El buen funcionamiento en ataque, la falta de posesión en mitad de cancha, la constancia de Messi en la selección desde la llegada de Sabella, los horrores defensivos de una dupla central que no mejora con el correr de los partidos, la aparición del Di María que todos esperamos, la presencia de jugadores que parecen ser convocados más por simpatía del técnico que por razones futbolísticas, entre esos extremos va oscilando la selección argentina, que gracias al flojo rival de turno y a los aspectos positivos mencionados logró vencer a Paraguay por 3-1.
Por momentos, Argentina es todo un culto a la vieja y conocida frase que reza que del amor al odio hay un paso. Cuando la pelota llega limpia en el último cuarto de cancha y funcionan las sociedades de Messi, la albiceleste es capaz de ilusionar hasta al más pesimista. Pero cuando toca hacerse fuerte en el mediocampo o transmitir firmeza desde la defensa, los dirigidos por Sabella son dignos de obtener un papel protagónico en una película de terror. Un equipo bipolar por donde se lo mire.
Si bien la excusa del poco tiempo de trabajo es entendible, hay ciertos conceptos y detalles que, al menos a simple vista, dan la impresión de ser solucionables aún sin demasiado perfeccionamiento. Yendo directamente a los nombres, resulta difícil entender la elección de los dos centrales, que si bien en su momento habían prometido ser buenos proyectos, hoy en día tienen un andar mediocre en Europa y no cuentan con los minutos suficientes. La intención de darle continuidad a una dupla central para que logren un mayor conocimiento es válida, pero si a la vista está que no han logrado rendir bien, ¿Por qué no probar con otros nombres?
Los laterales son otra incógnita. Por más que sea una posición que viene en debacle hace ya muchos años, es costoso comprender la inclusión de un central como Campagnaro en el lateral derecho y aún más difícil es entender el porqué de la insistencia en Rojo cuando el jóven defensor ex Estudiantes, otro de triste andar en el viejo continente, no logró redondear una buena actuación desde que llegó a la selección. Uno prefiere pensar que no existen los favoritismos, pero la presencia de ex dirigidos por el técnico, aveces sin motivo futbolístico alguno, instalan una duda que es tan molesta como perjudicial para el equipo.
Así como es cierto de mitad de cancha en adelante Argentina es simplemente letal, también hay que destacar cuánto le cuesta hacerse fuerte en mitad de cancha. Quizás el ingreso de Mascherano por Braña, otro que cuesta encontrarle razones desde lo futbolístico para justificar su presencia, sirva para fortificar una zona del campo que por momentos es tan endeble como la defensa.
Sabella le encontró la vuelta a la mitad del asunto y Argentina es tan vistosa como efectiva en los últimos metros, ya sea por sociedades, individualidades e incluso avivadas ante errores del rival. Pero para él, todo un experto en el orden defensivo, debe ser toda una cuenta pendiente no haber podido encontrar aún los hombres ideales para generar un equipo sólido. Los resultados no deberán tapar el bosque pero al menos lo ayudarán a trabajar en paz, todo un lujo teniendo en cuenta el pasado inmediato de la selección.