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ARGUMENTO: "Dios no prohíbe comer carne a los mormones"

Por Respuestasveganas @respuestasvegan
RESUMEN: ¿Quiénes son los mormones? ¿Qué dice la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sobre comer carne? ¿Qué ordena dios que coman los mormones? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.
En la sección 89 (versículos 10-17) del texto «Doctrina y Convenios» pone que a «dios» no le complace que los mormones coman carne, excepto «en tiempo de carestía y hambre extremada». Por lo tanto, los mormones que no viven en la carestía ni en una situación de hambre extrema no deberían comer carne, sino comer «hierba», fruta, frutos y granos, como indica «dios», es decir, seguir una alimentación sin productos de origen animal.
Palabras clave: Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mormones
1. Todas las religiones están rebatidas. La mayoría de las religiones intentan fundamentar las normas éticas en la supuesta existencia de un «ser sobrenatural». Teniendo en cuenta que todo lo existente es naturaleza y natural[1], vemos que nos encontramos frente a la definición de un absurdo: «un ser que no es», es decir, que no existe. Dicho supuesto «ser sobrenatural» no está demostrado empíricamente[2] y su supuesta existencia no puede ser demostrada racionalmente.[3] Además, incluso suponiendo la existencia de dicho «ser», el bien y el mal existen antes que él, y no tenemos el deber ético de obedecer a nadie.[4] Las normas éticas (deber ético) se originan en los intereses de los seres sintientes[5], no en la obediencia a «seres poderosos».
2. Algunas personas no saben quiénes son los mormones. La «Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días», originalmente llamada «La Iglesia de Jesucristo», fue fundada por el estadounidense Joseph Smith (1805-1844) el 6 de abril de 1830, en el oeste de Nueva York. Esta organización también se conoce como iglesia mormona (apodo derivado del «Libro de Mormón») o iglesia SUD, si bien dichos nombres no son autorizados por la organización y no recomiendan su uso.​ Sus miembros son usualmente llamados «mormones», si bien ellos prefieren autodenominarse «santos de los últimos días». Esta Iglesia actualmente posee más de 15 millones de miembros, el 46% de ellos en Estados Unidos y Canadá, y el 38% en América Latina. Sus libros sagrados distintos de la Biblia, así como algunas de sus doctrinas personales y prácticas, son objeto de duras críticas por parte de diversas denominaciones protestantes y católicas más cercanas al cristianismo tradicional e histórico.
ARGUMENTO: 3. Algunas personas dicen que «los mormones no tienen prohibido comer carne». Es habitual encontrarse con mormones que comen carne, incluso diariamente. Sin embargo, entre los documentos que la La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días considera parte de su doctrina se encuentra la «Doctrina y Convenios» que según los mormones «contiene revelaciones dadas a José Smith el Profeta con aditamentos de sus sucesores en la presidencia de la Iglesia», es decir, consideran este texto como «palabra de dios». En la Sección 89, (versículos 10-17) del texto «Doctrina y Convenios» pone que a «dios» no le complace que los mormones coman carne, pero pone unas excepciones: excepto «en temporadas de invierno, o de frío, o hambre» y líneas después endurece dicha restricción, limitando el consumo de carne a «tiempo de carestía y hambre extremada». Lo lógico es que los mormones obedezcan la norma más restrictiva: sólo comer carne «en tiempo de carestía y hambre extremada», pues en temporada de invierno y con frío no tiene por qué haber carestía y hambre extrema. Todo esto se refuerza porque «dios» dijo que no le complace que los mormones coman carne. Por lo tanto, los mormones que no viven en la carestía ni en una situación de hambre extrema no deberían comer carne, sino comer «hierba», fruta, frutos y granos, es decir, seguir una alimentación sin productos de origen animal.
Sección 89 de «Doctrina y Convenios» de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días:
10 Y además, de cierto os digo que Dios ha dispuesto toda hierba saludable para la constitución, naturaleza y uso del hombre:
11 Cada hierba en su sazón y cada fruta en su sazón; todas estas para usarse con prudencia y acción de gracias.
12 Sí, también la carne de las bestias y de las aves del cielo, yo, el Señor, he dispuesto para el uso del hombre, con acción de gracias; sin embargo, han de usarse limitadamente;
13 y a mí me complace que no se usen, sino en temporadas de invierno, o de frío, o hambre.
14 Se ha dispuesto todo grano para el uso del hombre y de las bestias, como sostén de vida; no solamente para el hombre, sino para las bestias del campo, las aves del cielo y todo animal silvestre que corre o se arrastra sobre la tierra;
15 y a estos Dios los ha hecho para el uso del hombre, solo en tiempo de carestía y hambre extremada.
16 Todo grano es bueno para alimentar al hombre, así como también el fruto de la vid; lo que produce fruto, ya sea dentro de la tierra, ya sea arriba de la tierra;
17 sin embargo, el trigo para el hombre, el maíz para el buey, la avena para el caballo, el centeno para las aves, los puercos y toda bestia del campo, y la cebada para todo animal útil y para bebidas moderadas, así como también otros granos.
Al fin y al cabo, el plan original del «dios» judeo-cristiano era un Paraíso vegano (Génesis 1:29-31). Lo que ocurrió después del Paraíso fue a causa de desobedecer a «dios».[6]
Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde». Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día. (Génesis 1:29-31)


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