Revista Ciencia

Argumento: 'Las células también tienen capacidad para sentir'

Por Respuestasveganas @respuestasvegan

PROLEGÓMENO: En esta entrada partimos aceptando que la principal característica moralmente relevante para considerar moralmente y respetar otros individuos es que tengan capacidad para sentir[1], no la especie a la que pertenecen[2], ni su capacidad de razonamiento[3], etc. A dicho posicionamiento ético se le conoce como sensocentrismo.
En esta entrada vamos a contestar a la pregunta: ¿las células sienten?

Podemos clasificar a las células en dos grandes grupos: las células procariotas y células eucariotas.
Las células procariotas comprenden las células de arqueas y bacterias. Se cree que las primeras formas de vida simples corresponden a bacterias de una sola célula que se formaron con la unión armónica de los aminoácidos y otros elementos que permiten absorber la energía solar y mantenerla capturada.
Las células eucariotas se dividen a su vez en células animales y células vegetales. También se incluyen los hongos y las protistas, que tienen propiedades características.
Las neuronas son un tipo de células del sistema nervioso cuya principal característica es la excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática; están especializadas en la recepción de estímulos y conducción del impulso nervioso (en forma de potencial de acción) entre ellas o con otros tipos celulares, como por ejemplo las fibras musculares de la placa motora.
Argumento: 'Las células también tienen capacidad para sentir'
Célula animal (Homo sapiens)

Algunas personas afirman que «las neuronas también sienten» por sí mismas, refiriéndose con «sentir» a «tener experiencias (dolor, placer, miedo, enfado, etc.)». Dicen que ello se debe a que cada neurona tiene actividad eléctrica intrínseca y específica. Por lo tanto, según estas personas, cada célula es un individuo con sus propios pensamientos y sentimientos. Dicen que llegan a estas conclusiones tras leer el libro El cerebro y el mito del yo, deRodolfo Llinás.
Y aún van más lejos. Estas personas no sólo afirman que cada neurona siente por sí misma, además, de ello deducen que como las neuronas son células, y como no hay razón para suponer que sean células especiales, entonces «cualquier célula siente por sí misma».
Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Éste iría como sigue:
(A1) "Sentir es una experiencia, no una simple reacción a estímulos".
(A2) "Las células nerviosas (neuronas) sienten".
(A3) Como (A2) es verdadero entonces "Cualquier célula siente".
RESPUESTA VEGANA:
Este argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:
(i) Si cada neurona piensa por sí misma entonces ¿cuál de ellas está escribiendo esto? Si cada célula nerviosa pensase por sí misma entonces los humanos estaríamos compuestos por millones de subjetividades diferentes, cada una con su propia personalidad, es decir, algo similar a lo que les ocurre a los siameses pero a lo bestia. En tal condición, el cuerpo humano, y el de cualquier otro animal, sería inoperante. ¿Qué neurona de todo mi cuerpo está defendiendo ahora el veganismo? ¿por qué escribe esa célula y no una célula que se oponga a él? ¿por qué siempre escribe la misma célula? No tiene ningún sentido.
1. Desde el punto de vista de la ciencia:
A continuación enumeraremos las opiniones de científicos sobre la cuestión de si las células piensan:
RODOLFO LLINÁS
El cerebro es lo que piensa
El cerebro, es según Llinás, un sistema cerrado, 'perforado' por los sentidos. En él se crean representaciones del exterior que permiten anteceder estados funcionales de respuesta.
Llinás defiende que es el cerebro lo que piensa gracias a una oscilación neuronal. A la pregunta ¿cómo puede ser el «yo» un estado funcional del cerebro?, realizada por la revista colombiana "Número", Llinás contesta lo siguiente[4]:
«El núcleo de mi tesis radica en el concepto de oscilación neuronal, como la de las cuerdas de una guitarra o de un piano cuando las pulsamos. Las neuronas tienen una actividad oscilatoria y eléctrica intrínseca, es decir, connatural a ellas, y generan una especie de danzas o frecuencias oscilatorias que llamaremos «estado funcional».
Por ejemplo, los pensamientos, las emociones, la conciencia de sí mismos o el «yo» son estados funcionales del cerebro. Como cigarras que suenan al unísono, varios grupos de neuronas, incluso distantes unas de otras, oscilan o danzan simultáneamente, creando una especie de resonancia. La simultaneidad de la actividad neuronal (es decir, la sincronía entre esta danza de grupos de neuronas) es la raíz neurobiológica de la cognición, o sea, de nuestra capacidad de conocer». Rodolfo Llinás
«El cerebro es una entidad muy diferente de las del resto del universo. Es una forma diferente de expresar todo. La actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás. Somos básicamente máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real». Rodolfo Llinás

Según Rodolfo Llinás, la función principal del cerebro es la capacidad de predecir los resultados de los movimientos con base en los sentidos, y esto ocurre de manera centralizada. A esa centralización de la predicción, que origina movimientos intencionales, Llinás la llama como el «sí mismo» de cada uno de nosotros. Por lo tanto, según Llinás, no hay un «sí mismo» en cada célula[4]:
"La historia evolutiva demostró que únicamente los animales capaces de moverse necesitan cerebro (por eso las plantas, quietas y arraigadas, aunque tan vivas como nosotros, no lo necesitan). Y que, en principio, la función principal de éste es la capacidad de predecir los resultados de sus movimientos con base en los sentidos. El movimiento inteligente se requiere para sobrevivir, procurarse alimento, refugio y evitar convertirse en el alimento de otros, pero como sería imposible sobrevivir si predijéramos con la cabeza y con la cola al mismo tiempo, se necesita centralizar la predicción en el cerebro. A esa centralización de la predicción la conocemos como el «sí mismo» de cada uno de nosotros". Rodolfo Llinás

En el capítulo 6, "El mito del yo", de su libro El cerebro y el mito del yo, Llinás explica que el «sí mismo» que se origina en los circuitos neuronales, entendido éste «sí mismo» como subjetividad y conciencia, tiene su base en una subjetividad primitiva existente en cada célula (Llinás, 2003):
"pienso que la conciencia, como sustrato de la subjetividad, no existe fuera del ámbito de la función del sistema nervioso o de su equivalente no biológico, si es que tal cosa existe.
Sabemos que todos los "animales" unicelulares son capaces de irritarse y de responder a estímulos externos con conductas organizadas dirigidas hacia una meta. Es difícil hacer caso omiso a que tal propiedad es probablemente el antepasado de la irritabilidad y motricidad de las células sensoriales y musculares, respectivamente. Lo anterior nos deja con la incómoda impresión de que la irritabilidad y la subjetividad (en un sentido muy primitivo) son propiedades pertenecientes a una sola célula. En tal caso, esta subjetividad primitiva sería la base de la conciencia y de la subjetividad, mostrada por el sistema nervioso como organización celular a medida que se van creando los conjuntos que conocemos como circuitos neuronales". Rodolfo Llinás

CONCLUSIÓN: Es absurdo decir que cada célula de nuestro cuerpo siente, entendiendo sentir, como tener experiencias, pues eso contradice la existencia de nuestra personalidad, que siente por sí misma. La ciencia, en nombre de Llinás, simplemente ha llegado a suponer una "subjetividad primitiva" a las células como base del «sí mismo» que se origina en los circuitos neuronales, entendido éste «sí mismo» como subjetividad y conciencia.



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