Todos sabemos de la gran variedad de barrios y de estilos que forman la ciudad de Barcelona; además de sus innumerables bares, pubs y demás locales de los que siempre se puede hacer un alto para “repostar” combustible con una agraciada cervecita o un vermut casero bien servido.
Pues bien, hoy me gustaría presentaros uno de mis rincones más entrañables y de obligado paso para todo aquel que quiera tomar algo y retroceder unos cuantos años en el tiempo.
La bodega Celler d’en Frank Petersen, o más bien como se la conoce “La Bodega” de las maquinas de coser. Esta pequeña bodega situada en el Carrer del Bisbe Laguarda en el barrio del Raval, conservada tal y como debió de haber sido hace cincuenta años, sirven tapas de toda la vida a precios normales: conservas, bocadillos, platos de queso, fuet, jamón, pan con tomate, etc.
De su decoración destacar sus mesas, las cuales son antiguas máquinas de coser Singer muy bien conservadas; otro elemento antiguo que llama la atención es su nevera con puertas de madera; además de sus barricas de vino, innumerables botellas de todos los tipos, antiguos sifones y carteles de chapa de hace varios años.
Por último y no por ello menos importante, destacar la figura del entrañable y simpático dueño de esta bodega; Armando. Este hombre siempre te dará la bienvenida por muy agetreado que esté y como él me contó una vez, es originario de una isla guineana donde el 80% de la población son mujeres. En definitiva, un lugar al que os invito a ir para picar algo y tomar un buen vermut casero; además de intentar entablar conversación con el dicharachero Armando; gracias a el cual podréis aprender muchas cosas curiosas sobre el origen de todo lo que conforma La Bodega,