http://blog.pacma.es/2012/armados-y-peligrosos/
La caza, esa afición de salir a matar animales, cuenta hoy en día con unos 800.000 seguidores en nuestro país. Un número en descenso, aunque todavía muy elevado si tenemos en cuenta los millones de animales que mueren cada año por culpa de esta actividad.
No se libran de sus disparos conejos ni perdices, gamos, muflones, corzos, rebecos, jabalís, cabras montesas, lobos ni zorros, así como faisanes, palomas y patos entre otros. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en 2009 cayeron abatidos 19.669.318 animales, que se dice pronto.
Muchos de los animales son heridos y sufren una muerte lenta y agónica. Se dispara a familias enteras de animales, a madres e hijos, o a miembros de grupos que solían convivir juntos. No hace falta ser experto en etología para saber que los animales establecen con otros miembros de su grupo, relaciones que se ven truncadas cuando éstos mueren.
Paseando por el campo, podrás advertir donde hay cazadores por sus todoterreno 4×4 con remolques para perros y por el reguero de cartuchos de plástico que dejan allí por donde pasan.
Ellos, que se consideran protectores del medioambiente, son irónicamente los principales causantes del plumbismo, un mal que contamina acuíferos, ríos y envenena a las aves que ingieren los perdigones de plomo. En este interesante informe de Equanimal se estima que los cazadores liberan al medio en España unas 6.000 toneladas de plomo en forma de 50.000 millones de perdigones.
La falta de ética y respeto hacia los intereses de los animales alcanza también a los perros que son utilizados para la caza. Las denominadas rehalas, son grupos de perros que pasan la mayor parte de sus vidas encerrados en jaulas. El fin para estos animales llegará de forma monstruosa cuando dejen de ser útiles: serán abandonados, tiroteados o ahorcados . Para vergüenza de los aficionados a la caza, la Unión Europea ha pedido recientemente explicaciones a España por el maltrato que sufren los galgos.
No hay excusas para la caza desde el punto de vista ético. Considerando los derechos e intereses de los animales, se han de estudiar y proponer medidas alternativas no cruentas para el control poblacional de animales, si ello resultara necesario.
Este mundo necesita muchos cambios, uno de ellos, permitidme ser utópica, es el fin de la caza.
Silvia Barquero