Revista Ciencia

Argumentario falaz

Por Biologiayantropologia

ARGUMENTARIO FALAZ
Publicado en Levante 1 de mayo de 2013
Me llamó la atención el “argumento” expuesto por un reconocido periodista: “cuando era niño me sobresaltaba la disculpa católica ante la muerte de alguno (sic) valioso y joven… Dios ha querido tenerlo a su lado; lo ha llamado a su seno… era un Dios egoísta y hasta caprichoso al que no le importaba el inmenso dolor de los hombres con tal de tener a su diestra al que deseaba”. Luego, el artículo continuaba por otros derroteros.

No sé, pero intuyo en las clases intelectuales, en parte, una ignorancia caótica en lo católico, disfrazada, en muchos casos, en una retórica infantil y “desenfadada”. Quizá es lo que se lleva: una superficial y facilona manera de decir. Porque la cosa tiene sus   perendengues. En primer lugar, el olvido de algo que es tabú: el joven puede morir; el viejo ha de morir. La muerte. Segundo, esta vida es un suspiro. Sólo los poetas logran expresarlo: apenas nace la flor (de la vida) ya se marchita. Un soplo. Tercero, el dolor tiene un profundo significado humano: nos hace. Nos hace más comprensivos, solidarios, compasivos, personas con corazón, verdaderamente humanas. Cuarto, olvida el autor –o no lo sabe- que el Dios católico no es un cazador furtivo, apostado al acecho de un descuido, para darle el tiro de gracia a la presa, a escondidas. Es como un hortelano, que cuida, riega, abona, y sólo cosecha cuando el fruto está en sazón, con toda su fragancia y sabor. Quinto, si se quita la cruz, desaparece el cristianismo; pero a cambio, hay que sufrir el dolor sin sentido: un dolor por dolor incomprensible, absurdo, que inflige a su vez un mayor y más profundo dolor, al comprobar que nada de este mundo lo puede mitigar o abolir. Sexto, el Dios que muere en la Cruz es un Dios dador de vida: no un Dios de muertos. Séptimo, explicar a un niño la muerte de otro, sin que quede “marcado”, no es tarea fácil cuando hay que hacerlo: es preciso pasar por esa experiencia. Lo mejor es una explicación desde la fe (si se tiene, claro). Octavo, pretender que sea una “disculpa” algo que es esencia del cristianismo es una falacia: que hemos sido llamados a la existencia por Dios, que estamos aquí provisionalmente, y que esta vida conduce a la vida verdaderamente eterna: si quitamos esto, hemos despojado de esperanza al mundo. Noveno, no es Dios quien “disfruta” de tenernos en su seno, sino todo lo contrario; aunque no obste para que Dios, que es Padre, también “disfrute”. Décimo, a Dios le importa, y mucho, el dolor humano, tanto como para que Él mismo sufra la afrenta de una pasión y muerte en la cruz. Y undécimo, y último, si se usa un argumento, úsese racionalmente, no emotivamente: ésta es la falacia de un comunicador que pretende ser original, pero se queda en pedantería.

Pedro López

Grupo de Estudios de Actualidad


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