Hoy 1 de Noviembre, Día de todos los Santos, el estudio de arquitectura A-cero, dirigido por Joaquín Torres y Rafael Llamazares, quiere recordar uno de sus primeros y más especiales trabajos: un panteón familiar situado en Madrid.
CROQUIS
SECCIONES
ALZADOS
PLANTA
Basando en las perfectas y armónicas proporciones del rectángulo, se crea una pieza ascendente de líneas puras, conservando la proporción áurea.
En una superficie de 10 m2 se desarrolla un hito funerario, procurando un lugar de recogimiento y oración, con capacidad para 18 sepulturas.
IMÁGENES
Sensibilidad, armonía, sencillez y un profundo respeto inspiran este singular proyecto que os mostramos.
Como en Proilea (una de las más hermosas construcciones antiguas que se pueden observar en la ciudad de Atenas), una imponente puerta originaria China (del siglo XVI) es el punto de entrada del monumento funerario. Los sólidos materiales que lo construyen parecen crear un umbral ente lo mundano y lo divino, al tiempo que protegen la privacidad del interior.
Antes de entrar en el mausoleo, la atención se desvía hacia unos discretos elementos para sustentar flores.
En el interior se conserva la sobriedad presente en todo el edificio. En él, una espléndida cruz se abre en la pared mediante dos aberturas perpendiculares terminadas en laminas de acero que permiten el paso de la luz. Buscando la máxima luminosidad, todo el interior se ha revestido de mármol “Macael”, cuya blancura acentúa y hace resplandecer la luz dentro del sepulcro.
En definitiva, un trabajo en el que se ha buscado aunar presente y futuro en un equilibrio perfecto, recurriendo a la historia clásica y a la escultura para crear una arquitectura con un lenguaje eterno.
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