
Realizado hacia 1697
Óleo sobre lienzo de 221 x 124 cm
No expuesto
Ubaldo y Carlo lograron penetrar en el palacio encantado de Armida, donde se encontraba ella con Reinaldo, entregados a sus juegos amatorios. Reinaldo, apoyado sobre la joven, contempla su rostro reflejado en un espejo. Dos figuras asoman en el bosque para urgirle a que abandone su retiro amoroso y regresar al combate.
FUENTE: Museo de El Prado (Madrid)
Ramón Martín
