Revista Música
Os vengo contando desde hace unas semanas que uno de los discos que más me están gustando de este 2010 es el de Álex Ferreira. El del dominicano era un álbum en el que había puesto muchas expectativas, y ahora, cuando ya he podido saborearlo y manosearlo cuanto quería, puedo asegurar sin miedo a equivocarme que es el discazo que Álex venía prometiendo desde hace tiempo. No me cansaré de repetir lo acertada que me parece la producción de todos y cada uno de los temas de Un Domingo Cualquiera, canciones geniales que han quedado relucientes a más no poder. Con este álbum me ha pasado lo que me sucede muy a menudo, y es que han tenido que pasar los días y muchas escuchas para acabar apreciando las joyas que en un principio pasaron más o menos desapercibidas. Y es que soy un tipo fácil, y en las primeras escuchas de los discos siempre me enamoro perdidamente de los estribillos y las melodías, dejando un poco de lado los cortes que precisan de más atención y reposo. Cuando Un Domingo Cualquiera cayó en mis manos, mi vista se fue directa a Sonrisa Valiente, En una nube, Rómpase en caso de incendio o Bienvenida la velocidad I, pero a medida que ha ido madurando, una canción ha ido creciendo hasta hacerse gigante, Arraigo. No es que no me gustara al principio, si no que no me había dado cuenta de lo jodidamente buena que es hasta que la he abierto en canal y le he visto las tripas... Sin más preámbulos, Arraigo, del señor Álex Ferreira.