Arriba y abajo

Ciutadella (Foto: Samuel Rodríguez. Periodismo Humano)

Arriba y abajo. Dos mundos, dos espacios, dos tiempos, tan distantes pero tan cercanos entre sí, sólo separados por una verja cerrada con un candado. Arriba, apenas tres figuras negras, solas, piernas abiertas, posición de alerta. Son policías: no hablan, no dialogan, separados entre ellos y a una distancia prudencial de esa frontera de hierro, cerrada con candados, rejas que son cárceles para unos y jaulas de oro para otros. Custodian un furgón, pero saben que no serán suficientes si la multitud decide saltar la verja. Están preparados para pedir refuerzos, pero nada más. No han sido programados. Aunque puede que haya más policías hacinados en el interior del furgón, recibiendo consignas, programándose.
Abajo, color, proclamas, multitud, indignación, diálogo, ideas. Internet ha conseguido convertir la materia virtual en real y de ahí, vuelta a la red a reflexionar y luego tomar la calle y de nuevo a tomar aire, aspirar, inspirar… Así es la protesta de la generación más culta y mejor educada de la historia.
Y todo bajo la mirada de piedra de la Agricultura y la Marina, obras de Venanci Vallmitjana, que flanquean la entrada por el paseo Colón a la Ciutadella, donde se encuentra el Parlament de Catalunya. Junto a la Industria y el Comercio, representan las ideas de progresismo de la década los 80 del siglo XIX. “Aturem el Parlament (Paremos el Parlament), progreso frente a recortes que nos retrotraen a la era industrial. Si no fuera por la frondosidad de los árboles, que delata que algo está pasando, arriba bien podría ser invierno, un invierno que ha colocado unas ridículas vallas para frenar esos árboles en la retaguardia y el estallido de color, primavera de flores que brotan de pura indignación en la mitad inferior, una primavera que, inexorable, seguirá a ese invierno desierto de siluetas negras.