En un partido aburrido y monótono, Argentina volvió a ganar. La víctima fue Alemania, una de las más grandes potencias futbolísticas del momento.
Desde el punto de vista del resultado y del desarrollo, lo del equipo de Sabella fue muy bueno. Sin embargo, con toda la cancha a su favor y un contexto que le favorecía, fue mezquino y pudo haberse lucido más ante un equipo que fue una sombra y extrañó a sus figuras.
Sin Agüero desde el arranque, en una decisión difícil de entender por parte del entrenador, Sabella recurrió a un 4-4-2 previsor.
Sosa por izquierda y Di María por derecha fueron las claves del primer tiempo. Justamente el exEstudiantes con una corrida adentro del área sufrió la infracción y el consiguiente penal. Encima el arquero Zieler fue expulsado y Alemania (salió Muller) jugó el resto del partido con uno menos.
Desde los doce pasos, Messi falló y todo continuó sin goles. La cuenta la iba a abrir Khedira con un tremendo blooper en su propia valla. Casi sin proponerselo, Argentina se iba en ventaja.
En el complemento, llegó la revancha de Messi que acompañado por Agüero y con más espacios, recibió de Higuaín y puso el 2-0. Poco pasaba hasta que Di María con un tremendo sablazo puso el 3-0 y antes del ocaso descontó Howedes.
Por la pasividad del rival, la defensa tuvo una tarde sencilla como para analizarla pero la estructura Romero-Fernández-Garay-Mascherano parece estar sólida y convencer al DT.
En vistas a las Eliminatorias, Argentina avanza lentamente. Aun queda mucho por mejorar, entre otros la falta de ambición.