Arrugadas, irregulares, poco agraciadas. Estas cookies de chocolate blanco y nueces compensan su apariencia con un sabor irresistible y un caracteristico toque, crujientes por fuera y blandas por dentro.
Me encantan las cookies y no me refiero a estos archivitos que van grabando información sobre las páginas web que visitas… cookies, esas galletitas americanas con trozos de chocolate que hoy abundan en nuestros supermercados… ummmm podría comerlas todo el día. Las hago y desaparecen. Con esta receta salen 12 megagalletas y de una sola sentada, cayeron 8 (¡2 por cabeza!).
Las cookies, así tal cual, al estilo americano, se las debemos a Ruth Wakefield. La historia dice que esta dietista estaba preparando una masa de galletas cuando se dio cuenta de que se había quedado sin chocolate para añadirle. Así que lo sustituyó por trozos de chocolate Nestlé pensando que se fundirían con el calor y se absorbería en la masa. Su sorpresa fue, al sacar la bandeja del horno, que aquellos trozos de chocolate podían distinguirse perfectamente entre la masa horneada. Las llamó, en honor al hotel del que era dueña, “Toll house Crunch Cookies“. Se hicieron muy populares y llegaron a aparecer en el periódico de Boston. Su verdadera fama, sin embargo, se la proporcionó el acuerdo al que llegó con Nestlé. Éste difundiría la receta de Wakefield en sus tabletas de chocolate y ella recibiría abastecimiento vitalicio de su chocolate. ¿Buen trato no?
La receta de hoy es muy sencilla de hacer y, cómo notarás, sólo lleva 100 g. de azúcar en total. El chocolate blanco ya se encarga de endulzarlas de por sí. No son nada empalagosas. ¡Peligro, puedes comerte todas de una sentada!
Ingredientes
- 120 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 1 huevo grande
- 1 chorrito de leche (aprox. 15 ml)
- 50 gr. de azúcar glass
- 50 g. de azúcar de caña
- 175 g. de harina
- 1/2 sobre de levadura
- 1/2 cucharita de bicarbonato de sodio
- Un pellizco de sal
- Una cucharadita de extracto de vainilla
- 75 g. de chocolate blanco sin azúcares TORRAS, en trozos
- 50 g. nueces partidas en trozos no muy pequeños
Precalienta el horno a 190º por arriba y por abajo, mientras preparas la masa.
Bate la mantequilla con el huevo y añade la leche, la vainilla y el azúcar glass. Si lo haces con un procesador de alimentos te facilitará el trabajo.
En THMX, un minuto y medio a vel. 3. Añade el azúcar morena, la harina (previamente mezclada con la levadura y el bicarbonato) otro minuto más.
Añade a la mezcla anterior las gotas de chocolate blanco. A mi me gusta trocear la tableta entera con un cuchillo. Lo único malo del color de este tipo de chocolate es que no se distingue cuando se hornea y casi no se diferencia a simple vista, pero ¡claro! se nota en el sabor, que es lo que cuenta.
Por último, añade las nueces, un poco a tu gusto. Puede ser avellanas o cualquier otro fruto seco de tu preferencia.
Para servir las porciones, basta con hacer uso del unas pinzas/cuchara/sacabolas de helado. Así todas las porciones son de un tamaño aproximado.
Cólocalas sobre papel encerado en la bandeja, del modo que te muestro más abajo y más o menos con esta misma separación, ya que la masa se extenderá cuando empieza a calentarse y así evitarás que se toquen.
Baja la temperatura del horno a 170º y hornea durante unos 15-20 minutos, depende del horno. Tienen que tomar un color doradito para saber que ya están hechas.
Cuando las tengas listas, sácalas del horno con cuidado y ponlas sobre una rejilla para que se enfríen y endurezcan un poquito por fuera, consiguiendo ese contraste de crujiente por fuera y suavecito por dentro que las hacen tan características.
TRUCO: Si lo que quieres es tener un remanente de cookies listas para hornear… guarda la mitad o haz el doble de masa y congela las porciones tal cual están en la bandeja. Cuando estén duras, despega del papel y metelas a una bolsa de congelación. El día que quieras unas cookies hechas, cólocalas sobre la bandeja y hornea, tardarán un poquito más en hacerse porque están frías pero con el mismo sabor y textura.
¡Qué las disfrutes!
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