Fuente: www.perudefiendelavida.com
Argentina se encuentra en pie de lucha por defender la vida del concebido debido a que la legislación de ese país abrió las puertas al derecho del aborto por violación. Así, a diferencia del Perú, la Pontificia Universidad Católica Argentina, a través de sus Facultades de Medicina y de Derecho defienden la vida del concebido y han lanzado el libro digital “El médico frente al aborto”. El libro coordinado por el doctor Siro M.A De Martini reúne los razonamientos de prestigiosos profesionales frente al flagelo del aborto
El libro cuenta además además con las palabras de los doctores Leonardo Mc Lean, Agustín Silberberg, Jorge Nicolás Lafferriere y Miguel Ángel Schiavone.
La obra desarrolla los siguientes capítulos:
* Ni los médicos, ni los centros de salud, están jurídicamente obligados a practicar abortos, por De Martini, S. M. A.
* El embrión como ser humano, por Mc Lean, L. y Silberberg A.
* Aborto y objeción de conciencia, por Laferriere, J. N.
* Políticas de salud que promueven la vida, por Schiavone, M. A.
El libro se puede descargar desde aquí.
Algunos extractos:
“…Se va dividiendo y consolidando una nueva situación cultural que confiere a los atentados contra la vida un aspecto inédito, ya que amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual. Más aún, sobre este planteo pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado con el fin de practicarlo, con absoluta libertad, y con la intervención de las estructuras sanitarias”.Dr. Carlos Benjamín Álvarez, Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
“Pocas veces –si es que alguna- los responsables de los servicios de salud, y los médicos y los demás profesionales de la salud, se han visto tan presionados, limitados y, podría decirse, amenazados, como en la cuestión de los llamados abortos “no punibles”. Lo que hace aún más particular o insólito el caso, es que estas presiones no provienen de agrupaciones políticas o grupos pro aborto, sino de la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación, institución que se ha arrogado (con razón) el título de “garante supremo de los derechos humanos”. Dr. Daniel Herrera, Decano (int.) de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
“¿Debe el médico atender sólo a la salud de la mujer o debe preocuparse, también, por la salud del hijo? ¿Se trata de dos personas iguales, con los mismos derechos humanos? Si uno se guiara por los argumentos de la Corte, y por los de los abortistas en general, la respuesta tendría que ser negativa: no, no se trata de dos personas iguales y, por tanto, no tienen los mismos derechos humanos. Más aún, el derecho humano que es la base de todos los demás, esto es, el derecho a la vida del hijo, depende de la voluntad de la madre. ¿Pero es esto así? ¿No hay acaso en esta posición una reminiscencia o, quizás con mayor precisión, una actualización de la milenaria división entre poderosos y débiles, amos y esclavos, raza pura y razas inferiores? Ahora la división parece ser entre nacidos y no nacidos”.Siro M. A. De Martini, Profesor de Filosofía del Derecho y de Ética social y profesional de la UCA. Profesor de Bioderecho del posgrado en Bioética de la Universidad CAECE-Schoensttat, Director del suplemento de Política Criminal de El Derecho, miembro del Comité de Ética de los Institutos de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Comisión de Bioética .P. José Kentenich. de Schoensttat.
“Los que niegan que el embrión extraordinariamente joven es un ser humano, se han esforzado en utilizar un neologismo inútil: el término de “pre-embrión”. Inútil científicamente porque antes del embrión solo hay un óvulo y un espermatozoide, y hasta que alguno de éstos no fecunda al primero, no existe un ser nuevo. Por lo tanto, no se puede hablar de pre-embrión porque, por definición, el embrión es la forma más joven de un ser” (…) “No es que en la concepción esta forma esté potencialmente presente, o que el cigoto esté en potencia de ser humano. Por el contrario, la forma está actualmente presente en el material genético y el cigoto es un ser vivo independiente que pertenece verdaderamente a la especie humana…”Leonardo Mc Lean, Médico, Doctor en medicina e integrante del Servicio de Cirugía del Hospital Universitario de la Universidad Austral, Académico Titular de la Academia Nacional de Medicina y Agustín Silberberg, Médico, Doctor en bioética y Profesor de Bioética en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
“…en el específico caso del aborto, hay fundamentos desde la misma deontología médica para la objeción de conciencia, pues no configura un acto médico. Como bien dicen Ángela Aparisi Miralles y José López Guzmán, “el fin de las profesiones sanitarias, históricamente amparado por el Derecho y tradicionalmente reconocido por la deontología profesional, ha sido siempre la defensa de la vida y la promoción de la salud –por otro lado, derechos básicos de la persona-. Por ello, imponer una obligación general a la participación en abortos a un sanitario puede calificarse, en principio, como un atentado al sentido último de su profesión e, incluso, a su dignidad personal y al libre desarrollo de su personalidad, al tratarse de profesionales que, por su peculiar vocación, están comprometidos humana y profesionalmente con la defensa de la vida humana. En este sentido, merece recordarse que ya el juramente hipocrático (siglo V a.C.) recogía el compromiso del médico con el bien del enfermo, defendiendo el carácter sagrado de la vida humana desde su concepción”.Jorge Nicolás Lafferriere, Doctor en Ciencias Jurídicas por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Director de Investigación Jurídica Aplicada de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
“Una publicación de la OMS habla de que la mortalidad materna es una tragedia global, 585.000 mujeres en edad fértil, en plena etapa productiva y creativa de sus vidas, fallecen por año. Pero leyendo con un poco más de detalle, la publicación dice que el 99% de ellas viven en el mundo en desarrollo, y menos del 1% en los países desarrollados. En el mundo en desarrollo, dice la publicación, en realidad en el mundo pobre, diríamos nosotros, algunos dicen en el mundo en transición, no sé si en transición hacia adelante o hacia atrás. ¿Qué tienen en común estas mujeres que mueren en esas regiones?, y lo que tienen en común es concretamente pobreza. La pobreza es el mayor factor de riesgo de mortalidad materna, el aborto es solo un factor de confusión. El problema es la pobreza, en cualquiera de sus expresiones: la pobreza económica social, la pobreza educacional, la pobreza sanitaria y la pobreza espiritual”. Miguel Ángel Schiavone, médico UBA, especialista en Salud Pública UBA, doctor en Salud Pública Universidad del Salvador. Ex Subdirector Médico Hospital Fernández, Ex Subsecretario de Salud GCBA, actual Director Escuela de Salud Pública UCA.
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