Es lo que han creado Virginia Melnyk y Tiffany Dahlen, egresadas de la escuela de diseño de la Universidad de Pensilvania: una manera de repensar la experiencia de los bares y clubs nocturnos. Trabajando muy de cerca con el profesor Ali Rahim, intentaron materializar y visualizar sensaciones. Basándose sobre todo en lo sensorial de lo dulce, el club se ubica en Tokyo, entre el juvenil barrio de Harajuku y el de haute-couture de Omotesando. Entre bares de sake, un restaurante de sushi, un club, un lugar de música lounge y un espacio VIP, el lugar se va transformando espacio con espacio para provocar diversas sensaciones. Mitad orquídeas de O’Keeffe y mitad Willy Wonka and the Chocolate factory, el lugar cuenta con mobiliario que evoca paisajes salidos de una película retro mirando hacia el futuro (algo así muy Kubrickiano).
Muy arquitectura de revista, es verdad, pero interesante en el sentido del esfuerzo hacia las posibilidades aún presentes en los límites de la arquitectura. A mi, por lo menos, si me ha dejado salivando.
fuente: architizer