lunes a viernes. Enfrente del Archivo se extienden los torreados muros grises del Alcázar y su Puerta del León, de obligada visita, así como la anexa y magnífica catedral gótica de Sevilla y su no menos célebre Giralda.
Tanto ir y venir por la historia más prolífica de Sevilla agota la percepción del viajero. Por lo que toca buscar cobijo para descansar. La oferta de alojamientos en la capital andaluza es amplia y variada. Existen hoteles en Sevilla adaptables de precio para todo tipo de bolsillos y apartamentos de calidad céntricos en los que merece la pena pernoctar. También hay lugares no turísticos interesantes por los que perderse en Sevilla, pero esto merecerá otra entrega….
Dónde dormir: Petit Palace Marqués de Santa Ana; Jimios, 9-11; 41001 Sevilla; [email protected]; teléfono: 954221812.
Dónde comer: Bar La Catedral; Mareos Gago, 5; 41004 Sevilla; teléfono: 954212174.